Internacionales
23/9/2022
Irán: movilizaciones, represión y crisis económica
Las protestas tras la muerte de Masha Amini y el cuadro político
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Masha Amini, de 22 años, murió bajo custodia policial
Las manifestaciones en Irán tras la muerte de la joven Masha Amini cumplieron una semana este viernes 23. La mujer de origen kurdo había sido detenida por la Policía de la Moral el martes 13 en Teherán por llevar mal puesto el velo islámico y falleció luego bajo su custodia. Las autoridades afirman que murió de un ataque al corazón, pero la familia descree de esa versión y asegura que fue asesinada a golpes por las fuerzas de seguridad.
Las movilizaciones se concentran en la región kurda de Irán, el Rojihilat, que abarca alrededor del 10% de la población y unos 120 mil kilómetros cuadrados. Pero también se extendieron a la capital, Teherán, y otras decenas de ciudades. En algunas de estas concentraciones, las mujeres quemaron sus velos y reclamaron la disolución del nefasto cuerpo de “moralidad” del Estado.
Hasta el momento, la represión ha dejado al menos 17 muertos, cifra que la ONG opositora Iran Human Rights eleva a 31. También ha habido enfrentamientos que dejaron fallecidos entre las fuerzas de seguridad y grupos paraestatales.
Las repercusiones del caso obligaron al presidente iraní, Ebrahim Raisi, a referirse al caso en su discurso ante la asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York. Aunque dice haberse comunicado con la familia y promete que se investigará el caso, los allegados a la joven denuncian un operativo de encubrimiento e impunidad en marcha.
La Casa Blanca anunció sanciones contra la Policía de la Moral iraní. Washington actúa con gran hipocresía, ya que mantiene paralelamente una alianza con Arabia Saudita, que oprime a las mujeres en los mismos términos que la teocracia persa. A la vez, en los propios Estados Unidos se desenvuelve una ofensiva conservadora contra los derechos de las mujeres y diversidades, comandada nada menos que por la Corte Suprema de justicia.
En perspectiva
Es importante tener presente el contexto de las actuales manifestaciones, caracterizado por un creciente malestar popular. El pueblo kurdo se encuentra diseminado en cuatro Estados diferentes (Turquía, Siria, Irak e Irán) y sufre la opresión de sus gobiernos. La comunidad kurda denuncia un incremento de las ejecuciones y los encarcelamientos en el último año en el Rojihilat.
Al mismo tiempo, la combinación del bloqueo económico del imperialismo y la agudización de la crisis económica, como fruto de la guerra en el este europeo, ha agravado la situación de las masas. A mediados de este año, el gobierno anunció aumentos astronómicos en el aceite de cocina y el pan, producto que está parcialmente subsidiado. Teherán importa de la zona en conflicto la mitad del trigo que se consume en el país.
🇮🇷 Protestas tras la muerte de Masha Amini y el cuadro político. Manifestantes voltean un patrullerohttps://t.co/v8mM3CoAcM pic.twitter.com/rVM6nFXsCw
— Prensa Obrera (@prensaobrera) September 23, 2022
Esto puso presión a una inflación que ronda el 50% anual, en un país donde se estima que la mitad de la población vive en la pobreza, y desató protestas en distintos puntos del país. También hubo algunos paros en demanda de una recomposición salarial, por ejemplo entre los choferes de la capital. Ya en 2019, el aumento en los combustibles había detonado una rebelión popular, sofocada por medio de una represión que dejó más de cien muertos.
En el plano político, la ruptura del acuerdo nuclear por parte de Estados Unidos en 2018 terminó por reforzar al ala más conservadora del régimen. Raisi, quien asumió a mediados de 2021, desplazó al “moderado” Hassan Rohaní, desgastado también por la propia crisis económica. El actual mandatario ganó las últimas elecciones y cuenta con el beneplácito del ayatollah Ali Jameneí, si bien se trató de comicios fuertemente regimentados y la abstención (superior al 50%) fue la más alta desde la revolución de 1979 -en parte, debido a la pandemia.
Irán ha tratado de contrarrestar el impacto de las sanciones económicas imperialistas por medio de un mayor acercamiento a China y Rusia. Teherán vende drones a Moscú y la inteligencia norteamericana sospecha que se están usando en la guerra contra Ucrania. En julio, el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, protagonizó una importante visita de Estado al país asiático.
Esto no ha impedido, de todas maneras, que continúen las negociaciones a varias bandas para el restablecimiento del acuerdo nuclear. Para las compañías occidentales, Irán es una fuente potencial de grandes negocios. Además, un mayor bombeo de petróleo por parte de Teherán ayudaría a paliar la demanda mundial de crudo en un escenario de crisis energética global.
Teherán reclama que la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) cierre un informe que la perjudica y demanda también una cláusula para que futuros presidentes norteamericanos no puedan romper el tratado como hizo Donald Trump en 2018, algo que el actual presidente Joe Biden dice que no está en condiciones de cumplir. Del lado occidental, se pone en la mesa de discusión no solo la restricción del plan atómico sino también el programa misilístico y el apoyo de Irán a organizaciones como Hezbollah. La pulseada entre las partes está en pleno desarrollo.
Las movilizaciones en curso evidencian un malestar genuino de las mujeres y franjas populares con el régimen represivo y oscurantista de Irán. Es clave que emerja la poderosa clase trabajadora iraní con sus propios reclamos. El desarrollo de una fuerza política independiente del imperialismo y la burguesía islámica es la gran tarea planteada.
https://prensaobrera.com/internacionales/entre-la-recesion-la-inflacion-y-la-conflictividad-laboral