Israel oficializa el plan para ocupar y vaciar la capital de Gaza

Un millón de personas en peligro

Imágenes de la capital de Gaza

Por boca del ministro de Defensa, Israel Katz, el gobierno israelí confirmó este miércoles 20 la aprobación de un plan militar para ocupar la ciudad de Gaza -donde vive un millón de personas- y desplazar masivamente su población hacia el sur. Como parte de la ofensiva, se alistará a 60 mil reservistas a comienzos de septiembre.

Se trata solo de una oficialización, porque, en rigor, las operaciones ya están en marcha desde hace más de una semana, a través de bombardeos, demoliciones de edificios y expulsión de decenas de miles de personas de algunos barrios.

La invasión de la capital gazatí es una pieza fundamental del plan de ocupación total del territorio costero, aprobado por el gabinete israelí a comienzos de agosto, a instancias del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Es presentado como una suerte de ofensiva final para aplastar a la resistencia palestina, y ha ido acompañado de nuevos llamados del primer ministro a una expulsión de los palestinos fuera del enclave.

Paralelamente, continúa el férreo bloqueo que condena al hambre a la población. Bajo presión por las denuncias de más de 200 muertes por inanición, Israel permitió el ingreso de unos 800 camiones con ayuda humanitaria entre fines de julio y los primeros días de agosto (El País, 6/8), cuando esa cifra es solo lo que se necesitaría casi diariamente para impedir que avance la hambruna. Las masacres en los centros de reparto de la Fundación respaldada por Israel y Estados Unidos prosiguen, y el lanzamiento de alimentos por parte de la fuerza aérea israelí se transformó en una nueva calamidad. “Esto es una humillación desde el aire, no un lanzamiento aéreo de ayuda. El paquete contiene unas doce cajas y más de mil personas se agolpan a su alrededor. Las personas se empujan y se aplastan entre sí en torno a ese paquete, que ni siquiera alcanza para una sola familia. La gente se pelea. Cada paquete desata alrededor de diez peleas y hay gente que está muriendo. Por aquí se oyen disparos. Por allá encuentras a alguien muerto debajo del paquete. No podemos soportarlo más”, dijo Amin Abu Mughsib, un poblador presente en uno de esos funestos lanzamientos (Democracy Now, 19/8).

Disensiones

El plan de ocupación total genera disensiones dentro de Israel. El jefe del ejército, Eyal Samir, advirtió inicialmente que el plan podía poner en peligro la vida de los rehenes y arrastrar a Israel a un “hoyo negro”, aunque se terminó amoldando a la ofensiva de Netanyahu. Varios ex directivos de inteligencia, por su parte, criticaron la conducción militar de la ofensiva en un video público. No se pone en cuestionamiento, en ningún caso, la ofensiva contra el pueblo palestino, ni se denuncia el genocidio, pero despierta inquietud, en cambio, el riesgo de un empantanamiento en el terreno.

En el caso de los familiares de los rehenes, impulsaron una jornada de paro, movilizaciones y bloqueos este domingo (primer día laboral de la semana en Israel) en demanda de algún tipo de acuerdo con Hamas que permita la liberación de los cautivos. Aunque la Histadrut (central sindical) prefirió no plegarse, algunas compañías tecnológicas (como Meta y Microsoft) dieron permiso a sus trabajadores para movilizarse, y las universidades de Tel Aviv, Haifa y Ben-Gurión alentaron la participación de profesores y estudiantes. Algunos municipios ofrecieron transporte gratuito hacia los puntos de concentración. Según los convocantes, medio millón de personas se reunieron en Tel Aviv, y algunos medios hablan de un millón de personas en todo el país. Yair Lapid, uno de los principales referentes de la oposición, criticó el plan de Netanyahu y apoyó la jornada.

Pocas horas después, trascendía en los medios que Hamas había aceptado una propuesta de cese al fuego temporal presentada por Qatar y Egipto, dos Estados mediadores. El contenido de esta propuesta, que algunos dicen que se parece mucho a una que a fines de mayo había promovido el enviado de Trump, Steve Witkoff, no es del todo claro. Solo se conocen algunos datos brindados a los medios por fuentes anónimas. Se trataría de un cese al fuego por 60 días que incluye un intercambio de rehenes por prisioneros palestinos (en dos fases), el ingreso de ayuda humanitaria y el inicio de conversaciones para un fin del conflicto, sin que quede claro qué pasaría, mientras tanto, con las tropas israelíes que están invadiendo el territorio.

El gobierno de Netanyahu no se pronunció sobre la propuesta, pero sigue adelante con el plan de ocupación y viene de enunciar estas condiciones para un fin de los ataques: liberación de todos los rehenes de una sola vez, desarme de Hamas, control militar israelí de las inmediaciones del territorio costero y un gobierno sin Hamas ni la Autoridad Palestina. Esto no es una propuesta de acuerdo, sino un reclamo de rendición total.

En el arco político israelí, el plan de cese al fuego aceptado por Hamas también abrió aguas: el dirigente del Partido Sionista Religioso, Bezalel Smotrich, advirtió que podría retirarse del gobierno si Netanyahu le da su aval. En cambio, Benny Gantz (Azul y Blanco) mostró su disposición a reintegrarse si el mandatario da ese paso. Como mínimo, entonces, la adopción del plan de cese al fuego exigiría una reconfiguración de la coalición oficial, que viene muy gastada por la crisis con los partidos ultraortodoxos. Tampoco Trump hizo declaraciones públicas sobre el anuncio de Hamas, aunque se había mostrado a favor del plan de ocupación total.

Mientras el plan genocida en Gaza sigue su curso, el gobierno israelí anunció un plan de construcción de 3.400 nuevas viviendas en Cisjordania (barrio E1). Este salto en la colonización desautoriza el planteo de una salida de dos Estados, que es promovida por las burguesías árabes y algunos Estados europeos.

La movilización popular

El 31 de agosto zarpará una nueva flotilla global a Gaza (Sumud) con activistas de 44 países, con el propósito de quebrar el bloqueo israelí. Se preparan movilizaciones en todo el mundo, incluyendo a Buenos Aires, en coincidencia con el viaje.

La invitación del gobierno de Milei a Netanyahu para que visite el país –viaje que, según el embajador israelí, se encuentra supeditado a la evolución de la ofensiva sobre Gaza- redobla la importancia de movilizarnos y llevar la lucha contra el genocidio a los sindicatos, centros de estudiantes y todas las organizaciones populares.  

No al genocidio. Fuera las tropas israelíes de Palestina, Siria y Líbano. No a la visita de Netanyahu. Ruptura de relaciones con Israel.

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