Italia: extraordinaria jornada de lucha en apoyo al pueblo palestino

Cientos de miles de manifestantes en más de 80 ciudades, desde Turín hasta Palermo. Texto de la Tendencia Internacionalista Revolucionaria (TIR).

La movilización en Roma

El siguiente artículo fue publicado originalmente en italiano en el portal Il Pungolorosso, de la Tendencia Internacionalista Revolucionaria (TIR).

Un gran día de lucha. Ahora hay que seguir adelante: ¡hasta romper materialmente los lazos entre Italia e Israel y expulsar al gobierno de Meloni!

¡Por fin!

Ayer [lunes 22], el movimiento de solidaridad con Palestina dio un verdadero salto cuantitativo y cualitativo. Cientos de miles de manifestantes en más de 80 ciudades, desde Turín hasta Palermo, desde Marghera hasta Nápoles, pasando por la marea de Roma. Manifestaciones muy numerosas, a veces imponentes, vivas, combativas, que bloquearon puertos (Génova, Marghera, Livorno, Salerno), estaciones de tren, autopistas, de circunvalación, desafiando y pisoteando las prohibiciones de la ley-porra Meloni-Mattarella [primer ministro y presidente de Italia, respectivamente] que pretendía (y pretende) acabar con ellos, y oponiéndose por adelantado a la aprobación del proyecto de ley 1004, que pretende equiparar el antisionismo con el antisemitismo y, de este modo, añadir una nueva pieza al arsenal represivo del que ya dispone el gobierno.

La jornada de huelga general "bloqueemos todo" convocada por la USB [Unión Sindical de Base], y luego asumida por gran parte del sindicalismo de base, tuvo un impacto enormemente superior al previsto y, sin duda, a la huelga (al final del turno) convocada por la CGIL el viernes 19. La huelga tuvo mucho éxito, sobre todo en las escuelas y en el transporte local. Pero lo más destacado es la masiva participación en las manifestaciones ciudadanas y en los bloqueos de los accesos al puerto de decenas de miles de jóvenes, muy jóvenes, muchos de ellos por primera vez en una manifestación, y de mucha «gente común», no organizada, trabajadores y trabajadoras de los más diversos sectores, sin partido y sin sindicato. O con algún carné de partido o sindicato en el bolsillo, pero que no estaban allí por indicación de su organización.

Lo que movió a estas masas —por primera vez desde el 7 de octubre de hace dos años— fue, ante todo, la necesidad de gritar "¡Alto al genocidio!" contra la despiadada y ostentosa ferocidad con la que el gobierno de Netanyahu y el ejército sionista están masacrando a la población de Gaza y cualquier signo de vida y de futuro en la Franja. Una necesidad sana, profundamente humana, que puede ser el motor de una movilización no ocasional, capaz de ir más allá, mucho más allá, de la solidaridad con los palestinos como víctimas.

¿Una movilización "por la paz", de impronta pacifista? No, porque el alineamiento con el pueblo palestino y con la Palestina libre desde el río hasta el mar ha sido muy claro. El fin del genocidio hoy sería una derrota aplastante para Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. Y aunque para muchos de los que gritaban este eslogan no está nada claro, la liberación del pueblo palestino exige la destrucción total de la maquinaria de exterminio sionista. Hacer explícito este vínculo, reivindicar abiertamente la destrucción del Estado sionista, acabar con la ilusión de que el fin del genocidio y de la ocupación colonial son alcanzables sin la resistencia inquebrantable de las masas palestinas (¡nada de «terrorismo»!) son otras tantas batallas esenciales que hay que librar dentro del movimiento de masas que finalmente ha florecido. En cualquier caso, la deslegitimación del Estado colonial, racista y supremacista de Israel salió muy reforzada de la jornada de ayer. Y no es casualidad que Schlein, Conte, los gemelos de AVS [Alianza Verdi e Sinistra] que se horrorizaron ante el 5 de octubre de hace un año, y otros sinvergüenzas similares se mantuvieran bien alejados de las manifestaciones.

En las numerosas plazas en las que estuvimos presentes, los contenidos radicales que llevamos, en primer lugar la solidaridad incondicional con la resistencia palestina y el ataque frontal al gobierno de Meloni, a la industria bélica italiana, al Estado italiano como cómplice total del genocidio, no quedaron aislados. Los hemos oído repetir a menudo, y con una rabia que no se veía en las plazas desde hacía tiempo.

El indigno alboroto de los representantes del gobierno y de la prensa patronal en torno a los enfrentamientos ocurridos en Milán para entrar en la estación central, blindada y protegida por cientos de policías, solo muestra hasta qué punto ha llegado la ira de las instituciones del capital ante el gran éxito de la jornada de lucha de ayer. Y es, quizás, la reacción igualmente colérica ante el hecho de que los jóvenes que intentaron forzar el bloqueo contaban con el apoyo de gran parte de los manifestantes, o al menos gozaban de su simpatía. La necesidad de "acciones concretas", como la ocupación de una estación para llamar la atención sobre Palestina y su liberación, y la urgencia de medidas que afecten al Estado y al ejército sionistas, es ya apremiante en ciertos sectores. Que quede claro: en Milán fue sin duda la policía la que buscó el enfrentamiento provocando el cierre de la estación para afirmar su prepotencia y poder desatar la campaña mediática contra los "alborotadores". Pero al hacerlo, ayudó a miles de jóvenes a comprender mejor la naturaleza represiva e imperialista del Estado, el gobierno y los brazos armados.

Con la repetición infinita de las maldiciones contra "los terroristas de Hamás, los terroristas de Hamás", querían borrar Palestina, pero lo que han conseguido es que Palestina entre como emblema de lucha y resistencia en el corazón de millones y millones de personas. Querían borrar Palestina de la faz de Oriente Medio, y la han hecho expandirse, expandirse, expandirse hasta convertirla en el mundo. Y el mundo, el mundo de las masas oprimidas y explotadas, sabe cada día más de qué lado estar...

La dinámica inesperada que ha llevado al nacimiento de un movimiento internacional de solidaridad con el pueblo palestino, que finalmente ha llegado también a Italia con una nueva fuerza, conlleva un riesgo, aún mayor para los poderes constituidos: que en la lucha junto a los palestinos se llegue a comprender que la guerra de exterminio que se está llevando a cabo en Gaza a manos de los sionistas occidentales es solo la punta del iceberg de una carrera armamentística, de una economía de guerra y de una guerra global que conduciría a una Gaza generalizada, y que, por lo tanto, hay que oponerse de inmediato, con determinación, cueste lo que cueste, a este proceso para detenerlo.

Nosotros, los internacionalistas obstinados, que en estos dos años hemos promovido una miríada de iniciativas y hemos participado en primera línea, como organizadores, en las cuatro huelgas convocadas por el SI Cobas (casi en solitario), esperábamos este giro en el movimiento de solidaridad con Palestina. Y ahora que se ha producido, miramos hacia adelante.

El 22 de septiembre debe ser el comienzo de una ampliación e intensificación de la lucha, sobre todo en dirección al proletariado industrial, que hasta ahora se ha retrasado considerablemente en asumir las tareas que nadie más puede realizar en su lugar: el bloqueo total de la producción y la logística de guerra que alimenta desde aquí el genocidio. Porque es aquí donde comienza el genocidio con el suministro de armas, soldados (al menos 1000 italianos reclutados), mercancías, información, acciones diplomáticas y cobertura mediática. Y es aquí, contra el gobierno de Meloni, donde debemos romperlo.

Por muy grande que haya sido la jornada de movilización de ayer, de hecho, no tendría sentido ocultar que, frente a un daño simbólico relevante, la cadena de suministros para la máquina de muerte sionista sigue funcionando bien. Y para romperla es necesario dar un paso más, de manera unitaria, impulsados por el 22 de septiembre. La próxima cita es el 3 y 4 de octubre. Con la huelga convocada por el SI Cobas, que esperamos se convierta en una huelga de todo el sindicalismo de base y, ¿por qué no?, de sectores de los trabajadores de la CGIL, sobre todo en los puertos, debemos imponer el fin de los suministros de armas a Israel y la rescisión del acuerdo general de cooperación bélica (ley 94/2005), lanzar el boicot total de los productos israelíes. Para el movimiento de solidaridad con Palestina es indispensable la contribución de la clase obrera, de toda la clase obrera, y debemos trabajar en esta dirección.

En la manifestación convocada el 4 de octubre en Roma por las organizaciones palestinas, que el gobierno no ha tenido la fuerza de prohibir, debemos canalizar las energías que se han desatado contra el gobierno de Meloni, gobierno de los colonos, de total complicidad con el genocidio sionista; el gobierno de los patrones, el gobierno policial; el gobierno antiobrero de la carrera hacia la guerra contra Rusia y en los Balcanes, el gobierno premiado por las agencias internacionales de los usureros. Este gobierno debe caer bajo la presión de las plazas, ya que no es en el Parlamento donde podrá caer junto con su política belicista y filosionista.

El 22 de septiembre fue la derrota de los partidarios del "todo es inútil", la derrota del eje patronal-gubernamental que quería confinarnos a la irrelevancia. Ahora debemos continuar con una convicción reforzada, conscientes de que el deseo de unidad expresado de manera generalizada en las calles ayer no choca con la necesidad de preservar plenamente la autonomía y la independencia del movimiento por Palestina de los partidos institucionales y de las campañas electorales , en primer lugar el PD [Partido Democrático, de centroizquierda] y AVS, que durante dos años se han mantenido al margen e incluso han negado el genocidio sionista, y que ahora piensan que pueden utilizar este movimiento solo para conseguir algunos votos.

El 3 de octubre, que haya una huelga general aún más amplia y fuerte que la de ayer, ¡sin cálculos mezquinos! ¡Bloqueemos de nuevo, bloqueemos de verdad, bloqueemos todo!

El 4 de octubre, todos a Roma, también para pedir con fuerza masiva la liberación de Anan, Tarek y todos los detenidos ayer.

¡Al lado de la resistencia del pueblo palestino!

¡Palestina vencerá!

¡Por un frente de clase internacional e internacionalista contra las guerras del capital!

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