Tal como analizáramos en la nota publicada el 23 de noviembre, el viernes 29 más del 70% de los trabajadores pararon masivamente  en Italia. Convocado por dos de las centrales obreras más grandes y tradicionales, la CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo) y la UIL (Unión Italiana del Trabajo) y los sindicatos de base (SI Cobas, etc.), más de 500 mil trabajadores marcharon y participaron en más de cuarenta actos en diferentes ciudades italianas. La tercera central, la CISL (Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores, de tendencia democristiana), de apoyo más abierto al gobierno, no se plegó y llamó a una “jornada” (¿?) para el 13 de diciembre.

El paro y las movilizaciones fueron –según relatan las crónicas- muy combativas.

Los compañeros de la Tendencia Internacionalista Revolucionaria (TIR), la fracción Iskra, seccionales del SI Cobas y los desocupados del Movimiento 7 de Noviembre de Nápoles fueron fuertes animadores del paro. No solo realizaron asambleas y agitaciones intensas en los 10 días previos, sino que organizaron piquetes para garantizar la huelga en muchos lugares. En particular frente a las fábricas que producen armas para exportar a Israel y Ucrania, es decir para alimentar la guerra de la Otan contra los pueblos.

En la puerta de la empresa Leonardo –la 9° empresa armamentística en el ranking mundial y la 3° en el europeo- hubo piquetes y actos. Allí repartieron una declaración titulada “Con los trabajadores de Leonardo, contra las guerras de Leonardo” y realizaron una concentración con varios carteles, uno de los cuales reclamaba la libertad de un compañero -Luigi Spera- aún preso por haber participado en una iniciativa para luchar contra Leonardo.

Se unió el paro por las reivindicaciones de los trabajadores contra el gobierno antiobrero de Giorgia Meloni, con la lucha contra la guerra imperialista que esta lleva adelante. 

Al día siguiente, el sábado 30, más de 10 mil manifestantes se movilizaron en Roma, en solidaridad con la resistencia del pueblo palestino al genocidio que viene implementando el gobierno sionista de Benjamin Netanyahu.

Uno de los ejes del paro fue el repudio al proyecto de presupuesto estatal presentado por el gobierno, que disminuye las partidas para educación, salud pública y gastos sociales e incrementa las destinadas a producir más armamento y formar ejércitos militares y represivos más grandes para profundizar la guerra de la Otan en Ucrania y Palestina y organizar la guerra interna contra los trabajadores y explotados que protesten y quieran luchar en defensa de sus conquistas, salarios y vidas.

Las burocracias de las centrales sindicales tradicionales no han levantado una plataforma precisa de reclamos. Es evidente que pretenden con este paro forzar al gobierno a que retome un “diálogo” social. No han anunciado nuevas medidas de lucha. Y ahora se abre el periodo de renovación de los convenios colectivos de diversas ramas de los trabajadores (metalúrgicos, etc.), donde las cámaras patronales vendrán con nuevos ajustes contra los trabajadores. El convenio que se ha firmado para los trabajadores portuarios ha sido denunciado como un convenio a la baja. 

Los compañeros de la TIR e Iskra sacaron una declaración a principios de noviembre llamando a parar el 29 y marchar el 30, donde convocaban: “Por un frente único de oposición obrera y social al gobierno de guerra, de salarios de hambre, del trinomio “Dios, patria, familia””.

Según los testimonios volcados, los volantes repartidos en las columnas sindicales de la CGIL fueron muy bien recibidos por los obreros manifestantes.

Inmediatamente después del paro, los compañeros de la TIR han vuelto a reivindicar este llamado al frente único de los trabajadores. En una declaración, sacada el mismo día del paro, dirigida a las masas movilizadas, afirman: 

“¡La iniciativa es de ustedes, nos corresponde a nosotros los trabajadores! Hoy, por primera vez en años, también está en huelga el sindicalismo de base, que ha sido protagonista de importantes luchas, especialmente en la logística, los ferrocarriles y el transporte. Es una señal positiva porque es necesario superar las barreras entre los trabajadores registrados en los sindicatos confederales y los trabajadores de los sindicatos de base. Debemos crear un frente unido en la lucha contra los patrones y el gobierno, si queremos detener la carrera hacia la guerra y salir del túnel infinito de los sacrificios. ¡Ahora es el momento de hacerlo!”.

Por una plataforma obrera reivindicativa de lucha contra el gobierno (“aumentos salariales proporcionales al costo de vida; por aumento de los incrementos de antigüedad y del trabajo nocturno, reconocimiento del trabajo en logística entre trabajos precarizados, reducción de jornada por el mismo salario; fin de la precariedad, el trabajo temporal, el trabajo gris e inseguro, por la defensa del derecho de huelga y el fin de las muertes en el trabajo”, etc.). Por el retiro de Italia de la Otan y el cese del apoyo a las guerras en Ucrania y Palestina. Retiro de las tropas sionistas de Gaza. Ruptura de relaciones. Abajo el presupuesto de guerra.

Es necesaria una campaña por la continuidad y profundización del plan de lucha de los trabajadores. Que se convoquen asambleas fabriles y sindicales. Plenarios y coordinaciones para impulsar la necesidad de un plan de lucha continuado.