Internacionales
1/7/2025
Kenia: el gobierno de Ruto ejecuta un nuevo baño de sangre contra el pueblo movilizado
A un año de la rebelión contra un impuestazo en productos básicos.

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Nuevas protestas en Kenia
En el primer aniversario de la rebelión popular que derrotó un paquetazo impositivo de cuño fondomonetarista, miles de personas volvieron a movilizarse en junio en Kenia contra el gobierno de William Ruto. La represión del régimen dejó 19 muertos, 500 heridos y cerca de 500 detenidos. Ya en 2024, el ataque estatal a los manifestantes había causado 60 víctimas fatales.
Ruto, electo presidente en 2022, impulsó en 2024 una Ley Financiera que aumentaba los impuestos en productos de primera necesidad como el pan y el aceite, y que instituía nuevos gravámenes lesivos para el pueblo trabajador, como en los pagos a través del celular. El propósito de la norma era cumplir con los compromisos del país con el capital financiero.
Con el protagonismo de la juventud -la llamada Generación Z-, las movilizaciones de junio de 2024 desafiaron este impuestazo antipopular. El 26 de junio se produjeron las marchas más multitudinarias, y en esa ocasión los manifestantes tomaron el parlamento -que había convalidado el impuestazo. Ruto retiró su reforma un día más tarde y cambió su gabinete para tratar de preservarse en el poder. En julio las protestas continuaron, bajo la consigna "Ruto Must Go" ("Ruto debe irse"), pero fueron más pequeñas.

A un año de la rebelión, las movilizaciones no llegaron al nivel de aquella gesta, pero fueron importantes y se desenvolvieron durante todo el mes. El asesinato bajo custodia policial de un bloguero (Albert Ojnang) desató, además, grandes protestas contra la violencia policial, en el curso de las cuales fue asesinado de un balazo en la cabeza un vendedor ambulante (Boniface Kariuki), que murió a fines de ese mes, y cuyo caso se transformó en un ícono de la brutalidad con la que operan las fuerzas represivas.
El gobierno de Ruto es uno de los mejores alumnos del imperialismo. Kenia es el principal integrante de la nueva misión de ocupación en Haití -con alrededor de 600 policías-, aprobada a fines de 2023 por el Consejo de Seguridad de la ONU. El balance de esta misión, a un año de la llegada de los primeros policías keniatas, es lapidario: el número de asesinatos sigue creciendo (5.600 en 2024, mil más que el año previo) y las bandas criminales -pretexto de la operación- ampliaron su dominio territorial. A tal punto llegan las complicaciones de la misión que el fondo fiduciario para su financiación solo habría conseguido el 35 por ciento de lo esperado, ya que las potencias -incluyendo a Estados Unidos- retacean los aportes debido a la falta de resultados. Las bandas siguen reclutando adolescentes y niños que no encuentran ninguna perspectiva en una nación donde la mitad de la población tiene dificultades para alimentarse. En resumen, la nueva misión va por el camino de su predecesora, la Minustah, cuya campaña terminó en el mayor de los desprestigios por la continuidad de la violencia, los abusos contra los derechos humanos y la introducción del cólera. El rechazo del envío de tropas a Haití fue una de las consignas en las protestas de julio de 2024.
Desde su independencia en 1963, Kenia -en la que hay más de 40 grupos étnicos diferentes- ha estado principalmente bajo el dominio de círculos de poder de las etnias kikuyu y kalenjin, a la última de las cuales pertenece Ruto. El actual mandatario -al frente de Kenia Primero- se impuso ajustadamente en 2022 en unos comicios controvertidos a Raila Odinga (del ODM, Movimiento Democrático Naranja, y miembro de la etnia luo), quien recibió el apoyo del expresidente Uhuru Kenyatta (2013-2022 -de la etnia kikuyu).
En el curso de su presidencia, Ruto reprimió brutalmente las protestas contra la quita de un subsidio a los combustibles, en 2023, con un saldo de varios muertos. Con las represiones de 2024 y 2025, ejecutó su tercer baño de sangre.
Abajo el régimen criminal y proimperialista de Ruto.