Internacionales
25/6/2025
La Conferencia de Nápoles sienta bases para una acción internacionalista ante el avance hacia la guerra mundial
Sesionó del 13 al 15 de junio en la ciudad italiana con la presencia de delegaciones varios países.

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La Conferencia Internacionalista de Nápoles ha demostrado ser un acierto, por los términos políticos de su convocatoria, por las fuerzas que logró reunir, por las conclusiones a las que llegó y por la posibilidad de avanzar en las condiciones para la puesta en pie de un reagrupamiento de las fuerzas consecuentes del marxismo revolucionario en un momento en el que, tal como venimos caracterizando, se está procesando un salto hacia la guerra mundial como resultado de los choques interimperialistas y, centralmente, la ofensiva agresiva con la que Estados Unidos pretende dar salida a su declive como potencia dominante.
La necesidad urgente de una respuesta internacionalista
El contexto inmediato de la Conferencia fue el principio del bombardeo israelí contra Irán. La reacción de los convocantes fue la condena inmediata de la agresión sionista, redactando una declaración conjunta y participando todas las delegaciones internacionales en una concentración espontánea en el centro de Nápoles.
Destacamos que el carácter reaccionario del gobierno iraní no podía servir como excusa para la neutralidad. Estamos por la derrota del sionismo y el imperialismo yanqui que extienden la guerra en Medio Oriente para intentar reconfigurar la región a la medida de sus planes geopolíticos más amplios. Como hemos planteado en declaraciones comunes anteriores, estas ofensivas no son hechos aislados, sino parte de la tendencia internacional a la guerra mundial. La reorganización de Medio Oriente es para Estados Unidos una forma de avanzar en un cerco hacia la ofensiva sobre Rusia y China. Señalamos, a su vez, que el sujeto de esta derrota no serán los regímenes burgueses, con sus claudicaciones permanentes y su carácter opresivo, sino un levantamiento de los trabajadores y los pueblos de la región.
Los mismos días de la conferencia, el 13, 14 y 15 de junio, coincidieron con la pelea física de la marcha internacional por Gaza para llegar a Rafah, contra la persecución y represión del colaboracionista gobierno egipcio. Militantes de KA de Grecia y de tendencias del IST en el que participa el SWP británico estaban entre los manifestantes en Egipto, haciendo partícipes a las fuerzas de la conferencia de la vanguardia del esfuerzo solidario con Palestina. Las movilizaciones contra la limpieza étnica, que ha sido intensificada a su vez en Israel también en Cisjordania, tuvieron como respuesta un nuevo ciclo de movilizaciones por Palestina de una masividad renovada, donde en muchos países europeos (Grecia) y de Latinoamérica (Brasil y Argentina) se realizaron las protestas más numerosas desde el inicio de las operaciones de exterminio en octubre de 2023.
La guerra imperialista en Ucrania se intensifica, con operaciones de mayor escala entre Rusia y los ejércitos ucranianos organizados, sostenidos y apoyados en la logística de la Otan. Lejos de la pacificación que prometió Trump al llegar a su nuevo gobierno, la tendencia a la guerra mundial -que venimos explicando los internacionalistas que convocamos la conferencia- se va acelerando peligrosamente, incluso bajo la forma de la aceleración del rearme militar europeo con la pretensión de establecer un bloque militar independiente de Estados Unidos.
La semana previa a la conferencia también estuvo marcada por el levantamiento en Los Ángeles contra las redadas de inmigrantes de Trump, extendidas luego en forma de movilizaciones masivas en todo el país, continuando a pesar de los crecientes destacamentos militares enviados a la ciudad. El pueblo trabajador de Los Ángeles dio una gran lección sobre uno de los temas claves que la conferencia tuvo a debate: cómo luchar contra las variantes de ultraderecha y sus tendencias fascistas. No solo mostró el enorme potencial de la movilización independiente y la acción directa. Mostró a quienes promueven “frentes democráticos” con sectores políticos de la burguesía frente a las amenazas por derecha que estos prefieren hacer causa común contra las masas junto a los fachos. La represión y el toque de queda ordenado por la alcaldesa demócrata de Los Ángeles, Karen Bass, ilustraron a la perfección las tesis que la conferencia discutió sobre el tema.
El internacionalismo es una fuerza proletaria con capacidad de acción real
El contexto de la reunión mostró a este reagrupamiento internacionalista firmemente implantado en la lucha de clases e incluso con un marcado carácter de adhesión de un sector popular. Ya la conferencia de prensa presentando el evento el viernes 13 fue ampliamente concurrida por la vanguardia de la ciudad y el acto público del domingo 15 reunió a centenares de trabajadores y jóvenes, la mayoría de Nápoles, pero también con delegaciones que viajaron desde diversas ciudades italianas. A la vez, los mismos compañeros de la Tendencia Internacionalista Revolucionaria y el Laboratorio Político Iskra, junto al sindicato combativo Sicobas y el movimiento de desocupados 7 de Noviembre de Nápoles, están protagonizando, en los mismos días, hechos decisivos en la lucha de clases.
El 7 de Noviembre, que reúne centenares de desocupados napolitanos y que comparte los métodos de acción directa, independencia política del Estado y lucha por trabajo genuino que caracterizan al Polo Obrero en Argentina, estuvo antes y después de la conferencia en un intenso plan de lucha. Mantuvo ocupado el edificio comunal de Nápoles casi toda la semana previa y logró, con una concentración masiva en las inmediaciones de un acto del presidente nacional Mattarella y una tratativa directa con este, conquistar cientos de puestos de trabajo que, de cumplirse los compromisos, colocarían a la casi totalidad de sus filas en empleos efectivos estatales. Un triunfo enorme del método de acción directa cuando los dirigentes de este movimiento acumulan decenas de causas (su principal dirigente, Eduardo Sorge, tiene 43 causas penales por su acción de organización al frente de los desocupados) y el gobierno italiano de Giorgia Meloni recrudece la represión, amparándose en la ley represiva “de seguridad” que impuso por decreto.
El combativo gremio Sicobas, en cuyas filas milita la TIR, convoca, junto a otros gremios de base, una huelga nacional para el 20 de junio, cuyos reclamos combinan los principales puntos internacionales que discutió la propia conferencia, la oposición al rearme europeo para sostener la guerra imperialista en Ucrania y la oposición al genocidio en Palestina, con reclamos urgentes de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera italiana.
Es significativo que decenas de cuadros responsables de estas luchas han combinado sus esfuerzos al mismo tiempo para organizar exitosamente la Conferencia Internacionalista de Nápoles, y al mismo tiempo, darle un relieve mayor al contenido político nacional e internacional de los combates en los que están insertos.
El planteo político de la conferencia internacionalista de Nápoles
En primer lugar, la conferencia consolidó una colaboración política continuada, entre el núcleo de organizaciones que realizaron la Conferencia de Buenos Aires de 2024 contra los gobiernos del hambre y la guerra, que también habíamos impulsado diversas reuniones internacionales online, declaraciones y jornadas comunes de movilización contra la guerra imperialista. La primera señal de avance político es el hecho de que se han sumado a las deliberaciones nuevas organizaciones. Estas organizaciones han coincidido en el trazo previo de las campañas que veníamos desarrollando, por el derrotismo revolucionario en la guerra en Ucrania. El SWP británico tiene un rol decisivo en el masivo movimiento por Palestina de ese país y en las movilizaciones antirracistas que han impedido linchamientos fascistas contra los inmigrantes musulmanes. El MLPD alemán es una organización con un peso significativo en la clase obrera industrial. Ambos tienen una extensa actividad internacional.
La convocatoria inicial partía ya del avance en la tendencia a la guerra mundial, mientras al mismo tiempo tomando nota de la variabilidad de los bloques imperialistas, empezando por el choque entre Estados Unidos y Europa, que ha dado lugar al proyecto de rearme europeo que plantea una divisoria de aguas entre una izquierda europeísta, que defiende la perspectiva de crear un polo de imperialismo democrático frente a Trump, y una izquierda internacionalista, enemiga de la Unión Europea imperialista.
Las resoluciones de la Conferencia han armado a sus participantes para una intervención política. En sus definiciones sobre cómo enfrentar a la ultraderecha desde la unidad proletaria, sin apoyar a los frentes democráticos de colaboración de clases. En su comprensión de la extensión de la guerra contra Gaza a un intento de reorganización de todo el Medio Oriente de parte del Imperialismo yanki y su enclave militar sionista y el carácter irrenunciable de la lucha por su desmantelamiento. Tomamos nota de que Israel no solo es incompatible con los derechos nacionales del pueblo palestino, sino que en tanto centro de la ofensiva imperialista por una reoriganización de la región que está desarrollando a una guerra regional, con fuertes conexiones internacionales, su derrota es una necesidad de todos los pueblos de la región.
Una expresión concreta de esas definiciones fue la toma de posición frente al ataque a Irán, donde condenamos al sionismo de manera incondicional, más allá del carácter reaccionario del régimen iraní. Destacamos la necesidad de un movimiento de alzamientos regionales para derrotar y barrer al sionismo, tarea que no asumen los gobiernos burgueses de la región.
Votamos una campaña contra el rearme europeo, que combina las denuncias del imperialismo militar, con su correlato en la militarización y el aumento de la represión y en los ataques a las condiciones de vida de las masas ligadas a la austeridad fiscal para impulsar el gasto militar que crece rápidamente. Compartimos la oposición estratégica a la Unión Europea, que pretende superar las viejas rivalidades nacionales sobre la base de un proyecto imperialista que significa la explotación dentro del continente europeo y hacia el resto del mundo. Definimos la oposición a la Unión Europea y la Otan no desde el “soberanismo” burgués, sino desde la unidad obrera internacional, contraria a una defensa de los intereses imperialistas nacionales, del tipo que se expresaron en el Brexit inglés.
Desarrollamos un documento con una caracterización de los movimientos de ultraderecha y las tendencias al fascismo que crecen con el nuevo gobierno de Donald Trump. Explicamos su relación a la política militar del imperialismo, a la necesidad de producir una derrota histórica a movimientos de masas que han producido en la última década y media importantes rebeliones, huelgas generales y resistencias de masas. Desarrollamos su función ideológica de avanzar sobre la base de una agitación reaccionaria falsamente “antisistema” que pueda explotar el colapso de las tendencias políticas burguesas tradicionales hacia una división mayor y regimentación de la clase obrera, intentando canalizar el malestar social contra inmigrantes, sectores combativos y la comunidad LGTBI. Estudiamos el colaboracionismo de las fuerzas burguesas democráticas con estas, y el nivel de continuidad represiva y colaboracionismo existente. El auge de la ultraderecha no nos puede hacer perder de vista el rol de los gobiernos y partidos que se reivindican democráticos y que siguen teniendo un protagonismo en el tablero internacional y son quienes han estado a la cabeza de la escalada belicista y en la carrera armamentista, empezando por el rearme europeo. Este campo lo integran el francés Macron, el gobierno laborista inglés de Starmer y el socialdemócrata español Pedro Sánchez. No olvidemos el papel clave jugado por el demócrata Biden en la guerra de Ucrania y el apoyo a la ofensiva militar israelí y el genocidio en Gaza. Trump ha continuado la obra de su antecesor. La conferencia destacó las tendencias a la reacción política reinantes en las llamadas “democracias”, en las que se abren paso y se afirman gobierno de ofensiva contra las masas que florecen en paralelo al guerrerismo y en la que ambos fenómenos se retroalimentan mutuamente. Estos métodos de excepción y de guerra civil propios y característicos de los regímenes derechistas y fascistoides ya asoman en las “democracias”. La deportación masiva de los inmigrantes que hoy lleva adelante Trump había sido anticipada previamente por las gestiones demócratas, no solo por Biden sino por Obama. La ultraderecha actúa a la sombra del régimen democrático y se mueve con libertad y hasta con el apañamiento y complicidad de los gobiernos de turno.
En este marco, los participantes nos concentramos mucho en la estrategia de lucha contra estas formaciones, desde la acción directa, el frente de unidad obrera y la autodefensa de la organización obrera contra los grupos de choque racistas o fascistoides, conscientes que esa lucha, para ser exitosa, debe hacerse desde un campo de independencia de clase y con los métodos históricos de la clase obrera.
La conferencia produjo también un documento sobre América Latina, donde toma nota de los choques crecientes en la región entre Estados Unidos, Europa y China, que presionan sobre las condiciones de vida de las masas y pretenden avanzar en el saqueo de sus recursos nacionales. Definimos un ángulo político de defensa de las naciones oprimidas desde la revolución socialista y los intereses de la clase obrera y los oprimidos, con independencia no solo de las potencias extranjeras, sino de las burguesías nacionales de los países oprimidos, incapaces de liderar liberación ni transformación alguna. Destacamos en este punto el carácter reaccionario del proyecto Brics, que no lleva a liberación alguna y es usado por China para intentar replicar las formas de opresión nacional practicadas por las potencias imperialistas occidentales.
Un método para lucha por la Internacional revolucionaria
Los textos de la conferencia componen un cuerpo que resolvimos salir a presentar frente a la vanguardia obrera y juvenil de todo el mundo, organizando discusiones abiertas, públicas, y llamando a conocer y adherir a las conclusiones adoptadas.
Alrededor de los principios internacionalistas hemos avanzado en el proceso de delimitación que se corresponde a la situación de fragmentación y claudicación en la izquierda internacional. La izquierda europea, en la que confluyen la mayoría de las fuerzas de los viejos Partidos Comunistas y las nuevas fuerzas de izquierda tipo Die Linke y Podemos han acompañado los presupuestos militares de rearme, generando importantes rupturas y crisis internas. Corresponde el proceso de reagrupar las fuerzas obreras internacionalistas sanas a un proceso de colaboración, debate y trabajo en común. No hay condiciones inmediatas para el lanzamiento de una corriente política internacional en común ni la proclamación de una nueva internacional como tal. La heterogeneidad, lo incipiente del trabajo, se oponen a esta tarea. Pero hemos corroborado nuevamente en Nápoles la coincidencia de fuerzas obreras, en las cuales el internacionalismo coincide con un trabajo real en las masas obreras y sus luchas, en sus procesos de organización políticos y sindicales, y en particular la disposición a trabajar por la unificación de la clase obrera, actuando sobre sus capas más explotadas, como por ejemplo inmigrantes y desocupados.
Esta corroboración de poder procesar un acercamiento de fuerzas reales de la clase obrera es la tarea que se ha correspondido a las necesidades de la etapa. La conferencia ha definido la tarea de luchar por una nueva internacional obrera, basada en partidos revolucionarios en cada país. Para el Partido Obrero, esa Internacional se corresponde en su programa y perspectiva a la Cuarta Internacional. Sin embargo, sería un error abordar esto desde un ultimátum, cancelando la posibilidad de avanzar en común con quienes no partan de esa comprensión.
Por otra parte, no igualamos de ninguna manera la pelea internacional a “la unidad de los trotskistas” existentes, gran parte de los cuales se han alejado completamente de una política principista. Así como ha avanzado un reagrupamiento internacionalista, también han ido confluyendo las fuerzas que han avanzado en emparentar su estrategia con la de la democracia burguesa y el imperialismo. Las fracciones que se llaman trotskistas que plantean un apoyo más agresivo a Zelensky y las fuerzas de la Otan en Ucrania, la UIT, la LIT y la RCIT (en Argentina representadas respectivamente por IS, el PSTU y Convergencia Socialista), confluyeron en enero en una declaración común en apoyo al nuevo gobierno de Siria, surgido con el visto bueno de Estados Unidos, Israel y Turquía, cuyo ascenso calificaron como una “revolución democrática”, un viejo leitmotiv morenista. Meses después hemos visto al nuevo régimen siendo un puntal de apoyo de Netanyahu en la región.
Otra confluencia pro-Zelensky la ha protagonizado el PCL de Italia, ingresando a la LIS que dirige el MST, con un acuerdo centrado en la defensa de la “resistencia independiente de Ucrania” que solo existe en sus discursos.
La FT del PTS toma el camino de la autoproclamación, sin proponer ninguna acción que no sea construir sus propios grupos. Sus posiciones sobre los temas estratégicos, por otra parte, son de un marcado centrismo. En el caso de Ucrania han mantenido una posición confusa, que oscila entre la neutralidad y un apoyo condicional al ejército ucraniano, si se sometiera menos a la Otan. En el tema de Palestina, el PTS ha levantado objeciones pacifistas contra la resistencia palestina adaptándose a la presión de la opinión pública prosionista en Argentina.
Contrasta entonces, el método de los acuerdos principistas, la clarificación de las diferencias en el debate y la confluencia sin mezquindad ni intereses de aparatos que ha planteado este proceso. Los debates entre nuestras organizaciones, que no escondemos en nuestras publicaciones, incluso tendrán ahora un espacio propio en internet, una página de Debates Internacionales que ha votado crear la conferencia de Nápoles.
Tampoco hemos forzado los acuerdos ahí donde no se han corroborado. El MLPD de Alemania comparte un enfoque derrotista en la guerra de Ucrania, y ha suscrito el manifiesto de la conferencia llamando a movilizar contra la cumbre de la Otan el 24 de junio. Sin embargo, en otras resoluciones políticas de la conferencia, sobre la caracterización de la ultraderecha y los métodos de lucha contra ellos, sobre Palestina, sobre América Latina, y en la campaña contra el rearme europeo, los compañeros plantearon diferencias políticas y programáticas significativas que los llevaron a no firmar esos documentos con el resto de las organizaciones. Sin que esto cancele la posibilidad de explorar acuerdos de acción política común, preferimos mil veces la claridad en el debate de las diferencias que se pudo dar en la conferencia, que licuar las definiciones programáticas o hacer una amalgama centrista.
Nos inspiramos en la acción de Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo en Zimmerwald, que frente al colapso de la izquierda revolucionaria de la época, concentrada en la Segunda Internacional, estuvieron dispuestos a explorar un debate con organizaciones diversas, pero al mismo tiempo privilegiaron reagrupar en el seno de Zimmerwald a los derrotistas revolucionarios, los internacionalistas, que fueron su ala izquierda y el germen de la Internacional Comunista.
Con estos pasos y este método, reforzamos la lucha por una nueva internacional, que para el Partido Obrero es la IV Internacional, por la continuidad del programa, la experiencia y las tareas históricas que le tocan enfrentar. Este renacimiento del internacionalismo nacerá de la confluencia de partidos enraizados en la clase obrera y de su confluencia en una lucha común. No del establecimiento de sucursales, que plantan esquejes de un partido-madre preexistente. Ni Partido Obrero ni ningún otro partido nacional es ya, en sí mismo, el embrión de una dirección internacional. Tenemos, sin duda, una importante experiencia acumulada, un equipo de cuadros y una elaboración teórica significativas para aportar a esa tarea. Pero solo en la integración con revolucionarios de los principales escenarios de la lucha de clases, en el debate y la clarificación podremos sentar las bases para un renacer del internacionalismo revolucionario.
Y en la Conferencia de Nápoles se han dado modestos pero significativos pasos en este sentido. Causa suficiente para celebrar y redoblar los esfuerzos.

Resoluciones y documentos:
Resoluciones de la conferencia internacional de Nápoles
Abajo el plan imperialista RearmEU, por la unidad de los trabajadores de Europa
Sobre el auge de la ultraderecha y la tendencia al fascismo y cómo combatirlos
Movilización internacionalista contra la Otan y la guerra imperialista
América Latina frente a la guerra imperialista y los gobiernos del hambre contra el pueblo
Del lado de la lucha de liberación nacional y social del pueblo palestino, ¡ahora y siempre!