Del lado de la lucha de liberación nacional y social del pueblo palestino, ¡ahora y siempre!

Resolución votada por la conferencia contra la guerra imperialista, en Nápoles.

Resolución votada por la conferencia contra la guerra imperialista, en Nápoles.

Crece el repudio al genocidio en Gaza

Los veinte meses que nos separan del 7 de octubre han presentado a los ojos del mundo entero una verdad definitiva: el Estado de Israel es una máquina colonialista, supremacista y racista de opresión y muerte, cuya existencia es incompatible con la existencia y la libertad del pueblo palestino, debido también a su carácter de exclusividad étnica y religiosa. Presentado demagógicamente como un «hogar» para una parte de los judíos perseguidos en Europa, el propio Estado sionista se fundó sobre la limpieza étnica y el exterminio de los palestinos, con métodos terroristas que ahora reproducen descaradamente los del nazismo. Llamamos a las masas judías de Israel y de todo el mundo que sienten todo esto como inhumano, a romper de forma decidida con el sionismo y apoyar activamente la lucha del pueblo palestino, como ya han hecho tantos. ¡Abajo el genocida Estado sionista de Israel!A lo largo de décadas, el Estado de Israel le ha hecho la guerra al Líbano, Siria, Egipto, Jordania, Irak, Yemen e Irán. Se ha convertido así en el Estado más militarizado del mundo, dedicado a la guerra permanente más que ningún otro del planeta, y en el emblema universal del Estado policial, capaz del más despiadado y tecnológico control y represión de la clase explotadora sobre su pueblo dominado.

La otra verdad definitiva que se ha develado en los últimos meses es que este Estado puede hacer, impunemente, todo lo que quiera, únicamente porque Estados Unidos de América, en primer lugar, y los Estados de Europa Occidental, en segundo lugar, lo apoyan incondicionalmente independientemente de los crímenes que cometa. La apoyan porque es su base en la región de Oriente Próximo, que durante mucho tiempo ha sido y sigue siendo estratégica por ser la mayor productora y reserva de oro negro del mundo.

El genocidio en curso en Gaza, una segunda Nakba aún más feroz y sangrienta que la primera; la devastación total de su territorio y de su hábitat natural; la reactivación de la limpieza étnica en Cisjordania con la perspectiva, en breve, de su anexión formal; la cínica utilización del hambre como arma de exterminio; Sin embargo, también son posibles gracias a que los países BRICS, empezando por China, Rusia y Brasil, que han seguido y siguen suministrando al Estado sionista todo lo que necesita para continuar la carnicería sin ser molestado y mantener un funcionamiento «normal» de su vida social.

Si el genocidio de Gaza es la última palabra del imperialismo occidental en su irreversible crisis de hegemonía en el mundo, es al mismo tiempo la prueba de que frente a la insurrección revolucionaria de las masas oprimidas, frente al peligro de contagio revolucionario, los campos burgueses enfrentados saben encontrar la manera de cooperar para intentar apagar juntos el incendio. Pero en estos veinte meses, la causa de la liberación nacional y social del pueblo palestino también se ha internacionalizado como nunca antes. Durante décadas, la causa palestina fue uno de los principales temas de la lucha antiimperialista a escala internacional, junto con otras luchas de liberación nacional (Vietnam, Argelia, etc.). Ahora Palestina se ha convertido en algo más grande que en las décadas pasadas: la extraordinaria demostración de valor, firmeza, dignidad, resistencia y organización mostrada por la población de Gaza ha hecho que la causa palestina, renaciendo cada vez de sus propias cenizas como el ave fénix, sea la patria de los oprimidos de todo el mundo. Como pueden ver incluso los ciegos voluntarios, Palestina no era «una tierra sin pueblo» para «un pueblo sin tierra». Era y es una tierra amada por el pueblo que la habitaba y por sus descendientes, que ahora están dispersos por los cuatro puntos cardinales de la región de Oriente Próximo y por el mundo entero, que no pueden olvidarla.Tras cien años de colonialismo, racismo, exterminio, fascismo «democrático» de los sionistas y sionismo-occidental, la resistencia palestina -a costa de sacrificios extremos- está en pie. Reavivada, «generación tras generación hasta la liberación», no bajo la protección de tal o cual Estado «amigo», ya que no tiene Estado amigo, sino por la simpatía y la solidaridad universal de la que goza entre la humanidad trabajadora, especialmente entre las jóvenes generaciones, en el mundo árabe, en los países de tradición islámica, y también en el mundo entero -incluidos los países occidentales que siguen siendo los principales protectores del Estado sionista. Y es precisamente la fuerza de esta solidaridad internacional, y a menudo internacionalista, la que permitirá al movimiento de resistencia palestino superar las limitaciones impuestas por el aislamiento al que lo han sometido los regímenes árabes y la burguesía palestina, así como también las ideologías nacionalistas o las afiliaciones religiosas excluyentes.

Tan extendida es la simpatía y tan fuerte la presión de las masivas manifestaciones, tan amplia es la deslegitimación del Estado genocida sionista, que algunos gobiernos europeos y algunos partidos de «izquierda» europeos -con la masacre y la devastación de Gaza casi consumadas- se plantean ahora el «reconocimiento del Estado de Palestina», protestan por «el fin de la masacre» y lanzan algunas invectivas contra los «excesos» de Netanyahu. Pero este tardío y cínico distanciamiento del actual gobierno israelí, que siempre viene acompañada por una condena del «terrorismo» palestino, no conduce a ninguna acción verdaderamente decidida para crear dificultades reales al ejército y al Estado israelíes.

Y es precisamente la fuerza de esta solidaridad internacional y a menudo internacionalista la que permitirá al movimiento de resistencia palestino superar las limitaciones impuestas por el aislamiento al que le han sometido los regímenes árabes y la burguesía palestina, y las ideologías nacionalistas o por afiliaciones religiosas excluyentes. Éstas se derrumbarían en cuestión de días sin los suministros europeos de armas (de Alemania e Italia) y sin las innumerables formas de colaboración económica, política, diplomática, cultural y de inteligencia de toda la Unión Europea, que está vinculada a Israel por un acuerdo de asociación.

Las propuestas «alternativas» de varios países imperialistas y Estados árabes repiten variantes de la propuesta de creación de dos Estados, el proyecto bajo el que se oficializó la formación de Israel en 1948 y se reafirmó en los acuerdos de Oslo (1993) y Camp David (2000), y contra el que se ha levantado la resistencia palestina en Gaza.

Si antes esto demostró ser un fracaso y una caricatura, hoy sería la perpetuación de un gigantesco gueto palestino sobre los escombros, o -para ser más precisos- un archipiélago de guetos. Algunas organizaciones reformistas pretenden ser «realistas». Pero se trata de un realismo que prácticamente acepta una realidad creada en términos de limpieza étnica.En la cara de los palestinos, la política burguesa y la extrema derecha ven al enemigo interno, los refugiados, los inmigrantes, en los guetos modernos. La derecha neofascista ve en el régimen israelí el modelo de sociedad que desea. La distopía de Gaza es la «visión» de la extrema derecha mundial, y la comisión de un genocidio en directo por parte de un país plenamente integrado en lo que se llama Occidente, abre una nueva era. Si Israel puede imponer estas políticas, y además exterminar impunemente a todo un pueblo, se abre el camino para que se haga lo mismo en todos los países hacia «sus propios palestinos», refugiados e inmigrantes, minorías, cualquiera que se resista y no «encaje».

También debemos reconocer los límites del gran movimiento de solidaridad con el pueblo palestino. Tanto en el mundo árabe, donde sólo las resistencias libanesa y yemení han conseguido prestar un importante apoyo material y militar al pueblo palestino; como -sobre todo- en Estados Unidos y en los países europeos, donde las innumerables, a veces enormes, manifestaciones callejeras no han podido contrarrestar la enorme complicidad de la inmensa mayoría de los partidos políticos, incluso los supuestamente de izquierda, y de las direcciones sindicales que han guardado silencio, o incluso han sido cómplices del genocidio sionista. La complicidad de estos dirigentes con el genocidio sionista ha mantenido el suministro de armas y toda la logística de guerra que alimenta el genocidio.Los signos de combatividad y fraternidad hacia los palestinos que han llegado de los trabajadores portuarios griegos, italianos, franceses y suecos han sido significativos, pero hasta ahora -a pesar de todo- demasiado débiles para producir resultados decisivos e influir en las decisiones gubernamentales. El retraso de una intervención más masiva y contundente del proletariado industrial occidental se debe a la labor ralentizadora y confusionista de las direcciones sindicales burocráticas y de la «izquierda» que hace causa común con la acción militar de sus burguesías imperialistas, como hemos visto en Ucrania.

Entusiasmado por la orgía de sangre palestina que ha conseguido derramar, y por haber arrasado gran parte de la Franja de Gaza, el gobierno de Netanyahu está relanzando el diseño del «gran Israel». Israel ya ha capturado puntos muy estratégicos en el sur de Siria y ya ha declarado que no abandonará esos lugares en el futuro. Además, quiere consolidar sus avances militares en Oriente Medio con una victoria sobre Irán. Y, por tanto, de guerra permanente durante las próximas décadas con el objetivo de expandir su territorio sin límites y golpear todo obstáculo que se interponga en el camino de este programa criminal.

Para detener inmediatamente el genocidio, para echar por tierra este designio colonial e imperialista, no basta con la fuerza de la resistencia palestina. Dado que el Estado sionista se beneficia de la protección total del imperialismo occidental, de la complicidad activa de todos los Estados árabes y de las buenas relaciones económicas con los Estados BRICS, para derrotarlo es necesario que las masas explotadas de todo Oriente Medio salgan al campo de batalla con más determinación aún. Sólo su levantamiento revolucionario contra sus regímenes reaccionarios, para ser finalmente libres de atacar la fortaleza sionista, podrá allanar el camino para el nacimiento de una federación única de países libres del Estado sionista, de la dominación imperialista y del capitalismo.

Y el movimiento de solidaridad con Palestina en los países occidentales tiene que ser capaz de romper la cadena de suministro a Israel, la complicidad cultural con Israel, e imponer un boicot total a los productos procedentes de Israel. Hacemos un llamamiento a todos los sindicatos del mundo para que rompan relaciones con el sindicato corporativo israelí, la Histadrut, que apoya a las FDI y el genocidio en curso en Gaza. El genocidio en Gaza refleja el capitalismo moderno. Es un genocidio a través de la alta tecnología y la inteligencia artificial.

Las acciones asesinas del ejército israelí se presentan como ataques planificados dictados por algoritmos, mientras que los programas de inteligencia artificial dan órdenes de ejecutar a niños y miembros de misiones humanitarias. El genocidio se ha convertido en el campo de aplicación de herramientas de inteligencia artificial y aplicaciones digitales, a través de las cuales gigantescas empresas prueban sus productos, aumentando simultáneamente sus beneficios. Las protestas en las universidades de élite estadounidenses revelaron que la masacre de Gaza lleva el sello de las mayores corporaciones capitalistas del planeta, con la investigación tecnológica como nexo de unión. La propuesta de Donald Trump de llevar a cabo una limpieza étnica a través de negocios inmobiliarios, creando la «Riviera de Oriente Medio», es apocalíptica. Hasta ahora, todas las intervenciones, guerras e incluso genocidios requerían una cobertura ideológica o moral. La administración Trump está corriendo el velo y revelando cínicamente los intereses capitalistas, que son siempre la causa fundamental de las masacres.

Lo que temen los regímenes burgueses, tanto democráticos como autocráticos, es que la lucha del pueblo palestino radicalice a las comunidades de inmigrantes y a una nueva generación de jóvenes militantes, y se convierta en un ejemplo de resistencia y lucha que adquiere características de clase, como realmente está ocurriendo. La extrema derecha, como vanguardia de la política burguesa, hace mucho hincapié en este elemento. La causa palestina se convierte así en una piedra de toque para el movimiento de clase y la izquierda, la actitud hacia ella determinará la posibilidad de integración real de una gran parte de la clase obrera en el futuro. La intervención de las fuerzas sindicales a favor del pueblo palestino, el mayor desarrollo y radicalización del movimiento internacionalista pro palestino, son necesarios para la resistencia palestina, para la victoria del pueblo palestino contra sus opresores.¡Alto inmediato al genocidio y la hambruna del pueblo palestino!¡Retirada inmediata e incondicional de las tropas y colonos sionistas de Gaza y Cisjordania!¡No a la deportación de la población de Gaza!¡Frenemos la máquina sionista de destrucción y muerte, a sus protectores y cómplices!¡Junto a la lucha de liberación de las masas oprimidas de Palestina contra el colonialismo sionista-occidental! ¡Palestina Libre desde el río hasta el mar! Por un Estado único, laico, democrático y soberano para toda Palestina, abierto a todos sin discriminación de religión o raza.¡Por una Federación Socialista de los pueblos de Oriente Medio libre de la dominación imperialista y del capitalismo!Trabajadores y oprimidos del mundo, ¡uníos!