La convulsión social en Sri Lanka

La renuncia del primer ministro no calmó las aguas

El primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, presentó su renuncia el lunes tras el ataque de una banda armada del oficialismo con palos y fierros contra un campamento de la oposición en la capital, que dejó decenas de heridos. El renunciante es, junto a su hermano -el presidente Gotabaya Rajapaksa- el núcleo del poder.

Desde hace varias semanas, la isla del Indico se encuentra convulsionada por masivas movilizaciones ante el desabastecimiento de productos de primera necesidad y una elevada inflación. La guerra entre Ucrania y Rusia terminó de precipitar una crisis para financiar las importaciones. Además, el país se vio obligado a cesar sus pagos de deuda externa.

En medio del tenso clima social, un diputado del oficialista Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP) habría asesinado a un manifestante y luego se habría suicidado. Hay varios muertos como fruto de la represión y el gobierno ha sacado los militares a las calles. En tanto, tras el brutal ataque contra el campamento, manifestantes incendiaron domicilios de ministros y otros miembros del SLPP. El propio Mahinda debió ser evacuado de su residencia.

La renuncia de Mahinda fue un intento (frustrado) de descomprimir el malestar popular. Un día antes, el presidente volvió a ofrecer a las dos principales coaliciones opositoras (Samagi Jana Balawegaya -SJB- y People’s Front Liberation -JVP) la formación de un gobierno de unidad nacional. Estas han rechazado el ofrecimiento porque saben que el gobierno está en crisis y no quieren ser arrastradas con él. De hecho, en abril, cuarenta diputados del oficialismo rompieron con el bloque oficial, dejándolo con una ajustada minoría parlamentaria.

El gobierno se encuentra en plenas tratativas con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar su deuda y conseguir fondos. Simultáneamente, explora la asistencia financiera de India y China, que junto a Japón es el principal Estado acreedor. Sri Lanka posibilitó grandes negociados al capital especulativo en la última década con la emisión de bonos de alto rendimiento. La suba de tasas por parte de la Reserva Federal norteamericana agrava la situación financiera de la isla.

La oposición plantea un gobierno de consenso frente a la crisis y el fin de los superpoderes presidenciales. No representa una alternativa al gobierno, ya que su perspectiva se centra también en un acuerdo con el FMI.

El gobierno ha dictado en varias ocasiones el estado de emergencia contra las protestas. El clan Rajapaksa tiene un historial represivo sangriento. Durante el período de Mahinda en la presidencia, miles de personas fueron asesinadas en el marco de la guerra de aniquilación contra la guerrilla independentista de los Tigres Tamiles, en el noroeste del país.

El 27 de abril, un paro general de 24 horas sacudió el país. Tuvo un alto acatamiento, tanto en el sector público como en la industria y las plantaciones. En Colombo, miles de portuarios, ferroviarios, petroleros, bancarios, electricistas y maestros se movilizaron reclamando la renuncia del presidente.

Sri Lanka es uno de los eslabones débiles de la actual crisis mundial.

¡Viva la movilización de sus trabajadores y campesinos!