Internacionales
16/3/2022|1640
La guerra en Ucrania y los mercaderes de la muerte
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Crecen las ganancias de las compañías que fabrican armas.
Las guerras -es sabido- producen destrucción y miseria. Pero no todos la sufren por igual. Por el contrario, hay monopolios que se benefician con la guerra y la azuzan.
En primer lugar, los fabricantes de armas. Los cinco monopolios de fabricación de armas del mundo más importantes del mundo son yanquis. Estos cinco se han visto revalorizados por la guerra. En el lapso de una corta semana han visto incrementados sus patrimonios en 142 mil millones de dólares.
El fabricante aeroespacial Lockheed Martin vio aumentar su valor de mercado de 106 mil millones de dólares a 125 mil millones; y Northrop Grumman, del mismo rubro, ganó 13 mil millones de dólares en valor de mercado. Salvo excepciones como la Boeing norteamericana o la brasilera Embraer, que retrocedieron en su valor porque dependen de importaciones rusas como el titanio o tienen su mercado en el mantenimiento de aviones rusos, toda la industria armamentística se ha visto revalorizada y beneficiada. La resolución del gobierno alemán de elevar su presupuesto militar en 100 mil millones de euros ha puesto de parabienes a toda la industria armamentística germana (Rheinmetall y otras).
Las ganancias de estos monopolios mercaderes de la muerte se traducirán en miles de muertos, heridos y mutilados.
No menos dañino es el aprovechamiento de la guerra por parte de los que monopolizan la producción y el comercio de los llamados commodities (materias primas).
La salida del mercado de la producción cerealera de Rusia (por el boicot imperialista) y Ucrania ha disparado el precio del trigo, maíz, etc. Los precios del trigo se incrementaron un 40% en la Bolsa de Chicago, el mayor nivel en década y media. Países como Egipto, Líbano, Túnez o Yemen deberán afrontar estos precios o incluso la escasez del trigo. No olvidemos que los levantamientos de la Primavera Arabe, hace una década, tuvieron su motor inicial en el aumento de los precios de los cereales que estos países compraban en la Unión Europea y el agotamiento de su crédito.
Hoy, nuevamente, el fantasma del hambre se instala en una época de grandes posibilidades de producción en zonas enteras del planeta. Y no solo en estos países africanos y asiáticos. También amenaza el precio del pan en Latinoamérica. Los productores capitalistas de granos y las exportadoras “luchan” decididamente para que se apliquen los precios internacionales plenos en sus respectivos países, sabiendo que eso llevará al hambre a amplios sectores con salarios insuficientes o sin salarios.
Ni qué hablar de la energía. Ya los preparativos guerreristas habían aumentado el valor del gas y del petróleo y provocado una fuerte alza de las tarifas energéticas que deben pagar las masas trabajadoras de Europa, en primer lugar.
Biden ha resuelto la prohibición de las importaciones de petróleo ruso y trabaja para reemplazarlas por el aprovisionamiento de otros países o de sus propios monopolios. Las diez firmas más importantes de los hidrocarburos (Chevron, etc.) han ganado en una semana casi 200 mil millones de dólares por el aumento de precios.
Lo mismo sucede con otros insumos. Los fertilizantes para la producción agropecuaria han subido un 200%. Brasil importa 85% de sus necesidades de fertilizantes. Esto encarece terriblemente la producción agropecuaria.
En la Argentina tenemos planteados similares problemas: ¿a cuánto se irá el precio del pan y las harinas? ¿y el de las naftas y las tarifas de gas y electricidad dependientes del precio del petróleo?
Guerra a la guerra: paremos la masacre que beneficia a los monopolios. Fuera la Otan. Retiro de las tropas rusas.
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https://prensaobrera.com/cultura/la-cancelacion-de-los-artistas-rusos-y-la-hipocresia-de-la-otan/