Las reformas laborales en el mundo

Una política pro capitalista y reaccionaria.

Dibujo.

El intento de Milei de imponer una reforma laboral reaccionaria se inscribe en una tendencia más amplia del capital a escala mundial a eliminar conquistas históricas de los trabajadores. Con la promesa de aumentar el bienestar, reducir el desempleo y ampliar el trabajo registrado, los capitalistas y sus gobiernos han avanzado en muchos países en la imposición de esta política. Los resultados, sin embargo, han sido negativos: las economías no han salido adelante, el trabajo informal en muchos casos ha crecido y el desempleo continúa siendo un aspecto lacerante de la realidad. A sabiendas de que las tentativas antiobreras iban a producir esto, los trabajadores han ido a paros y huelgas. A continuación, veremos qué ha pasado, de un modo general, con algunos experimentos de este tipo.

Brasil

En 2017, el gobierno de Michel Temer aplicó una reforma laboral que trajo consigo un ataque a las negociaciones colectivas (acuerdos sectoriales, empresariales e individuales), fraccionamiento de las vacaciones, aumento de la tercerización, pagos salariales por hora o jornada y no por mes, y la habilitación de jornadas laborales de hasta 12 horas. Tiene muchos puntos de contacto con la que busca implementar Milei. No por nada hubo huelgas con protestas y piquetes en varios puntos del país; la consigna “Fuera Temer” se fue abriendo paso poco a poco.

Los límites de la reforma están a la vista. Con vaivenes, la tasa de desempleo bajó del 12,7% (2017) al 5,6% (2025), pero el trabajo informal envuelve al 38% de la población ocupada, cifra que se ubica por encima de los índices de 2017. La población negra es la que más sufre esta realidad (entre ella el desempleo alcanzó al 7,5%, según Agencia Brasil), y además percibe salarios más bajos. Brasil no dejó de ser una de las naciones con más desigualdad de riqueza; de hecho, creció la brecha entre los ricos y los pobres. Está al nivel de la Sudáfrica post apartheid y de otros países del África subsahariana; y tiene una economía dependiente y atrasada, en proceso de desindustrialización. La pobreza alcanza a aproximadamente el 27% de la población. La movilidad social absoluta y relativa, por su parte, ha disminuido (Sin Permiso, 14/7).

En Brasil, bajo el gobierno de Lula, se ha creado un movimiento desde abajo que reclamó por la reducción de la semana de trabajo contra el 6x1 (seis días de trabajo por uno de descanso). Es que el líder del Partido de los Trabajadores no ha derogado la reforma reaccionaria de Temer ni tampoco la reforma previsional implementada por el facho Bolsonaro, que incluyó una baja generalizada de las jubilaciones y una suba de la edad de retiro. En el país carioca, los trabajadores tienen el desafío de salir a luchar masivamente por la derogación de las reformas antiobreras, aunque para eso deberán superar a la burocracia progubernamental de la CUT.

Francia

El gobierno de Macron, también desde 2017, viene aplicando una serie de reformas que apuntan a la flexibilización de la negociación salarial, el abaratamiento de las indemnizaciones y la disminución del seguro por desempleo. Ese año hubo una huelga general de la que participaron más de 400 mil personas, y hasta hace muy poco ha habido protestas y distintas movidas contra la orientación más general de un presidente que también ha impulsado una reforma jubilatoria en 2023 (aumento de la edad de retiro de 62 a 64 años) y recientemente un brutal plan de ajuste, como lo fueron las protestas de los chalecos amarillos y la movilización de más de un millón de personas de este año. Muchas de las instancias de acción popular supusieron un duro choque de los trabajadores contra las fuerzas represivas del régimen.

Para la clase obrera no hubo progreso. En 2023 se registró la tasa de pobreza más alta del país galo, con aproximadamente 10 millones de personas por debajo del umbral de pobreza fijado en 1.288 euros por persona (El País, 11/7). La tasa de pobreza alcanzó un 15,4% frente al 14,4% de 2022. Según especialistas, se trata de niveles no vistos desde la década de 1970. El Instituto Nacional de Estadística de Francia registró la mayor desigualdad entre la renta del 20% más rico y el 20% más pobre de la población; el primer grupo percibe un 38,5% y el segundo apenas un 8,5%.

Grecia

En el país helénico, el gobierno derechista de Kyriákos Mitsotákis promovió este 2025 una reforma laboral para elevar la jornada de trabajo a 13 horas diarias. Esta política esclavista incluyó la flexibilización y el abaratamiento de la mano de obra, la exención de los aportes patronales a la seguridad social por horas extra, trabajo nocturno y días festivos; fraccionamiento de las vacaciones; y un reforzamiento de la persecución patronal en el sector público, con sanciones salariales y despidos por “comportamiento inapropiado”. Los trabajadores griegos ya venían de sufrir los embates de los planes de la Troika (Unión Europea, Banco Central Europeo y FMI), impuestos también por el gobierno centroizquierdista de Syriza, que incluyeron recortes draconianos del gasto público, suba de impuestos y “reformas estructurales”.

En 2015 llegó el tercer rescate de la Troika. En 2019 el endeudamiento continuaba altísimo, el PBI real era un 20% menor que en 2008 y los salarios promedio cayeron un 25%. Bajo Mitsotakis, los niveles de desempleo y pobreza siguen altos (la tasa de pobreza fue del 26,3% en 2022), los salarios reales se han estancado, la precarización laboral aumentó y la inflación golpeó mucho el poder de compra de la población. Por esto es que muchos jóvenes profesionales emigran, buscando oportunidades en otras latitudes. Bajo la bota de la Troika también se impulsó la privatización de puertos y empresas energéticas y de transporte, y tuvo lugar un proceso de desindustrialización. En estos años, los trabajadores y la juventud de Grecia han protagonizado movilizaciones y huelgas contra la carestía, por aumento del presupuesto educativo y tomas de viviendas en defensa de los deudores hipotecarios. Esto, sin mencionar las importantes acciones de lucha en defensa del pueblo palestino durante este 2025.

Es el capitalismo, estúpido

En otros países se ha avanzado por un camino similar. En España, en 2012, el gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular) llevó adelante una reforma que limitó la ultraactividad, hizo primar los convenios por empresa, rebajó los salarios y flexibilizó las condiciones de contratación, profundizando los retrocesos impuestos antes por el gobierno de Rodríguez Zapatero. El gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) promovió otra reforma, manteniendo los pilares de la precarización laboral; desde su implementación, los despidos crecieron significativamente. En Italia, el gobierno de la ultraderechista Meloni impulsa medidas para impedir la reinstalación por despidos injustificados, reducir los aportes a la seguridad social y flexibilizar las condiciones de trabajo. En la India, el gobierno de Modi llevó a cabo en 2020 una reforma laboral para darle rienda suelta a los contratos temporales y restringir el derecho a huelga, lo que detonó importantísimas movilizaciones populares. En Indonesia, el gobierno de Widodo se embarcó durante el mismo año en su propia reforma antiobrera, alargando la jornada de trabajo, suprimiendo licencias pagas, promoviendo la precarización laboral y rebajando los salarios; y fue enfrentado tenazmente por los trabajadores.

Como vemos, a nivel global los capitalistas están embarcados en una ofensiva para revertir conquistas de los trabajadores, como sus derechos laborales o sus sistemas previsionales. En el marco de la crisis capitalista, de la que no se ha salido desde la bancarrota financiera de 2008, la búsqueda de las empresas por incrementar su tasa de beneficio no se centra en mayores inversiones y progresos productivos sino en intensificar la explotación de la fuerza de trabajo y en la especulación financiera. Es la prueba de que estamos en una etapa de agotamiento histórico del capital como régimen social, y por eso la economía mundial está dominada por conflictos contra los despidos y el ataque a las jubilaciones, de un lado, y por los choques comerciales y hasta la guerra, por otro. Para que el desarrollo de las fuerzas productivas y la automatización de los procesos de trabajo sirva, no para una mayor precarización y aumento de la desocupación, sino para incrementar el tiempo de ocio y el bienestar general de la población, hay que arrebatarle a los capitalistas los medios de producción.

Milei y sus colaboradores peronistas, radicales y macristas pretenden encarnar esas tendencias reaccionarias del capital para rescatar a los empresarios nacionales y extranjeros que operan en Argentina. En nuestro país y en todo el mundo, unidad de los trabajadores contra los capitalistas y sus gobiernos. Se impone como una necesidad histórica superar este régimen social y abrir camino a uno nuevo sin explotación ni opresión. Abajo las reformas reaccionarias.

La reforma laboral
Editorial de Gabriel Solano en 14 Toneladas T2E40. -
prensaobrera.com