Internacionales
27/6/2024
“Los capitalistas sólo tienen como salida multiplicar los choques, que se extienden por todo el mundo”
Reportaje a la delegación del SEP de Turquía presente en Buenos Aires
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La delegación del SEP habla al XXIX Congreso del PO
Se encuentra presente en Buenos Aires una delegación del Partido Socialista de los Trabajadores de Turquía (SEP, por sus iniciales en inglés), que presenció las deliberaciones del XXIX congreso del Partido Obrero y participó tanto en la reunión internacional (24 y 25 de junio) con delegaciones de diez países, como del acto en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En esta nota, les preguntamos por su posición sobre la situación internacional y la de Turquía.
¿Cómo ven el escenario de guerras en el mundo? ¿Se aproxima una nueva guerra mundial?
Para nosotros, quizás sea pronto para hablar de una tercera guerra mundial, pero es claro que hay señales de una guerra, y esto porque hay una profunda crisis económica y política que surge del régimen capitalista en todo el mundo. Esto también porque, después de la crisis de 2008, la pandemia, y ahora la guerra en Ucrania, se han ido sucediendo crisis cuyos efectos los capitalistas no han podido resolver. Otra muestra es que, como en los años ’30, están creciendo las tendencias reaccionarias y particularmente en los centros donde el capitalismo es más concentrado, como lo pudimos ver en las últimas elecciones europeas con el salto de la ultraderecha. También vemos un debilitamiento de las tendencias burguesas centristas como Macron en Francia, la socialdemocracia alemana, y sucede algo similar en Italia.
Todo esto es el resultado del avance del capitalismo neoliberal que se desenvolvió con mucha rapidez en el mundo en los ‘90, especialmente tras la disolución de la Unión Soviética. Así que ahora los capitalistas sólo tienen como salida multiplicar los choques, que se extienden por todo el mundo. Por ejemplo, hablando de Medio Oriente, vemos las tendencias a choques entre potencias imperialistas agravándose; el régimen sionista, Irán y Estados Unidos están protagonizando conflictos cada vez más grandes en la región. Pero su preferencia es usar fuerzas terceras, por procuración. Irán, que es apoyado por potencias imperialistas más importantes como Rusia y China, está usando fuerzas por procuración como Hezbollah en Líbano y los hutíes en Yemen, también en Gaza está apoyando a Hamas. Pero vemos que en los años más recientes han sido más cuidadosos en cuanto a qué acciones tomar contra otros. Por ejemplo, después de la muerte de Soleimani [dirigente de la Guardia Revolucionaria iraní asesinado en 2020] la respuesta del régimen iraní fue muy medida, circunscripta. Y dio esa respuesta para no aparecer excesivamente débil ante su propia población. Israel mató también algunos de los generales más importantes del régimen y la respuesta también fue contenida, reducida. Luego del ataque de Hamas de octubre de 2023 muchos creen que la guerra puede empezar en Medio Oriente. Pero, aunque el régimen sionista está masacrando a miles de palestinos y llevando a cabo un genocidio, estas fuerzas como Hezbollah no han emprendido una acción directa contra el régimen sionista. Solo los hutíes de Yemen atacaron algunos barcos comerciales. Así que luego de eso decrecieron las tensiones en Medio Oriente y no pareciera ahora que vaya a estallar una guerra grande.
Pero hay muchos puntos sensibles que pueden aumentar las tensiones entre rivales imperialistas. Uno, como saben, es Taiwán. Así como el imperialismo comenzó la guerra en Ucrania, puede tratar de provocar una guerra contra China, con provocaciones como la de Nancy Pelosi [ex titular de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que visitó Taiwán en 2022], tratando de aumentar la tensión. Dependerá de la profunda crisis del capitalismo. Si no encuentran una salida a la crisis imperialista, pueden aumentar los choques militares y la guerra en todo el mundo.
El año pasado Erdogan ganó las elecciones presidenciales, pero al poco tiempo (marzo 2024) perdió las municipales. ¿Qué cambió entre estos dos episodios?
Deberíamos considerar dos puntos para explicar esto. En primer lugar, la crisis económica en Turquía. Erdogan venía aplicando ciertas políticas “populistas” (por ejemplo: suele haber oficialmente un aumento anual de las jubilaciones y el salario mínimo, en base a la inflación, pero Erdogan hasta las elecciones del año pasado aplicaba dos aumentos –como la estadística de inflación es menor a la real, el aumento adicional aproximaba un poco más los ingresos a la inflación real). También había tenido más éxito en mantener el valor de la Lira turca. También hubo algunos beneficios financieros, la gente que depositaba dólares en los bancos recibía tasas de retorno muy beneficiosas. Y el gobierno hizo un fuerte desembolso de reservas para mantener el valor de la Lira. También tuvo ayudas internacionales para mantener la situación económica; Putin suspendió los pagos de deuda por provisión de gas natural y algunos países del golfo (Qatar, Emiratos, Arabia) también lo ayudaron. Y recibió apoyo de la Unión Europea por el rol que juega Turquía de barrera a los refugiados sirios y afganos.
Todo eso ayudó a Erdogan a mantener la economía, pero cambió de política económica después de la elección presidencial. Volvió a colocar en el Ministerio de Finanzas a Mehmet Simsek [referente neoliberal y ex empleado de bancos internacionales y el FMI], que ya había tenido ese cargo en el pasado. Las tasas de interés, que estaban muy bajas, las subieron hasta el 50 por ciento. El consumo popular depende mucho del crédito y las tarjetas, pero el acceso al crédito está ahora muy restringido. A su vez, este año volvieron a instalar un único aumento anual para jubilaciones y salarios. Es importante saber, para entender el impacto de la crisis económica en las elecciones locales, que un jubilado está imposibilitado de vivir en las grandes ciudades (Estambul, Ankara, Esmirna) porque una jubilación ronda las 10 mil liras -300 dólares- y el alquiler en estas ciudades parte como piso de los 500 dólares. Esto constituye un golpe a gente mayor y conservadora que apoyaba fuertemente a Erdogan. Hay muchos testimonios recogidos por periodistas o en redes sociales de votantes que decidieron castigarlo por las medidas de austeridad del último año.
También hay mucha bronca con Erdogan por el manejo del problema de los refugiados y su hipocresía frente a la cuestión palestina. Había declarado que cortaba relaciones con Israel, pero hubo revelaciones que mostraron que mantuvo el suministro, y eso desató una gran bronca popular. Estos son dos temas (Palestina y migrantes) importantes para sectores empobrecidos y conservadores. Y la disconformidad fue aprovechada por partidos islámicos como el Partido del Bienestar [Refah Partisi, RP].
No es claro que estos resultados (los de las municipales) se puedan trasladar de manera mecánica a una elección nacional porque para la base histórica de apoyo del AKP [partido de gobierno] la relación con Erdogan tiene mayor importancia que con el partido y su estructura local. Ahora Erdogan está actuando, buscando su supervivencia, y quiere cambiar la Constitución para presentarse en 2028. Así que está por verse qué sucede: si no podemos transformar esa rabia de clase que se acumuló en un movimiento de clase, Erdogan puede volver a ganar aún. Por eso planteamos un frente de los sectores socialistas y planteamos acciones de solidaridad para reunirlos. También estamos tratando de poner en movimiento los sindicatos en que militamos, la mayoría controlados por el partido kemalista (CHP). La orientación de estos sectores facilitó el triunfo de Erdogan en 2023, porque llamaron a desmovilizar y concentrar todo en la elección, que dijeron sería una elección fácil. Dijeron: “no salgan a las calles”, “no movilicen”, “si van a las calles la policía atacará…”.
¿Qué ocurrió este 1 de Mayo?
Este 1 de Mayo fue importante porque fue la primera demostración masiva después de la derrota de Erdogan. Las fuerzas opositoras tomaron más confianza luego de las elecciones regionales. Como partido hicimos una gran campaña hacia el 1° contra las políticas neoliberales, la pobreza creciente y los salarios insuficientes. Pero las burocracias sindicales hicieron una convocatoria genérica a Taksim [plaza emblemática de Estambul, donde un 1° de mayo de 1977 fueron masacrados 35 trabajadores] sin agitar estos problemas sociales. El debate sobre dónde hacer la movilización ocupó todo el lugar y no los problemas sociales que están planteados. Aunque teníamos una diferencia con esta forma de convocatoria, convocamos con fuerza a Taksim. Erdogan en otras oportunidades dio permiso a los sindicatos para movilizarse a Taksim, pero hace once años la viene prohibiendo. Y este 1° casi todas las organizaciones socialistas y sindicatos convocaron a Taksim. Sabíamos que podía haber un choque. Cuando la burocracia vio las vallas policiales en el camino a Taksim levantó la movilización y se retiró. Luego de esto las fuerzas socialistas mantuvieron la movilización a Taksim y si ven los videos que circularon hubo fuertes choques con la policía. Nuestros compañeros ocuparon una posición central en la manifestación. Por esa razón, cuatro de ellos estuvieron entre los 50 detenidos tras la jornada del 1° de Mayo.
En años anteriores, los arrestados eran liberados en el mismo día. Esta vez es diferente: Erdogan ve que hay una bronca social y teme que se desate un movimiento ante esta crisis, así que el gobierno quiso intimidar a la oposición. También en los últimos años se ha favorecido el control del aparato judicial por cuadros del partido fascista. A uno de los líderes más importantes del movimiento kurdo [Selahattin Demirtas] le dieron 40 años de prisión. También hay presos por la resistencia en Gezi [protestas que se iniciaron en ese parque homónimo de Estambul, en 2013]. La razón de todo esto es lo mismo: quieren neutralizar al movimiento de clase, a los movimientos sociales, a los partidos socialistas y al movimiento kurdo.