El terremoto de magnitud 6.8 en la escala Richter que sacudió a Marruecos el viernes 8 dejó casi 2.500 muertos y una cifra semejante de heridos. La provincia de Marrakech, ubicada en la región cordillerana del Atlas, fue la más afectada.

Los corresponsales de prensa indican que mucha gente que perdió sus hogares en Marrakech dormía en las calles, a la intemperie, o en carpas precarias. Los equipos de rescate buscaban sobrevivientes bajo los escombros. Por el momento, el gobierno aceptó ayuda internacional de España, Reino Unido y algunos países de Medio Oriente, aunque no de Francia, con la que arrastra algunos cortocircuitos diplomáticos desde2021.

Jesús Galindo-Zaldivar, un geólogo que investiga la zona, señala que el Atlas es un área sometida a la presión de dos grandes placas tectónicas, la africana y la euroasiática, cuya colisión es fuente de las fallas que posibilitan los terremotos. La cordillera en cuestión es empujada por las placas a un ritmo de un milímetro cada año (The Conversation, 11/9). Es una región de gran importancia turística, pero muy pobre, a diferencia de las costeras Rabat y Casablanca.

Marruecos es un reino gobernado desde 1999 por Mohamed VI, quien se encontraba de vacaciones en Francia al momento del sismo y, salvo por alguna actividad pública esporádica, estaba fuera de la capital, Rabat, desde fines de junio, en distintas residencias sobre el Mar Mediterráneo (El País, 11/9). En 2011, en el marco de la Primavera Arabe, hubo importantes manifestaciones contra la monarquía. Para cerrar este proceso, se realizó una reforma constitucional que estableció modificaciones cosméticas. Aún hoy, Mohamed, que es el hombre más rico del país, cuenta con la potestad de designar al jefe de gobierno y disolver el parlamento, dirige las fuerzas armadas y domina las carteras de seguridad, política exterior y asuntos religiosos, esto sin contar su influencia sobre varios partidos políticos. Tras las elecciones parlamentarias de 2021, asumió como jefe de gobierno uno de sus amigos, el millonario petrolero Aziz Ajanuch (de Reagrupamiento Nacional Independiente, RNI), la segunda fortuna más grande del reino.

En 2020, Marruecos se transformó en uno de los primeros Estados árabes en restablecer relaciones con Israel, a cambio del reconocimiento yanqui y sionista de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, cuyo pueblo lucha desde hace décadas por su autodeterminación nacional. El restablecimiento de los vínculos con Israel, en uno de los pueblos más solidarios con la causa palestina, condujo a un derrumbe estrepitoso del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) en los comicios de 2021. Esta formación, que se autodenomina islamista y moderada, había ascendido al poder tras las protestas de 2011, pero no hizo ningún tipo de desafío del poder real.

Aunque mantiene roces con las potencias europeas, la monarquía marroquí es también una pieza fundamental en la contención de las olas migratorias que buscan acceder al viejo continente. En este aspecto, es una aliada del imperialismo europeo.

Toda la solidaridad con el pueblo marroquí en estas difíciles horas.