Nepal: los militares digitan el nuevo gobierno

Luego de la rebelión de la juventud empobrecida y hastiada de la corrupción de los partidos dominantes.

La represión dejó cerca de 50 muertos

Tras las enormes movilizaciones que pusieron fin al gobierno del primer ministro Khadga Prasad Sharma Oli, se abrió un vacío de poder en Nepal. Hay un presidente, Ram Chandra Poudel, pero es una figura meramente ceremonial. Hay un poderoso movimiento juvenil, pero fraccionado y sin perspectivas de hacerse cargo del mando. En estas condiciones, las que ganaron protagonismo fueron las fuerzas armadas, que alentaron la designación de un gobierno interino, consensuado con algunos de los movimientos que participaron de las protestas. La elegida resultó ser Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo, que se apestaba a jurar en el cargo en estas horas, y que reúne uno de los requisitos de alguno de los referentes de las protestas: es una figura extrapartidaria.

Esta salida guarda fuertes similitudes con Bangladesh, donde otro levantamiento con protagonismo juvenil -que volteó al gobierno de Sheikh Hasina, en 2024- derivó en una intervención política del ejército y la formación de un gobierno interino a cargo de un extrapartidario, el banquero Muhammad Yunus, como transición a nuevas elecciones.

La rebelión en Nepal tuvo como protagonista a una juventud empobrecida y hastiada de la corrupción de los partidos dominantes. La prohibición de varias redes sociales, el detonante de la revuelta, desconectaba a los nepalíes de sus familiares en el extranjero, es decir, los millones que debieron emigrar a Medio Oriente y el Sudeste Asiático a buscar trabajo (más de 700 mil personas, solo en 2024), y que son la fuente de las remesas, que hoy equivalen al 26 por ciento del PBI de esta pequeña nación del Himalaya, aprisionada entre dos gigantes, India y China, frente a los cuales Katmandú procura mantener un difícil equilibrio.

Las movilizaciones -brutalmente reprimidas, con un saldo de 50 muertos- pusieron en cuestionamiento, por tanto, el régimen político surgido tras la caída de la monarquía, en 2006. Ese año, el rey Gyanendra fue barrido por una huelga general de 19 días de duración, que siguió a un largo periodo de guerra civil, en el curso de la cual la realeza contó con el apoyo de Estados Unidos, Reino Unido y la India, según documenta un completo artículo histórico del portal Descifrando La Guerra. El Partido Comunista de Nepal-Maoísta (hoy Centro Maoísta) lanzó en 1996 una guerra en el campo, que en 2001 se combinó con una lucha urbana que llegaría a su clímax cinco años después.

En 2007, Nepal pasó a ser una república federal democrática. Un año más tarde, el PC Maoísta ganó las elecciones y su principal dirigente, Pushpa Kama Dahal (“Prachanda”), se convirtió en primer ministro. Desde el establecimiento de la república, hay tres partidos que se alternaron en el poder, o formaron coaliciones de gobierno: el PC Maoísta, el Congreso Nepalí (una fuerza inspirada en el burgués Congreso Nacional Indio) y el Partido Comunista Marxista Leninista, del que los maoístas se desprendieron en 1995, para lanzar la guerra popular.

Los casi veinte años de régimen político democrático no resolvieron los grandes problemas sociales de las masas. Esto permitió, inclusive, en los últimos meses, levantar cabeza a la reacción monárquica, que protagonizó algunas movilizaciones por la reinstalación de la corona y de un Estado hinduista. En marzo, dos personas murieron en una de esas protestas. Presumiblemente, estos sectores cuentan con el apoyo del BJP, el partido supremacista que gobierna la India.

El gobierno depuesto esta semana en Nepal era una alianza del Partido Comunista Marxista Leninista (del primer ministro Oli) y del Congreso Nepalí (del exprimer ministro Sher Badahur Deuba), mientras que el tercer gran partido, el PC Maoísta, se encontraba circunstancialmente en la oposición, no obstante lo cual, la residencia de su líder, el ya mencionado “Prachanda”, también fue objeto de la furia de los manifestantes.

Dentro del movimiento juvenil, del que es difícil identificar sus distintas tendencias, un ala advirtió del peligro de negociar con los militares. En efecto, una profundización del proceso planteaba que las masas en lucha desarrollen sus organismos de poder, en la perspectiva de un gobierno de trabajadores. En cualquier caso, hay una nueva etapa, que recién comienza.

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