Internacionales
7/6/2025
“Operación Telaraña”, una nueva provocación de Occidente contra Rusia
Acentúa la crisis en la mesa de negociaciones por la guerra en Ucrania.
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La operación puede desatar una nueva escalada en la guerra.
La “Operación Telaraña”, que culminó con la destrucción de bombarderos rusos con la utilización de drones (las fuentes ucranianas hablan de 40 objetivos alcanzados), acentúa la crisis en la mesa de negociaciones y puede marcar el inicio de una nueva escalada en la guerra entre Ucrania y Rusia. Putin le acaba de advertir a Trump, en una conversación telefónica, que responderá las agresiones.
Los bombarderos se encontraban expuestos al monitoreo satelital por los acuerdos de control de proliferación del arsenal nuclear y estratégico, firmados entre Estados Unidos y Rusia. Según el presidente ucraniano Volodomir Zelensky, el ataque fue preparado durante un año y medio, y es seguro que Kiev no pudo llevarlo a cabo sin el apoyo de servicios de inteligencia extranjeros, sean los europeos o los norteamericanos.
Negociaciones y guerra
En la cumbre de Estambul se debían delinear los puntos fundamentales para llegar a un cese de las operaciones militares. El memorándum presentado por Rusia exige un acuerdo de neutralidad estratégica (es decir, que Ucrania no se incorpore a la Otan), la anexión por parte de Rusia de Crimea, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, el fin de las sanciones y elecciones en Ucrania. Los representantes ucranianos se retiraron para evaluar los puntos de memorándum.
Pero apenas dos días después Ucrania atacó un puente que une la península de Crimea mientras que las tropas rusas avanzan en el norte. Rusia quiere aprovechar el verano europeo para consolidar su avance. La derrota militar de Ucrania en las líneas de combate parece irreversible. En el marco de este retroceso ucraniano, el lanzamiento de la Operación Telaraña puede ser leído como un intento de propiciar una nueva escalada y tratar de involucrar a la Otan en forma más directa.
La Unión Europea, que anunció un plan de rearme por 800 mil millones de euros, viene profundizando su aporte a Kiev. A la provisión de misiles de largo alcance por parte de Francia (y el Reino Unido), se sumó Alemania que se había negado a cruzar esta línea. Rusia ya ha avisado que esta cooperación convierte a Europa en un objetivo militar.
A este cuadro debemos agregar que Rusia ha empezado a escoltar buques mercantes con buques militares en el Báltico, otro punto de tensión con la Otan, que viene de sumar a Suecia y Finlandia a la alianza atlántica. La prensa europea también señala el desarrollo de una corriente separatista serbia en Bosnia y Herzegovina, que plantea la reunificación con Serbia con el apoyo de Putin y del húngaro Viktor Orban. Esto haría estallar el delicado esquema alcanzado tras la guerra en Bosnia de la que se cumplen dos décadas y en la que la Otan cumplió un rol decisivo.
Trump pretende llegar a alguna clase de entendimiento con Rusia para mejor concentrarse en su enfrentamiento con China, pero esta tentativa no está exenta de roces y choques con Moscú para mejorar la posición de fuerza en las negociaciones (lo ilustran algunas declaraciones críticas del magnate hacia Putin), e incluso de divisiones al interior del aparato estatal norteamericano. Por lo pronto, la escalada agrega un nuevo fracaso a la administración Trump que había prometido terminar la guerra de Ucrania en una semana. La guerra brota por los poros de una Europa en proceso de rearme. A la guerra imperialista, opongamos la lucha de los trabajadores contra los gobiernos que la promueven.
