Paraguay: desastre sanitario y crisis social

La mayor tasa de mortalidad del mundo cada millón de habitantes.

Actualmente, Paraguay es el país con la mayor tasa de mortalidad en el mundo cada millón de habitantes. La situación sanitaria se desmadró cuando el presidente, Mario Abdo Benítez, decidió flexibilizar el confinamiento y los controles fronterizos, desoyendo a los epidemiólogos que alertaban sobre la circulación de la variante P1, proveniente de Brasil, más contagiosa que otras cepas. Por otro lado, casi cien candidatos de las recientes elecciones internas municipales fallecieron debido al virus.

Desastre sanitario

La reapertura general sin protocolos duplicó el ritmo de contagios y los hospitales colapsaron rápidamente. La ocupación de camillas y respiradores alcanzó el 100%, mientras que aún otras doscientas personas en estado crítico no pueden ser asistidas. A principios de junio, los trabajadores de la salud debieron movilizarse hasta el Ministerio, denunciado la falta de presupuestos para adquirir insumos y el pago salarial adeudado de seis meses. Sin embargo, la respuesta del gobierno fue amenazarlos con juicios y despidos masivos si no volvían a sus puestos (Nodal, 9/6).

Por otra parte, la escasez de vacunas no se revierte. Solo el 6% de la población recibió la primera dosis y apenas el 1% la segunda. El calendario oficial del Ministerio de Salud espera alcanzar al 75% de la población recién en 2023. Sin inmunización ni plan de vacunación en el corto plazo, el gobierno forzó la vuelta a clases presenciales, pese a que ya han muerto 300 docentes. A su vez, las pocas dosis que llegan al país son absorbidas por los vacunatorios VIP: el gobierno está denunciado por vacunar a 500 empresarios, funcionarios y políticos sin turno, de manera confidencial, como es el caso de la senadora colorada, Mirta Gusinky, quien debió renunciar tras el escándalo (Télam, 4/5).

Situación social y elecciones fallidas

La situación social se caldea. Recordemos que, durante marzo, las calles se colmaron de trabajadores y campesinos que exigían la renuncia del presidente, bajo la consigna “ANRNuncaMás”, llegando inclusive a incendiar la sede central del Partido Colorado. La oposición (liberales y Frente Guasú) intentó institucionalizar ese malestar por medio de un pedido de juicio político, que de todos modos no prosperó porque las distintas fracciones del oficialismo terminaron cerrando filas detrás del mandatario.

En cierto modo, la bronca popular se manifestó ahora en las elecciones internas municipales del pasado domingo 20, ya que hubo una abstención superior al 60% en la del Partido Colorado. En la del Partido Liberal, en tanto, hubo un importante nivel de voto en blanco (ídem, 22/6).

Por otro lado, el candidato vinculado a Abdo Benítez perdió en Asunción frente al del expresidente Horacio Cartes, quien se prepara para las presidenciales de 2023. Esto muestra el desgaste del actual presidente, como fruto de la desastrosa gestión de la pandemia. Aunque compitieron en la capital paraguaya, el bloque del primer mandatario y el cartismo consensuaron listas en la mayoría de los distritos.

Por una salida de los trabajadores

Pese a que el desastre sanitario es responsabilidad directa del gobierno, éste insiste en que la culpa se debe a los paraguayos que vacacionaron en Brasil y “se relajaron con los cuidados” (ABC, 21/6). Busca un chivo expiatorio.

Las movilizaciones de trabajadores de la salud y de campesinos durante junio demuestran una situación social cada día más caldeada. La salida a esta crisis será de la mano de trabajadores y campesinos, retomando el camino de marzo, con un plan de lucha hasta echar al gobierno de Abdo Benítez.

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