Reino Unido: derrumbe electoral de los conservadores

Los laboristas vuelven al poder.

Keir Starmer, nuevo primer ministro

Las elecciones adelantadas en el Reino Unido pusieron fin a un dominio de catorce años del Partido Conservador. Como se preveía, el laborismo lo superó ampliamente en las urnas y lo desplazó del poder. Varios ministros del gobierno de Rishi Sunak perdieron sus bancas en Westminter y, en el balance global, los tories perdieron nada menos que 244 bancas (la Cámara de los Comunes cuenta con 650 escaños, elegidos por el sistema de circunscripción uninominal –el candidato más votado en cada uno de los distritos se consagra como legislador) con respecto a la elección de 2019 que abrió paso al gobierno de Boris Johnson.

En el retroceso de los conservadores pesó el malestar popular causado por las medidas de ajuste, el deterioro acelerado del sistema de salud (con largas listas de espera), la inflación que erosiona los salarios (y desató una gran oleada de huelgas en 2022-2023), los escándalos por los privilegios de los funcionarios durante la pandemia, cuando burlaban las medidas de distanciamiento social que debía cumplir el resto de la población, y el bulo del Brexit, ya que la salida de la Unión Europea no trajo al pueblo los beneficios prometidos. Los conservadores obtuvieron solo 121 bancas, uno de los peores resultados de su historia.

El laborismo canalizó el rechazo a los tories, conquistando 412 bancas (sumó 210 escaños), una mayoría absoluta que le allanó el camino a su dirigente Keir Starmer para convertirse en el nuevo primer ministro, en reemplazo de Sunak. El avance más significativo se da en Escocia, donde barrió al SNP (Partido Nacional Escocés), que retrocede de 48 a 10 escaños, tras el fracaso en conseguir un nuevo referéndum de independencia pactado con Londres.

Si se mira con detenimiento los resultados, se ve que el crecimiento del laborismo no es tan importante en términos de votos, ya que pasó del 32 al 34%, aproximadamente. Los conservadores obtuvieron casi un 24% (un desplome con respecto al 43% del 2019). La diferencia en cantidad de bancas se vuelve tan abultada debido a la división de la derecha, que en un sistema que premia solo al candidato ganador resulta fatal.  Muchos votantes de los tories emigraron a los liberales demócratas (Lib Dem), europeístas, que dieron un salto meteórico de 11 a 71 bancas (12% de los votos), o a la extrema derecha racista y xenófoba del Reform Party, capitaneada por Nigel Farage, quien conquistó una banca en el distrito de Clacton-on-Sea. Este partido ingresó al parlamento con 4 diputados y un 14% de los votos (la tercera fuerza más votada). Farage, uno de los primeros promotores del Brexit, considera que este proyecto fracasó como resultado de una mala conducción política de los conservadores y una liberalización insuficiente de la economía. Para frenar el desafío por derecha, Sunak asumió planteos duros en su campaña, como prometer la deportación de migrantes a Ruanda y establecer un servicio anual obligatorio (civil o militar) a los 18 años.

Aunque la derrota de los conservadores supone un golpe para la derecha más tradicional, es importante tener presente que el nuevo primer ministro, Keir Starmer, representa al ala derecha del laborismo. Starmer, que desplazó a Jeremy Corbyn de la jefatura partidaria, dejó pasar el ajuste de los tories, se ubica en la misma trinchera que los conservadores en la guerra imperialista de Ucrania y tiene posturas proclives a Israel –llegó a oponerse en el parlamento a mociones que demandaban un cese al fuego en la Franja de Gaza. Starmer cosechó, en el final de la campaña, el respaldo del diario sensacionalista “The Sun”, del magnate de los medios Rupert Murdoch. Los planteos de Starmer sobre Medio Oriente ayudan a entender otro de los datos más sobresalientes de la elección. El laborismo perdió en cuatro circunscripciones a manos de candidatos independientes propalestinos, en distritos de fuerte peso de la comunidad árabe. Corbyn, en tanto, fue electo diputado, también como independiente, por el distrito de Islington North. Los verdes también crecieron, pasando de una a cuatro bancas (casi 7% de los votos).

A diferencia de Escocia, donde el partido nacionalista fue aplastado, en Irlanda del Norte el Sinn Fein se transformó en el partido norirlandés con mayor presencia en Westminter, con 7 escaños, contra 5 del DUP (Partido Democrático Unionista). El Sinn Fein había ganado las elecciones autonómicas en 2022 y la actual primer ministro, Michelle O’Neill, pertenece a esa formación política. Aunque, desde los acuerdos de Viernes Santo de 1998, el Sinn Fein cogobierna con el DUP, su desempeño electoral indica un cambio de humor en la isla. Algunos dirigentes de este partido prometen –al estilo del SNP escocés- conseguir una consulta sobre la independencia y la reunificación con Irlanda en el curso de esta década.

El nuevo gobierno laborista continuará la guerra imperialista y el ajuste. La clase trabajadora necesita mantenerse organizada por sus reivindicaciones y levantar una posición política independiente de los partidos capitalistas, enfrentando también los planteos xenófobos y fascistizantes que buscan dividir a las masas explotadas.