Reino Unido: los contagios resurgen, pero Johnson prepara el “día de la libertad”

La variante india se expande mientras el gobierno anuncia el fin de las restricciones.

Con una amplia campaña de vacunación y un descenso en la cantidad de casos hasta principios de mayo, el gobierno conservador de Boris Johnson acariciaba el momento en el que podría dar por finalizada la pandemia en el Reino Unido. Este panorama, del cual el gobierno esperaba obtener más frutos en términos de apoyo político, luego de su victoria en las recientes elecciones regionales, se daba luego de un 2020 en el cual el país rankeaba alto en cuanto a contagios y muertes, producto del irresponsable negacionismo practicado desde Londres.

Tras el alivio de los primeros meses del año, los vientos estarían cambiando otra vez de dirección. Entre fines de mayo y principios de junio, la curva de contagios volvió a aumentar, llegando a 6.000 casos diarios, duplicando la tasa del periodo previo y alcanzando guarismos que no se veían desde marzo. Esto ha llevado la ratio de contagios de 1 a 1.2 en Inglaterra, alcanzando 1.3 en Escocia, por lo que distintos especialistas indican que podría tratarse del comienzo de una tercera ola. Detrás de este fenómeno se encuentra la diseminación de la variante Delta del coronavirus (la originada en la India), que sería entre un treinta y un cuarenta por ciento más contagiosa y ante la cual las vacunas muestran un porcentaje de eficacia menor. Por caso, la vacuna de AstraZeneca, una de las principales entre las usadas en el territorio británico, posee un 33 por ciento de eficacia ante la variante Delta si la persona expuesta recibió solo una dosis.

Si bien el número de hospitalizaciones continúa relativamente bajo, una eventual tercera ola podría terminar por desbordar a un agotado Sistema Nacional de Salud (NHS), desfinanciado desde hace décadas y cuyos trabajadores se encuentran luchando por mejoras salariales. A pesar de esta situación, los tories perseveran en la idea de dar por finalizado todo tipo de restricciones sanitarias al interior del Reino Unido para el día 21 de junio, el llamado “día de la libertad”. Ante esto, el Partido Laborista no desarrolla ningún planteo de oposición, las direcciones sindicales a él vinculadas no han desarrollado un plan de lucha ni en función de los reclamos de los trabajadores de la salud ni por la aplicación de protocolos en los lugares de trabajo.

Se trata de una concesión completa a las patronales, que no quieren ningún tipo de límite en ninguna actividad económica en el marco en el cual buscan salir de la crisis capitalista profundizada por la pandemia y, en las islas, acicateada por el Brexit. Incluso una medida con la que coquetea Johnson, como restringir el turismo en el extranjero, apuntaría a que los turistas británicos gasten su dinero en el país y no en otros destinos. La guerra comercial y las disputas con la Unión Europea (UE) se cuelan incluso en este aspecto, ya que, para las autoridades británicas, ningún país de la UE sería sanitariamente seguro mientras que Estados Unidos o Israel sí.

Ante un panorama en el que se perfila la posibilidad de una tercera ola con todas sus consecuencias, la clase obrera debe oponer acciones y un programa propio. El programa de vacunación se encuentra aún incompleto: un 40 por ciento de la población aún no ha recibido la primera dosis mientras que 30 millones de personas (sobre 66 millones de habitantes) han recibido las dos dosis. La intervención de los laboratorios así como el refuerzo presupuestario para acelerar la vacunación, siguen siendo reclamos fundamentales. Lo mismo que el equipamiento completo del NHS, la satisfacción de las necesidades de sus trabajadores y la reversión del proceso de privatización al que se ve sometido. Finalmente, la aplicación de protocolos obreros y el sostenimiento a las familias golpeadas por la crisis capitalista completarían un programa de intervención obrera en este escenario.

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