Internacionales
28/12/2022
Se recalientan las tensiones entre China e India
Más enfrentamientos en la región del Himalaya.
Seguir
Soldados indios en Arunachal Pradesh.
Las tropas de los ejércitos de India y China mantuvieron un enfrentamiento en la región de los altos del Himalaya. Los contrincantes chocaron utilizando artefactos como bastones, ya que la utilización de armas de fuego hubiera implicado prácticamente la declaración de una guerra. Fue otro episodio de una disputa fronteriza que se viene desarrollando hace años. Los encontronazos entre China e India se inscriben en un clima internacional de alta beligerancia (con la guerra en Europa en pleno desarrollo), signado por una crisis económica que todavía no ha mostrado su peor cara. Detrás de esto, subyace un recalentamiento de las tensiones entre Estados Unidos y China.
Ambos países atribuyeron a su contraparte la responsabilidad por el desencadenamiento del choque. El ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, acusó a China de tratar de cambiar el status quo establecido en la frontera. Por su parte, el gobierno de Xi Jinping denunció que una de sus patrullas regulares, que merodeaba por el área de Dongzhang, en el lado chino de la Línea de Control Actual (LAC), fue bloqueada ilegalmente por las FFAA indias.
La LAC es considerada la frontera efectiva entre ambos países. Ha sido establecida en 1962, luego de una guerra entre China e India que terminó con la victoria de Pekín. Un analista citado por el periódico The Times, explicó que “la frontera no está claramente demarcada en algunos lugares porque hay ríos, lagos, montañas y nieve derretida que crean zonas grises donde, de repente, los soldados de ambos lados terminan cara a cara”. A esto se le suma que el gobierno chino no reconoce las fronteras que diseñó Reino Unido durante su dominio colonial.
La disputa entre estas potencias nucleares, que disponen de enormes ejércitos, se centra en varias regiones del Himalaya. Cerca de estas se encuentra la zona del valle de Cachemira, que está militarizada y viene siendo motivo de conflictos entre India y Pakistán. China reclama la región de Arunachal Pradesh, controlada por Nueva Delhi, y esta hace lo suyo con la de Aksai Chin, que se halla en manos de Beijing. En este marco, a menudo tienen lugar algunas escaramuzas e intercambios de disparos. En 2020, un choque de estos produjo la muerte de veinte militares indios y de cuatro chinos.
A raíz de los últimos hechos, Narendra Modi, el premier indio, ha ordenado reforzar la presencia de tropas en el Himalaya, y lanzó un misil con capacidad para portar bombas nucleares. Esta política opera en un cuadro en el que China e India vienen aumentando su presencia militar en la región; se estima que los dos países mantienen allí entre 50.000 y 60.000 soldados, y un número cada vez más alto de armamento pesado (tanques, aviones de combate, entre otros). Se trata de la región más militarizada del mundo después de la frontera ruso-ucraniana.
Este aumento del militarismo ha venido de la mano de la construcción de infraestructura estratégica. Nueva Delhi ha puesto en pie, a lo largo de la LAC, decenas de carreteras; y China hizo lo propio, algo que le ha servido para conectar las regiones occidentales de Xinjiang y del Tíbet.
El agudizamiento de los choques ha estado lesionando la relación tejida por Pekín y Nueva Delhi. El gobierno de Modi limitó la inversión china en compañías y sectores importantes de la economía india. Empero, China continúa siendo su segundo socio comercial; en 2021, por ejemplo, las importaciones desde el gigante asiático se arrimaron a los 100 mil millones de euros, una cifra récord.
Desde el punto de vista de los intereses económicos y sociales, el escenario político regional es extremadamente complejo. India es un aliado de Estados Unidos, aunque su relación se ha tensionado desde que Nueva Delhi cerrara acuerdos petroleros y armamentísticos con Rusia. Esto no ha impedido, sin embargo, que los ejércitos de India y Estados Unidos realizaran entrenamientos mancomunadamente a principios de diciembre. Nueva Delhi integra, junto a Japón y Australia, la alianza Quad, cuya organización está a cargo de Washington. Es un grupo que tiene como objetivo ejercer una presión política y militar contra Pekín.
China, en tanto, es socio de Pakistán, el archirrival del país dirigido por Modi. Como parte de la nueva Ruta de la Seda, el gobierno chino ha invertido 60.000 millones de dólares en infraestructura pakistaní, mediante la cual obtuvo una entrada al Mar Arábigo, donde existe una ruta que conecta el subcontinente indio con Europa. Beijing, asimismo, tiene bases militares en países como Yibuti y Myanmar.
Algunos analistas han dicho que los choques entre China e India tienen que ver con sus propias aspiraciones políticas y económicas; Pekín apuntaría a convertirse en la potencia hegemónica a nivel global, desplazando a Estados Unidos, mientras que India buscaría transformarse en la principal plataforma de inversiones, en detrimento de su vecino del norte.
A su vez, en el Mar de la China Meridional, el gobierno de Xi Jinping disputa la soberanía de distintas regiones. Se trata de una zona en la que el imperialismo mundial pretende avanzar, con la mira puesta en cercar a Beijing. Allí, Estados Unidos llegó a movilizar portaviones y realizar incursiones aéreas. A fines de noviembre, la fuerza aeronaval china tuvo roces con un crucero norteamericano de misiles guiados, en islas aledañas al mar.
Las guerras son una consecuencia de la crisis y descomposición del capitalismo. El proletariado y el campesinado de la India y de China, que han protagonizado importantes luchas (en algunos casos rebeliones populares, como el campesinado indio) deberán aunar fuerzas para derrotar a sus respectivos gobiernos y al imperialismo.
https://prensaobrera.com/internacionales/china-entre-el-covid-la-crisis-y-las-protestas
https://prensaobrera.com/internacionales/india-victoria-de-la-rebelion-campesina