Los gobernantes de Belgrado repudiaron la "independencia" de Kosovo en nombre de la defensa de la "nación serbia". Hasta impulsaron movilizaciones nacionalistas y antimperialistas, que tuvieron como blanco la embajada norteamericana. Se trata de una vulgar demagogia chauvinista: en medio de la crisis de Kosovo, el gobierno serbio acaba de anunciar el remate de los principales activos del país.

Salen a la venta la telefónica estatal, la empresa de electricidad, la línea aérea nacional, el aeropuerto de Belgrado y la empresa estatal farmacéutica. La refinería estatal NIA ya ha sido entregada a capitales rusos.

Estas privatizaciones (con las que el gobierno serbio espera recaudar unos 44.000 millones de dólares) "seguramente atraerán a los banqueros internacionales y a los inversores institucionales" (ídem). Es decir, al capital financiero de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia… que son las potencias que respaldan la "independencia" de Kosovo.

El plan prevé la distribución del 15% de las acciones de las empresas que saldrán a la venta entre cuatro millones de serbios, que podrán vender sus acciones seis meses después de haberlas recibido. Como ha sucedido en otros países, como Rusia o la República Checa, este "capitalismo popular" terminará en un saqueo de la población. "Estos esquemas fracasaron porque quienes recibieron las acciones desconocían su verdadero valor y las vendieron a intermediarios que tomaron el control de grandes compañías por poco dinero" (ídem).

Kosovo será un protectorado militar de la Otan… y Serbia una semicolonia del capital financiero de las potencias de la Otan.