Sobre las manifestaciones en Génova, Venecia y la Flotilla Global Sumud

La flotilla Sumud intentará llegar a Gaza

La noticia positiva de los últimos días es el repentino aumento del número de participantes en las manifestaciones “por Gaza” en Génova y Venecia. En Génova, decenas de miles; en Lido de Venecia, unos pocos miles. Aunque el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino sigue estando muy por detrás en Italia en comparación con Gran Bretaña, Francia y Grecia, algo está cambiando hacia una mayor participación.

 ¿Qué ha provocado este cambio?

El factor de mayor importancia ha sido la acción exterminadora del Gobierno de Netanyahu y las Fuerzas de Defensa de Israel, que ha superado todos los límites en cuanto a ferocidad. A pesar de la matanza sistemática de periodistas, la máquina de muerte sionista no ha logrado ocultar sus crímenes. Tampoco ha podido evitar que, con el tiempo, resulten insoportables para muchos, sobre todo cuando a los bombardeos se han sumado la hambruna provocada intencionadamente y las masacres de personas en busca de alimentos. Este espectáculo obsceno ha generado en un ámbito social más amplio de lo habitual el deseo, e incluso la urgencia, de decir: ¡basta de genocidio! Y de decirlo en las plazas.

Esta ampliación es bienvenida. ¡Ya era hora! Hay un gran retraso que recuperar. Durante dos años hemos luchado como mulas para que la gente aceptara que se estaba produciendo un genocidio en Gaza; para dejar claro que viene de lejos (no desde el 7 de octubre); y, más aún, para que la gente comprendiera que el terrorismo está todo y solo del lado del Estado colonial, supremacista y racista de Israel, y de aquellos —como el Estado y el Gobierno italianos— que lo abastecen y apoyan. Tanto en Génova y Venecia como en toda Italia, afirmamos haber sido de los pocos que se movieron de inmediato, desafiando, incluso en soledad, al aparato de los medios de comunicación de masas alineados de forma inflexible con el Estado de Israel, para sembrar las semillas de la solidaridad internacionalista de clase, no solo con el pueblo palestino, sino también con la resistencia palestina (que no es lo mismo). También afirmamos haber llevado a cabo, junto con el SI Cobas, organizador de las huelgas más significativas por Palestina, y con la parte más militante de las asociaciones palestinas, una acción destinada a golpear los intereses sionistas, las empresas italianas que suministran armas a Israel, a bloquear —por desgracia solo en parte— algunos puertos, a alimentar la campaña de boicot a los productos israelíes, a apoyar a los militantes que han sido objeto de represalias por su solidaridad con la causa palestina.

Esta actividad incesante, la nuestra y la de aquellos (organizaciones e individuos) que sienten la causa de la liberación nacional y social de los palestinos como propia, mantuvo la atención sobre lo que estaba sucediendo en Palestina y en Oriente Medio. De esta manera, hemos preparado el terreno para la expansión de la movilización. Pero hemos podido hacerlo, a su vez, gracias a la extraordinaria fuerza de la resistencia palestina, que ha convocado a las plazas de todo el mundo (especialmente a las silenciosas de Rusia, China, Egipto y otros países árabes) para gritar en voz alta contra Israel y sus aliados de hierro, Estados Unidos, la Otan y la Unión Europea. Nunca hemos dejado de cuestionar al gobierno de Meloni, a Leonardo, a Fincantieri y a la maquinaria mediática de mentiras pro sionistas, a menudo en un duro aislamiento difícil de soportar, producido también por aquellos que hoy afirman que “ya no se puede negar que se trata de un genocidio” (hace un año, ¿por qué lo negaban?).

¡Bienvenidos, pues, a las plazas de Génova y Venecia, que están mucho más concurridas de lo habitual! Por fin tenemos un público más amplio, en gran parte joven y femenino, con el que interactuar, una masa aún limitada, pero que está empezando a sacudirse la apatía y la resignación.

Pero no es oro todo lo que reluce: esto se aplica tanto a las plazas como a la Flotilla Global Sumud.

Tanto en Génova como en Venecia, de hecho, el compromiso organizativo ha sido evidente, y digámoslo francamente: los líderes de sectores del Partido Demócrata, la CGIL, las asociaciones católicas, el entorno de AVS (Alianza Verde-Izquierda) y las fuerzas que se están reuniendo en la oposición de centroizquierda al gobierno de derecha han entrado en escena —nos referimos a los aparatos— con objetivos que poco o nada tienen que ver con la solidaridad genuina con Palestina.

Lo que impulsa a estas fuerzas es otra cosa. En primer lugar, la conciencia de que existe un sentimiento de repulsa, de horror hacia las acciones del gobierno de Netanyahu en la sociedad actual, que podría incluso evolucionar hacia un apoyo militante a la causa de la liberación palestina, lo que iría en contra de los intereses del capitalismo italiano y del Estado italiano, que están vinculados por mil hilos a Israel. Para Schlein, Conte, Landini, los inservibles campeones de AVS y sus lacayos, la maduración de este sentimiento humanitario hacia la verdadera solidaridad con los oprimidos de Palestina es un peligro que hay que frustrar. Tras un largo y vergonzoso silencio, ahora dan un paso al frente para asumir con cautela su representación. Una carta electoral y propagandística contra el gobierno de Meloni, mucho más alineado que ellos con el eje Washington-Tel Aviv. Un guiño al sionismo liberal residual presente en Israel y, sobre todo, la propuesta de un papel más autónomo de Europa respecto a Estados Unidos en la “cuestión palestina” (y en general).

Sí, la creciente fricción entre la Unión Europea y Estados Unidos también está detrás de algunos tímidos pasos de la “izquierda” en Europa y de algunos gobiernos europeos (España, Francia, Reino Unido) para distanciarse de la actual dirección del Estado de Israel y de Trump: véase el grotesco reconocimiento del “Estado palestino”, después de haber permitido durante décadas que las fuerzas sionistas lo hicieran materialmente imposible. Estas fuerzas buscan reducir el impacto negativo de las acciones del Estado sionista en Europa, y en particular en Italia, marcando una supuesta diversidad entre ambos. Nosotros, los italianos-europeos, somos los buenos...

También hay quienes, como el Movimiento Cinco Estrellas de Conte, van más allá y conciben una Europa que rechaza parcialmente la carrera hacia la guerra, posicionándose —incluso en la guerra entre la Otan y Rusia en Ucrania— a favor de la “paz”, de las negociaciones, de una solución diplomática a todos los conflictos militares en curso. Y, sin exponerse demasiado, insinúan que sería útil para Italia y Europa restablecer las relaciones comerciales y de “amistad” con Rusia, China y los Brics. Así que cuando las fuerzas que hemos visto al frente de la manifestación masiva en Génova o la alianza “pacifista” en Bruselas dicen “por Gaza”, hay que entenderlo como: por Italia, por Europa. No es casualidad que Salis, el recién elegido alcalde del PD de Génova, afirme que esta coalición encarna el verdadero patriotismo, en contraste con el nacionalismo “gritado pero no practicado” del gobierno de Meloni.

Igualmente ambigua es la iniciativa de la Flotilla Global Sumud. No hay duda: ayuda a socializar a mayor escala la existencia de un genocidio en curso. Como escribió Dalia Ismail, incluso puede considerarse, en este sentido, “fundamental: no porque nos represente a todos, sino porque obliga a la parte hipócrita, rezagada y distraída del mundo a mirar el genocidio”. Esto ocurre, además, en un momento en que el eje Washington-Tel Aviv se ha desatado para completar la destrucción total de la ciudad de Gaza. Por lo tanto, el efecto disruptivo es seguro. Y podría haber reacciones sionistas muy duras contra esta expedición: el anuncio de Ben Gvir (“los trataremos como terroristas”) así lo sugiere. Por estas razones, y porque en Barcelona, en Génova, en Atenas ha habido una atención masiva hacia esta «empresa», seguiremos su desarrollo con plena participación. Estamos con la Flotilla Sumud.

Pero esto no nos impide ver los aspectos críticos de esta iniciativa. Por mucho que la simpática Greta Thunberg lo niegue (“los palestinos no necesitan que vayamos a salvarlos”), toda la propaganda que la rodea se hace en nombre de los “salvadores blancos”. Al igual que en las manifestaciones de Génova y Venecia, no se ha dado espacio a los palestinos. Y menos aún a su extraordinaria resistencia. Los palestinos son las víctimas que necesitan nuestra generosa ayuda, no el sujeto colectivo capaz, durante 80 años, de plantar cara a uno de los ejércitos más poderosos, equipados y financiados del mundo. El martirio palestino no es la punta del iceberg del colonialismo sionista y las acciones del imperialismo occidental en Oriente Medio, sino una cuestión “humanitaria” que debe ser tratada por las ONG y la donación de ayuda.

Ismail continúa: “El problema es un orden mundial que condena a los palestinos al silencio y la marginalidad, incluso cuando se habla de ellos”. A veces ocurre algo aún peor: en la rueda de prensa con el presidente de la Bienal de Venecia, el portavoz de Pax Christi no dejó de hablar de los “terroristas” de Hamás...

Dicho esto, la iniciativa de la Flotilla Sumud está determinando, en cualquier caso, una clara expansión de la movilización en más países europeos, con un potencial internacionalista real. Más allá de las intenciones de sus organizadores, ha relanzado la necesidad de una solidaridad activa y militante con el pueblo palestino contra los carniceros sionistas, para una lucha real contra los gobiernos europeos y las fuerzas políticas institucionales, incluidas aquellas que hoy aspiran a recuperar su virtuosidad, pero que siempre, en nombre de las “necesidades de seguridad” de Israel, apoyan la ocupación colonial sionista con todos sus horrores, incluido el genocidio.

Ahora la Flotilla Global Sumud se enfrenta a una gran incógnita, probablemente subestimada: ¿qué hará el gobierno de Netanyahu? “Si tocan a uno de los nuestros, bloqueamos Italia, bloqueamos Europa”, hemos oído decir a más de uno, en Venecia y Génova. Y aquí vuelve, a pesar de la loable intención de lucha, que compartimos, la marca blanca (“nuestra”...) que, en cambio, criticamos. Conocemos bien ambos puertos, habiendo manifestado delante y dentro de ellos. Y, para no mentir al público desprevenido, debemos admitir que nunca hemos sido capaces de bloquear el puerto de Venecia (ni siquiera cuando había un barco sospechoso de transportar armas: una guarnición no es un bloqueo del puerto). En cuanto al de Génova, el único día de bloqueo parcial efectivo fue el 25 de junio del año pasado, en el que participamos activamente.

Para dar vida a una huelga capaz de afectar seriamente a los intereses capitalistas y al negocio de las armas a favor de los carniceros sionistas, no basta con proclamarla: es necesario trabajar duro para concienciar y movilizar a la masa de trabajadores, que hasta ahora se han mantenido en gran medida al margen ante el genocidio. Las cuatro huelgas generales convocadas hasta ahora por SI Cobas en soledad casi total, que hemos apoyado con convicción, nos muestran que al menos en los sectores más combativos de la clase obrera (como en el caso de la logística) no estamos exactamente en el año cero...

Por eso acogemos positivamente estas intenciones de pasar finalmente a la acción con el arma de la huelga y el bloqueo de mercancías, señalando que hay que comprometerse en esta dirección independientemente del resultado de la misión a Gaza. Porque incluso si, como esperamos, los barcos de la Flotilla Sumud logran atravesar ilesos el bloqueo establecido por Netanyahu y los asesinos del ejército israelí, e incluso consiguen entregar bienes esenciales al pueblo de Gaza, el exterminio de los palestinos no se detendrá. Y es para detener el genocidio y derrotar a la maquinaria colonialista de ocupación que deben dirigirse y canalizarse las crecientes fuerzas de que disponemos, con una verdadera huelga general destinada principalmente a bloquear el tráfico marítimo dirigido a Israel, coordinada a escala nacional e internacional. Las iniciativas de los últimos meses en varios puertos europeos demuestran que este objetivo es, al menos en parte, factible: siempre que todos los componentes del sindicalismo combativo (ubicados en cualquier lugar) unan sus fuerzas para este fin, dejando de lado cualquier lógica de primogenitura y marketing.

Por nuestra parte, estamos y estaremos en la plaza en apoyo de la Flotilla, contra cualquier acto de intimidación y represión por parte del Estado y el ejército sionistas. Para reafirmar, como siempre, la defensa incondicional del pueblo palestino y la resistencia, la primera entre nosotros, el fin de la ocupación sionista, por una Palestina libre desde el río hasta el mar, para construir un frente internacional capaz de luchar contra el capitalismo, sus horrores y sus guerras en todas partes.

Zarpa la Flotilla Sumud hacia Gaza, contra el bloqueo criminal de Israel
Más de 500 activistas y referentes internacionales participan de la expedición marítima contra el genocidio sionista. -
prensaobrera.com