Internacionales

31/10/2025

Sudán: un nuevo capítulo de la barbarie en la guerra civil

La caída de El Fasher deriva en crímenes masivos contra la población civil.

Un campo de desplazados en Tawila (Darfour), cerca de El Fasher

La captura de la ciudad de El Fasher por parte de las Fuerzas de Acción Rápida (FAR) del general Mohamed Hamdan Dagalo, alias “Hemdeti”, derivó en uno de los episodios más brutales de la guerra civil sudanesa, cuando estas tropas emprendieron una espiral de crímenes contra la población civil. Se afirma, por ejemplo, que 460 pacientes y familiares fueron ejecutados a sangre fría en un hospital de la ciudad, y que personas con discapacidades, dificultades para huir, también fueron rematadas. A esto se suman las denuncias de violaciones masivas de mujeres y niñas.

La caída de El Fasher, una de las ciudades más importantes de la región de Darfour, corona un bloqueo de dieciocho meses en que las fuerzas de “Hemdeti” sometieron a la población local -al estilo de Israel en la Franja de Gaza- a la hambruna. Pero la historia viene de mucho más lejos: a comienzos de siglo, “Hemdeti” lideró las milicias Yanyaweed, que iniciaron una limpieza étnica contra las poblaciones negroafricanas (fur, masalit y zaghawa) de Darfour, tras una sublevación de los agricultores de la región contra el régimen sudanés, entonces bajo el puño del dictador Omar al-Bashir.

La guerra civil de Sudán, que en dos años y medio de conflicto ya dejó más de 50 mil muertos y 10 millones de desplazados, enfrenta a las FAR de “Hemdeti” con otro general, Abdel al-Burhan. Estas dos figuras protagonizaron un golpe militar en 2021 que puso fin a la experiencia de gobierno de transición cívico-militar, surgido poco después del levantamiento popular que puso fin a la dictadura de al-Bashir. Sin embargo, al-Burhan y “Hemdeti” comenzaron a librar pronto una pulseada de poder que planteaba, entre otros focos de conflicto, el de la integración de las FAR a las fuerzas regulares.

Con El Fasher en sus garras, las FAR alcanzan el control de la mayor parte de Darfour, una región que es importante tanto desde el punto de vista económico como territorial. Cuenta con oro y fronteras con Chad y Libia, a través de las cuales, las fuerzas de “Hemdeti” trafican minerales y reciben armamento de los Emiratos Arabes Unidos.

El gobierno de al-Burhan, en tanto, domina el este del país, incluyendo las costas sobre el Mar Rojo por donde se exporta el petróleo. En marzo, retomó el control completo de la capital, Jartum. Al-Burhan cuenta, según el diario madrileño El País (31/10), con el respaldo de Rusia, Egipto y Arabia Saudita.

Este escenario de fuerzas plantea la posibilidad de una nueva partición de Sudán, que ya vio independizarse al sur en 2011, tras dos guerras civiles sangrientas, que fueron seguidas por otra guerra civil entre los partidarios de Salva Kiir y Riek Machar, un conflicto que nunca se disipó del todo.

El golpe de al-Burhan y “Hemdeti”, en 2021, desplazó el centro de gravedad política desde las masas en lucha al ejército y reintrodujo a Sudán en el escenario de la barbarie y la guerra imperialista. Para salir de este pantano, se necesita una nueva oleada revolucionaria.

Sudán, de la revolución a la barbarie
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prensaobrera.com