El viernes pasado, la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires confirmó la absolución de Eva Analía de Jesús, conocida como Higui, quien estuvo enjuiciada por defenderse de una violación grupal en 2016 en el barrio Lomas de Mariló, Bella Vista. En marzo de este año, el Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Martín había apelado por su absolución después de que la fiscalía la sentenciara a 10 años por homicidio simple. Higui estuvo 8 meses presa injustamente producto de una Justicia que defiende a los abusadores y a los violentos y criminaliza a las víctimas. En este sentido, la fiscalía de casación consideró que la fiscal Liliana Tricarico solo había tomado en cuenta las pruebas que servían para condenarla, descartando todos los testimonios que afirmaban lo que Higui había declarado confirmando que había actuado en legítima defensa.

Las violaciones correctivas, la violencia y persecución policial y judicial son moneda corriente para las diversidades en los barrios. Higui fue encontrada por la policía inconsciente, luego de haber sido golpeada y de que intentaran abusar de ella, e inmediatamente fue procesada por homicidio simple por el simple hecho de haberse defendido de la patota que la violentó. Higui fue sentada en el banquillo de los acusados por ser lesbiana y pobre, mientras que los hombres que la atacaron estuvieron protegidos tanto por la policía como por el Poder Judicial.

El hecho de que no se haya reconocido desde el principio su derecho a autodefenderse tiene sentido para una Justicia que condena a la desprotección a las mujeres y de las diversidades sexuales y de género. Esta, junto con las fuerzas represivas, llevan a cabo la persecución que sufrimos las identidades diversas, independientemente del signo político que esté en el gobierno. Son las herramientas de las que dispone el Estado capitalista, responsable de la miseria y las violencias que sufre el colectivo LGBTI+, para reprimir a las diversidades sexuales y de género.

Lo que inclinó la balanza fue la lucha callejera. Fuimos cientos en las calles reclamando desde el minuto cero, primero por su liberación y luego por su absolución. En cada jornada de movilización del movimiento de mujeres y de diversidades hemos levantado su lucha, llenando las calles en cada instancia del juicio. Este fue el método, el de la movilización y la organización, que logró en junio de 2017 su excarcelación y posteriormente su absolución. El mismo método con el que conquistamos los derechos frente a un Estado que nos somete a la miseria, la desocupación y a un sinfín de violencias con el propósito de regimentar a la comunidad LGBT+ por estar por fuera de la cisheteronorma capitalista. Esta es la realidad que busca tapar el gobierno de Kicillof y Fernández cuando se visten con los colores de la bandera del orgullo y a la que respondemos movilizando por nuestras reivindicaciones.

La lucha por la absolución de Higui nos muestra que a una Justicia machista y lgbtiodiante se le hace frente en las calles porque es donde conseguimos todas nuestras conquistas y victorias. Frente a un gobierno que nos empuja a la miseria y que se desentiende de las necesidades de las mayorías populares para pagar la deuda con el FMI, la salida es callejera. Sigamos en la lucha contra la persecución policial, los crímenes y ataques de odio, por el cupo trans, el financiamiento y correcta implementación de la Ley de Identidad de Género, por una ESI que contemple a las diversidades y la separación de las iglesias y el Estado.

 

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