Se cumplió un mes del asesinato de Facundo Molares a manos de la Policía de la Ciudad, y, si bien la autopsia demostró que Facundo murió como resultado de la asfixia, la causa permanece estancada y no hay imputados por el homicidio.

Recordemos que los uniformados asesinaron a Facundo Molares, militante de Rebelión Popular, en el marco de un operativo de represión contra un acto pacífico que estaba llevando adelante dicha organización en repudio a las elecciones. Provocaron su muerte asfixiándolo contra el suelo, accionar que fue inmediatamente respaldado por Horacio Rodríguez Larreta, lo cual lo convierte en corresponsable del crimen.

El gobierno de CABA pretendía dar un mensaje político a toda la población con el objetivo de escarmentar la protesta social, en sintonía con los discursos “de mano dura” que enarbolaron todos los candidatos capitalistas durante la campaña. Sucede que, en caso de gobernar, lo harán atacando las condiciones de vida del pueblo en beneficio de las patronales y el FMI, y saben que para ello deberán recurrir a la represión. Sin ir más lejos, la prédica negacionista de Milei y Villarruel busca apuntalar ese andamiaje represivo, mediante la reconciliación con las Fuerzas Armadas a partir de indultar genocidas.

En ese sentido, luchar por el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de este crimen es luchar por nuestro derecho a salir a las calles contra los agravios constantes de quienes gobiernan. Es también honrar la memoria de Facundo Molares, quien defendió con el cuerpo el principio de solidaridad internacional de los pueblos y dedicó su vida a pelea por un mundo sin explotación.

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