Abajo el desmantelamiento de los Espacios de la Memoria

Texto de un trabajador despedido del Museo Sitio de Memoria Esma.

La política de Milei consiste en destruir las pruebas del terrorismo de Estado perpetrado en el país.

Con profunda tristeza e indignación, me dirijo a ustedes para manifestar mi disconformidad con la reciente decisión de despedirme de mi puesto en el Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos (ex Esma), donde durante 16 años he trabajado con dedicación como parte del equipo de conservación.

A lo largo de estos años he tenido el privilegio de contribuir a la preservación y conservación de elementos históricos de inmenso valor, ayudando a mantener viva la memoria de nuestro pasado y honrando a las víctimas de la dictadura. Este trabajo no solo ha sido una vocación personal, sino una responsabilidad hacia la sociedad y las futuras generaciones. Además, hemos desempeñado un papel crucial en el hallazgo de pruebas materiales utilizadas en juicios de lesa humanidad, fundamentales para llevar a los responsables ante la Justicia y proporcionar un sentido de reparación a las víctimas y sus familias.

El despido, consecuencia directa de las actuales políticas de desmantelamiento del gobierno, no solo supone una pérdida personal, sino un ataque a la memoria colectiva y a los derechos humanos. Estas medidas reflejan una preocupante falta de respeto y reconocimiento hacia el valioso trabajo realizado en el Espacio para la Memoria y hacia el importante papel que desempeña en nuestra sociedad. Es alarmante que este gobierno, que reivindica la dictadura, esté desmantelando los espacios de memoria y otras instituciones clave.

Este despido no me afecta solo a mí, sino también a la mayoría de mis compañeros. Estas políticas de desmantelamiento están extendiéndose a otras instituciones estatales esenciales como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el sistema de salud pública, incluyendo el Hospital Posadas. Este desmantelamiento de instituciones vitales es una amenaza para nuestra democracia y para el respeto de los derechos fundamentales, promoviendo el olvido y la desinformación.

Hago un llamado a la reflexión y a la acción para revertir estas políticas destructivas. Es imperativo reconocer y valorar el trabajo realizado en el Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, y tomar medidas concretas para asegurar la continuidad de su misión. Un futuro justo y democrático no puede construirse sin reconocer y aprender de nuestro pasado.

Mi compromiso con la memoria y los derechos humanos permanece firme, y continuaré luchando por estas causas desde cualquier lugar en el que me encuentre.

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