Abajo la persecución judicial del sionismo contra Vanina Biasi

Fue citada a indagatoria este martes 15 por su apoyo a Palestina. Nos concentramos a las 11:30 frente a Comodoro Py.

Vanina Biasi

La diputada nacional del Frente de Izquierda por la ciudad de Buenos Aires, Vanina Biasi, fue citada a prestar declaración indagatoria el martes 15 de octubre en la causa en que está imputada por sus declaraciones públicas de apoyo al pueblo palestino y su enérgica denuncia del genocidio del Estado de Israel en la Franja de Gaza. A raíz de ello, el Partido Obrero impulsa una concentración a las 11:30hs de este martes frente a los tribunales de Comodoro Py.

La causa es un intento de silenciar las voces críticas de la ofensiva criminal del gobierno israelí y un atropello en regla a la libertad de expresión. Toda la acusación contra Vanina se origina en la publicación de dos tuits en el marco del intercambio de rehenes ocurrido a fines de noviembre de 2023. Y luego, los testimonios que fueron colectados por la fiscalía opinaron sobre otros cinco tuits emitidos con posterioridad a la acusación.

Para darle algún relieve a esta criminalización de las opiniones políticas, los fiscales Carlos Stornelli (el denunciante) y Eduardo Taiano (su continuador) apelan a una definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), pese a que esta establece en su preámbulo que no es jurídicamente vinculante y a que existe otra definición alternativa (la Declaración de Jerusalén) suscripta por cientos de académicos judíos que busca, precisamente, evitar su instrumentación con fines de persecución política, como la que sufre ahora Vanina o, hace poco, Alejandro Bodart (dirigente del MST), quien logró su absolución en una causa promovida por la Daia (Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina) debido también a dos tuits.

Los testimonios contra Vanina son invariablemente tendenciosos, ya que pertenecen a figuras que apoyan abiertamente al régimen israelí, como Ariel Gelblung (del Centro Simón Wiesenthal para América Latina) y el exembajador argentino ante la IHRA y exministro de Educación de Mauricio Macri, Alejandro Finocchiaro. El fiscal Stornelli admitió como querellantes particulares en la causa a la Daia (cuya fiebre censora la llevó en los últimos años al extremo de tratar de cancelar el último concierto de Roger Waters en Buenos Aires) y a la periodista Romina Manguel, quien insólitamente se presentó como particular daminificada. Esta, al igual que la diputada nacional del PRO, Sabrina Ajmechet, son representantes del gobierno de Israel en nuestro país y encabezan habitualmente la difusión de sus posiciones y campañas.

La acusación de antisemitismo y de “justificar y promover el odio contra la comunidad judía” que se le endilga a Vanina parte de una tesis falsa que equipara sionismo (corriente política e ideológica surgida a fines del siglo XIX) y judaísmo. Sin esta asociación forzada, toda la acusación cae como un castillo de naipes.

Repasemos algunos de los tuits que esgrime la querella como supuestas pruebas. El 22 de diciembre de 2023, Vanina escribe: “sigue la masacre del pueblo palestino. Sigue el silencio cómplice del poder económico y mediático. Sionismo es genocidio. Sionismo es apartheid. Sionismo es la construcción de una narrativa mentirosa en la que el ocupante es víctima y el ocupado victimario”.

¿Dónde está el antisemitismo? Aquí simplemente se denuncia: 1) Los crímenes del Estado de Israel en Gaza, que al momento de la citación judicial a Vanina son más de 40 mil; 2) La cobertura sesgada por parte de los medios de comunicación; 3) La discriminación sistemática que sufre la población árabe-israelí (apartheid); 4) Que la raíz del conflicto es la colonización del territorio palestino para la conformación del Estado israelí, que implicó la expulsión de cientos de miles de personas de sus hogares; 5) La propaganda del Estado israelí para presentar al pueblo palestino como el victimario, cuando en realidad es la víctima. Todas estas son posiciones que obviamente los denunciantes no tienen por qué compartir, pero lo insólito es que pretendan criminalizarlas.

El 27 de enero, Vanina tuitea: “memoria del Holocausto es no justificar el exterminio de ningún pueblo. El supremacismo y el racismo que dieron sustento ideológico al exterminio del pueblo judío, están hoy presentes en la justificación del genocidio palestino en manos del Estado de Israel”.

Otra vez: ¿dónde está el antisemitismo? Este tuit parte, precisamente, de una condena del Holocausto y el supremacismo nazi; denuncia abiertamente el “exterminio del pueblo judío”, que, como ocurre con el terrorismo de Estado en Argentina, algunas usinas del poder ponen en duda. En este punto, Vanina no puede ser más clara en sus palabras. Luego advierte que el Estado de Israel lleva a cabo ahora un genocidio en Gaza y que una postura consecuente exige  repudiar ambos hechos. “No justificar el exterminio de ningún pueblo”. En lugar de rebatir las acusaciones de genocidio en Gaza, la querella recurre a un anatema para evitar el debate. Y no podría ser de otro modo, porque el bombardeo sistemático de escuelas, hospitales, centros de refugiados, los dos millones de desplazados (equivalente a dos tercios de la población del enclave costero) y el bloqueo monstruoso que impide el ingreso de alimentos, agua, combustibles y medicinas, y que llevó a la reaparición de la poliomielitis y a que en los hospitales de Gaza se opere sin anestesia, hablan de una política de limpieza étnica indisimulable.

Hay otros mensajes en la causa que son de este mismo tenor. Y uno del 27 de noviembre que alude al caso de Emily Hand, una niña de 9 años que fue secuestrada por la resistencia palestina el 7 de octubre de 2023. El gobierno israelí la dio por muerta utilizando profusamente este hecho que había sido inventado por él mismo, pero luego se supo que aún permanecía en poder del grupo palestino. A raíz de esa falsa versión, Vanina denunció “la narrativa sionista a la que poco le importa la vida de la gente y el sufrimiento”, ya que esa información había sido comunicada por las autoridades al propio padre de la niña, según este comentó en una entrevista.

Es importante señalar que, mientras Vanina es objeto de esta denuncia por supuesta promoción del odio, sigue recibiendo múltiples amenazas en su teléfono celular por sus posicionamientos sobre Palestina, lo que ya ha motivado una presentación judicial (algunos de los autores ya han sido identificados y está tramitándose su castigo judicial, y en otros casos se utilizó a menores de edad para encubrir la campaña de amedrentamiento). Las últimas amenazas ocurrieron tras el debate en la Cámara de Diputados sobre la boleta única de papel, cuando la diputada del PO-FIT sostuvo un cruce verbal por la situación en Medio Oriente con su par del PRO, la defensora del gobierno genocida de Benjamin Netanyahu, Sabrina Ajmechet.

Llamamos a una gran campaña por la absolución de Vanina Biasi. Basta de persecución política. Cese de las agresiones contra Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Yemen.