Libertades democráticas
6/9/2024
En Tucumán la policía de Jaldo aplica la “pena de muerte”
"Nacieron delincuentes y morirán así", es el lema del Ejecutivo provincial.
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Nombran a Joaquín Girvau Olleta como jefe de policía.
En noviembre del año pasado, el gobernador Osvaldo Jaldo y su ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, anunciaron cambios en la provincia. Como secretario del área asumió Héctor Gustavo Vizcarra, un comisario vinculado fuertemente con los servicios de inteligencia D2, y Jorge Dib (ex miembro de la Brigada de Investigaciones) lo hizo en la Secretaría de Lucha Contra el Narcotráfico. Además, Jaldo pidió expresamente el nombramiento como jefe de la policía a Joaquín Girvau Olleta.
Girvau Olleta fue noticia en los últimos días por remarcar en los distintos medios de comunicación la dirección política que le dio el gobernador: “dureza” y “firmeza” bajo la premisa de que “nacieron delincuentes y morirán así” y que, ante cualquier enfrentamiento con la policía la solución es la muerte. Estas declaraciones y el accionar de la policía tucumana demuestra cómo las fuerzas represivas no cometen actos inadecuados de violencia sino que son constitutivamente violentas, por la naturaleza de su propia función social: son la defensa última de un régimen de saqueo y explotación del pueblo. Las fuerzas de seguridad no tienen autonomía política en sus acciones sino que responden a una política de Estado dirigida por sus gobiernos, que representan a la clase capitalista.
Franco Almirón tiene 31 años, vive en Villa 9 de Julio y trabaja como cosechero de limón, cartonero y haciendo changas para sobrevivir junto a sus dos hijos. El pasado 29 de agosto tres policías (Tomás Gabriel Aráoz, Luis Héctor Lobo y Nicolás Medina) llegaron a causa de una denuncia por disturbios hasta donde se encontraba Franco y otras personas en la calle Martín Berho al 1800. Medina, sin decir ni una palabra, disparó directamente contra ellos hiriendo de gravedad a Franco en su rostro, quien hasta este momento lucha por su vida en terapia intensiva. Luego de este hecho el jefe de la policía de Jaldo salió a justificar el -por ahora- intento de asesinato de cualquiera que enfrente a la policía, sin importar si son menores, mayores, inocentes o no.
En el mismo sentido Girvau salió semanas atrás en defensa de la feroz golpiza a 20 presos ocurrida en la comisaria de Yerba Buena por parte del escuadro de Infantería en enero del año pasado, las cuales quisieron justificar con supuestos “intentos de fuga”. Pero la agresión policial ocurrió en horas de la madrugada cuando los detenidos se encontraban durmiendo. Además de esto, uno de los jóvenes manifestó que fue violado por los efectivos, dejando lesiones que fueron constatadas por un médico legal y constan en la causa.
Como vemos, la violencia policial de los políticos capitalistas como Alperovich y Manzur, reflejada en los casos de Ismael Lucena (2011), María José Gordillo (2012), Adrián Astorga (2014) y Miguel Reyes Pérez (2016), Facundo Ferreira y Alan Andrada (2018), Luis Espinoza, Roxana Monteros y Walter Ceferino Nadal (2020), se profundizará el gatillo fácil que promueve Jaldo como método para combatir la inseguridad. El peronismo libertario de avanzada de la provincia no tiene nada que envidiarle a los Espert, Berni, Bullrich o Milei. Para ellos los “delincuentes” que pertenecen a la clase obrera son personas inservibles para la sociedad a los cuales hay que aniquilar; mientras tanto, obedecen y protegen a los delincuentes de la clase capitalista.
Exigimos justicia por Franco y todas las víctimas de violencia y abusos policiales, la inmediata destitución de Girvau y de toda la policía provincial implicada en casos de gatillo fácil, tráfico de drogas, trata de personas y todo tipo de delitos.