Claudio Astorga, militante de la agrupación Pueblo Unido y trabajador de la construcción de la Utep, perdió la visión de un ojo tras recibir un balazo de goma por parte de la Policía de la Ciudad, en el marco de la movilización piquetera en reclamo de alimentos que tuvo lugar el pasado 10 de abril.

Los efectivos policiales le dispararon mientras intentaba ayudar a una de sus compañeras, que se había caído en medio de un repliegue frente a la avanzada represiva. Astorga fue trasladado al Hospital Santa Lucía, donde le afirmaron que tenía destruido el ojo por dentro.

Claudio hará una denuncia penal contra el gobierno porteño, responsable del operativo policial criminal. Gabriel Solano, dirigente del Partido Obrero, legislador y presidente de la Comisión Especial contra la Violencia Institucional de la Legislatura, presentó una contra la policía.

La movilización de la que participó Claudio fue justa. Las organizaciones piqueteras y sociales que se hicieron presentes en Desarrollo Social reclamaron alimentos para los comedores populares. Es que el gobierno de Milei recortó su envío, poniendo en cuestión la alimentación de miles de trabajadores, jubilados y niños.

La represión también dejó como saldo la detención de 10 manifestantes. Uno de ellos, Edwin Fredi Ocabcha Condori, perteneciente al Polo Obrero de Villa Celina, tuvo que ser hospitalizado en el Ramos Mejía tras ser arrastrado por el piso y recibir golpes en la cabeza.

La política de disparar a los ojos es utilizada por los gobiernos y sus fuerzas represivas en distintas partes del mundo. Milei, Bullrich y Macri no son innovadores. Según Gabriela Golder, el método fue impulsado originariamente por el Estado de Israel en los 70 para atacar al pueblo palestino. También fue utilizado este siglo por las fuerzas represivas de Chile, Colombia, Francia, Hong Kong y Líbano.

En Argentina, el año pasado, el exgobernador jujeño Gerardo Morales ordenó a sus huestes policiales disparar a la cara de los trabajadores que se rebelaron contra su reforma constitucional absolutista, represiva y promineras. En ese contexto, Mijael Lian Lamas, un joven de 17 años, perdió un ojo.

Los responsables del operativo represivo que terminó con la pérdida de la visión de Claudio y con heridos y detenidos deben comparecer ante la Justicia. La represión, que los capitalistas y sus gobiernos utilizan para mantener el status quo y hacer pasar sus planes antiobreros, solo puede ser derrotada con la movilización popular.

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