A 20 años de la Masacre de Avellaneda

No a la libertad de Fanchiotti, sí al juzgamiento de los responsables intelectuales

Maxi y Darío, presentes.

Cuando se están por cumplir los veinte años de la llamada “Masacre de Avellaneda”, cuando la represión policial contra las y los trabajadores desocupados que cortaban el Puente Pueyrredón terminó con la vida de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los autores materiales del asesinato de los compañeros que fueron condenados, el excomisario Alfredo Fanchiotti y el excabo Alejandro Acosta pidieron su libertad condicional.

Como denuncian los familiares y las organizaciones piqueteras, dicha liberación se inscribiría en la política de impunidad que rodeó la represión brutal bajo el gobierno de Eduardo Duhalde, y que produjo más de 30 heridos, corridas y una caza de brujas por las inmediaciones de la exestación Avellaneda, y el asesinato cobarde de Darío y Maxi.

El reclamo de juzgamiento a todos los responsables intelectuales que planificaron y ordenaron el operativo represivo contra las organizaciones piqueteras, algunos de ellos, como Felipe Solá y Aníbal Fernández, incluso revisten cargos de funcionarios públicos en la actual gestión del Frente de Todos, está más vigente que nunca. Sobre todo, porque el movimiento piquetero está, hoy, al frente de la lucha contra el ajuste que implementa el gobierno de los Fernández y también hoy arrecian los pedidos de criminalizar estas luchas.

En estos días son muchos los luchadores piqueteros y del movimiento popular que sufren el procesamiento judicial a cargo de los Estados. Hemos tenido, solo para señalar los últimos meses, a los compañeros Copello y Chorolque en Jujuy detenidos, a otros luchadores “multados” por movilizarse o represalias como despedirlos de sus trabajos, como en el caso del mendocino Martín Rodríguez en Guaymallén.

En estos veinte años, lejos de ir contra los asesinos, los gobiernos han perfeccionado y creado los “instrumentos” para condenar a las víctimas -o sea, todo el movimiento de lucha.

Este 26 de junio será una gran ocasión para reclamar por el enjuiciamiento y la cárcel para los autores materiales e intelectuales del asesinato de Maxi y Darío y de la represión contra miles de desocupados. Será también una oportunidad para poner firmes nuestros reclamos que nos han llevado a grandes jornadas de lucha, como la Marcha Federal, e impulsar una acción común de todos los trabajadores con un paro nacional.