Las mentiras del gobierno contra el Polo Obrero

La difamación de Manuel Adorni muestra que el extorsionador es el gobierno.

Buscan demonizar a las organizaciones piqueteras.

El vocero presidencial Manuel Adorni dedicó su conferencia de prensa de la mañana del 20 de diciembre a mentir sobre el Polo Obrero, en el marco de la operación represiva para atentar contra el derecho a la protesta y particularmente demonizar a las organizaciones piqueteras.

La campaña de amenazas del gobierno para intimidar a la población, en busca de boicotear la movilización convocada en el contexto del 22° aniversario de la rebelión popular de diciembre de 2001 y contra el ajustazo anunciado por Milei, incluye ahora una serie de mentiras acerca de las organizaciones de desocupados. Según el portavoz oficial, cuyo oficio es ser un provocador de Twitter, el Polo Obrero “maneja una caja de 5.461 millones de pesos, siempre extorsionando o maltratando a la gente que necesita estos planes”.

Tantas mentiras como palabras. El Polo Obrero no maneja un peso de los fondos públicos, porque la administración de los programas sociales corre por cuenta del Estado. Las organizaciones no tienen la posibilidad de dar de bajas planes, y quienes dejan de agruparse en las asambleas del Polo no pierden por ello la percepción de sus ingresos ni reciben amedrentamiento alguno. Quien amenaza con hacerlo es el gobierno, cercenando a los beneficiarios su derecho constitucional a protestar.

Cuando monta una línea telefónica para promover el armado de causas contra dirigentes sociales y despliega publicidad para justificar recortes, queda claro que la única extorsión es la que proviene del gobierno. El Polo Obrero se organiza con asambleas por barrio, que eligen a sus delegados y gestionan su comedores incluso recaudando colectas para solventar la compra de alimentos frescos que son una carencia crónica de los bolsones. Es, en definitiva, una agrupación voluntaria para defender sus condiciones de vida, incluso contra los punteros de los intendentes y gobiernos.

Quienes participan de las manifestaciones lo hacen para reclamar por sus necesidades más elementales, de trabajo o de alimentos, de vivienda o urbanización de barrios, con la convicción de que solo con la lucha colectiva pueden arrancar al Estado aunque sea parcialmente sus reivindicaciones, torciendo el rumbo de ajuste que se impone al pueblo mientras al mismo tiempo devalúan la moneda y decretan tarifazos y otras medidas que significan una transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los grandes capitalistas y la propia recaudación impositiva a las arcas estatales. Las acciones y jornadas de movilizaciones que se han desarrollado en todas las provincias los últimos años han sido debatidas y planificadas en plenarios con delegados de todo el país y de decenas de organizaciones.

Si se ensañan contra el Polo Obrero es porque ha sido la referencia de todas aquellas agrupaciones que con la Unidad Piquetera han seguido peleando incluso contra el último gobierno peronista que había otorgado la gestión del Ministerio de Desarrollo Social a las organizaciones sociales adictas a cambio de no movilizar contra una política que llevó a la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza. Es un ataque a todos aquellos que se organizan con sus vecinos o compañeros de trabajo para defender sus derechos, para hacer pasar la motosierra antiobrera. Está claro que para descargar todo el peso de la crisis sobre los trabajadores, para rescatar a los capitalistas, deberán primero vérselas con un movimiento piquetero y obrero que cuenta con fuertes reservas de lucha. No pasarán.

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