Hacia el plenario nacional de la CSC el 14/9

Los desafíos del movimiento piquetero en la era Milei

Cómo enfrentamos la tentativa de desmantelar las organizaciones de lucha de los desocupados.

Movilización piquetera en Neuquén - Foto de archivo

El movimiento piquetero enfrenta uno de los ataques más fuertes desde su fundación. Es que, como nunca, se conjuga una ofensiva política, de persecución judicial y de criminalización con la eliminación de reivindicaciones económicas, como los nexos dobles, pulverización de los programas sociales y eliminación de los alimentos. Un ataque histórico que se inscribe en un plan de guerra contra toda la clase obrera. La tentativa de eliminar las ocho horas de trabajo y la jornada de seis horas por insalubridad que propone la UCR es una muestra cabal de la ofensiva en curso.

Al mismo tiempo, el gobierno nacional, principalmente Patricia Burllich, se jacta de haber terminado con el movimiento y los piquetes. Los medios oficialistas replican esta noticia y lo asocian al fin de la llamada “intermediación en el manejo de los planes sociales”. Esto a pesar de que decenas de manifestaciones obreras y populares de todo orden han irrumpido en las calles, enfrentando la represión que en la mayoría de los casos no pudo evitarlas, incluidos los jubilados recientemente reprimidos lo que ha valido el repudio de amplios sectores populares.

Pero la ofensiva de Milei y la burguesía tiene pies de barro porque, al tiempo que atacan las organizaciones desocupados, crece sistemáticamente la desocupación y la miseria social y la pobreza aún de los que todavía tienen un trabajo.

Distintas organizaciones, incluso empresariales, estiman en más de medio millón los despidos y se trata sólo del comienzo puesto que se han denunciado 38.000 recursos preventivos de crisis y miles de cierres de empresas que auguran todavía muchos más, incluso cuando los mal llamados “retiros voluntarios” se agoten. Hay que recordar frente a esto que en la segunda parte de los ’90 cuando la desocupación ascendente llegó al 18% es cuando nace el movimiento piquetero con sus consignas centrales: trabajo o seguro al parado. Las más de dos décadas de lucha recorridas han mostrado que esas reivindicaciones tienen toda su vigencia cuando arrecian los despidos como ahora. Al mismo tiempo que la pobreza estructural y creciente instalada en la Argentina nos ha planteado y nos replantea un sinfín de reivindicaciones asociadas a las del trabajo, el alimento en comedores comunitarios, los comedores escolares y la escuela en el territorio, el agua potable, el techo y la tierra, los servicios en un asentamiento, el transporte, la garrafa social, la lucha contra los tarifazos, las becas para estudiar, los refugios y asistencia a la mujer víctima de violencia de género, la educación sexual integral, la capacitación con salida laboral, entre tantas otras.

¿”Guardar” al movimiento hasta que pase la ola o pasar a la ofensiva?

En las tendencias que actúan al interior del movimiento piquetero existe un debate en torno a cómo seguimos en el presente cuadro. Pero no olvidemos que esto viene de atrás, desde Cristina-cuando criticó los piquetes en la 9 de Julio con las banderas políticas, hasta Milei todos buscan terminar con el “problema piquetero”. El ataque iba desde la estigmatización hasta la supuesta responsabilidad de la decadencia del país.

Dicho esto, una parte importante de organizaciones plantea que asistimos a una etapa donde debemos “guardarnos”, es decir, suspender movilizaciones, acciones y concentrarse en otras tareas. De esta forma, dicen las y los compañeros, preservaremos al movimiento de la criminalización y represión para cuando venga una nueva oleada de luchas. Pero, ¿cómo preparamos esas oleadas?

No caben dudas del rol intimidatorio de la represión y los ataques a las conquistas del período anterior que significa el congelamiento del Potenciar Trabajo, la anulación de los nexos y toda la ofensiva, pero otra vez el tema es cómo lo enfrentamos.

La inviabilidad de una economía popular bajo el capitalismo se ha probado desde principio de siglo en que se montan las primeras cooperativas de tercerización que sólo viabilizaron la precarización y a menudo los negocios de la burocracia sindical, como las de Pedraza que defendió el negocio con el crimen de Mariano Ferreyra. Es que en definitiva, en una economía capitalista, una salida cooperativista está a merced del cuadro de crisis, recesiones y monopolización. Ejemplos sobran del cuadro de quebranto de las cooperativas que sólo pudieron subsistir mediante los planes sociales, colocando una contraprestación mediante un subsalario.

Volvamos a los orígenes por todos nuestros reclamos

La presente etapa nos coloca ante un desafío inmenso. La única vía de terminar con el movimiento piquetero es superarlo, generando fuentes de empleo, lo contrario de lo que ocurre bajo la gestión facholibertaria.

Así las cosas, el movimiento piquetero debe retomar sus orígenes, es decir, convertirse en un canal de organización barrial en la lucha por todos los reclamos populares. No solo contra el hambre, sino por todos los reclamos del territorio. Mediante ollas populares en cada barrio, agitaciones y llamando a nuevos contingentes a sumarse. Se trata de una tarea militante, sistemática y paciente.

Claro está que la nueva etapa requiere de los mayores cuidados, analizando cada acción para no quedar expuesto a situaciones represivas, pero de ninguna manera guardarnos superará la situación actual. Decididamente tenemos que derrotar el intento de aislamiento de otras capas sociales, mediante la unidad de ocupados y desocupados, un método fundamental, antes y más aún ahora. Apelar a la solidaridad de las capas medias golpeadas por el propio régimen en el que depositaron esperanzas.

Abrir nuevas asambleas y una política de agitación barrial son vitales. Las posibilidades son enormes atento a que el gobierno profundizará la carestía, el hambre y la pobreza. En esta perspectiva lucha y se esfuerza el Polo Obrero y con esta impronta participará en el Plenario Nacional de la Coordinadora Sindical Clasista. La batalla por el activo nacional y el plan de lucha hasta la huelga general para derrotar a Milei es de toda la clase obrera, no sólo de aquellas sindicalmente organizada, los movimientos piqueteros debemos asumirnos como las organizaciones de los desorganizados como parte integral de nuestra clase.

Por una nueva dirección clasista del movimiento obrero para derrotar a Milei
El 14 de setiembre: Plenario Nacional de la Coordinadora Sindical Clasista. –
prensaobrera.com