Tras acampe, Zabaleta “aprieta” al movimiento piquetero

Desde la Unidad Piquetera afirman es el ajuste del FMI el que trae caos económico y social.

Willy Monea @ojoobrerofotografía.

Las repercusiones del contundente acampe nacional de 48 horas de la Unidad Piquetera, con epicentro en la sede central de Desarrollo Social de Nación, continúan hasta la fecha debido a que el gobierno nacional no ha dado respuesta a los reclamos de los desocupados y sigue vigente el plan de lucha.

El ministro Juan Zabaleta ha salido a redoblar su ataque a las organizaciones piqueteras, atacando al derecho a manifestarse de los desocupados y desocupadas, y tergiversando la realidad respecto a proyectos e iniciativas “productivas” que, incluso, el gobierno incumple.

Desde la Unidad Piquetera, en cabeza de las declaraciones de Eduardo Belliboni del Polo Obrero, manifestaron que Zabaleta ya no cuenta con ningún impedimento para recibir a las organizaciones piqueteras, ya que el acampe concluyó el viernes por la tarde, y que si algo ha quedado de manifiesto es la justeza del reclamo contra el ajuste, el hambre y la pobreza.

El caos del FMI

En referencia a los ataques mediáticos y políticos respecto al “caos” generado por el acame de 48 horas y los piquetes, Belliboni contestó que el “caos total es lo que va a ocurrir en la Argentina cuando se aplique el plan del Fondo Monetario Internacional”, al tiempo que señaló que esperan que el ministro Zabaleta los convoque a una reunión.

A las declaraciones de Zabaleta respecto a que la lucha piquetera implicaría un “apriete” a los argentinos, se sumó Luis D´Elía quien quiso bajarle el precio al reclamo popular tildandolo de una “maniobra política”.

Lo cierto es que lo que se está registrando en las calles es un crecimiento significativo, sobre un ya alto índice, de la conflictividad social. La consultora Diagnóstico Político relevó para el mes de marzo unos 800 piquetes en todo el país, lo que proyectado anualmente implicaría una cifra récord de 9.600 cortes –en 2021 fueron 6.658, batiendo el récord de los últimos 7 años.

El hecho es que la conflictividad social escapa a las acciones de lucha de la Unidad Piquetera, lo que se expresó en el corte de Av. Ricchieri que protagonizaron cientos de vecinos, al mismo tiempo que se desplegaba el acampe piquetero, y que se repite en distintas movilizaciones y acciones, como las de los trabajadores de Garbarino, los metalúrgicos de GRI Calviño, las trabajadoras de casas particulares y un largo etcétera. Lo reclamos populares emergen como resultado de las consecuencias económicas y sociales de ajuste del gobierno, la oposición patronal y el FMI.

La casta de los antipiqueteros

Otro dato que dejó la jornada de lucha del movimiento de desocupados es que todas las corrientes políticas patronales (no solo los “libertarios”) se declaran “antipiqueteras”, o antimanifestación, que es lo mismo.

Como el reclamo de la Unidad Piquetera es insoslayable, la presión mediática y de los dirigentes de los partidos patronales ha estado orientada a atacar al movimiento de lucha y sus métodos.

Los voceros del acampe piquetero han tenido que sortear innumerables entrevistas capciosas e incisivas sobre esta cuestión. Lo mismo que los testimonios recogidos entre la manifestación, donde los medios no podían oculta la realidad palpable ante las palabras elocuentes de las y los desocupados, pero sí insistir respecto a la metodología o la asistencia de las familias enteras al acampe, como si un desocupado pudiera pagar una niñera para salir a luchar.

Zabaleta se vale de los argumentos de los “libertarios” antipiquetes de Milei y Marra para denunciar que los piqueteros afectan al derecho constitucional a la circulación, algo que prepara el camino para una represión, como lo adelantado por el ataque de la Policía de la Ciudad de Larreta contra los manifestantes: al principio confiscando y requisando carpas y al final con una provocación, represión mediante, en la desconcentración. Ahora Larreta le ha solicitado una reunión a Alberto Fernández para “coordinar” la acción represiva.

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Es llamativo que hasta la fecha no se conozca declaración pública, oficial o extraoficial, del kirchnerismo y/o el albertismo, que repudie la reciente conformación del Movimiento Antipiquetero Argentino (Mapa). Las pocas que se conocen son en contra de los piquetes contra el ajuste.

La ofensiva contra los métodos de acción directa de la clase obrera busca desarmar a los trabajadores en las vísperas de una agravamiento de las condiciones de vida y la posible irrupción de las luchas contra el ajuste en curso. Algo que ha ocurrido en distintos países de Latinoamérica, contra las consecuencias sociales, políticas y económicas del ajuste del FMI.

El gobierno carece de una respuesta para los desocupados porque su agenda es la del pacto con el FMI. Hablan de la generación de empleo que nunca llega y de proyectos productivos que no financian, y que incluso están lejos de representar la creación de empleo real y genuino, con salario, jubilación, obra social, ART y derechos laborales. La Unidad Piquetera, por sí misma, ha presentado un proyecto para la generación de un millón de puestos de trabajo y 100.000 viviendas, sin obtener respuesta alguna.

El gobierno debe recibir inmediatamente a las organizaciones piqueteras y se comprometa a la generación de trabajo genuino, mientras se habilita nuevamente el ingreso a los programas sociales como transición a la obtención de un empleo y con ingresos suficientes para cubrir una canasta básica.

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