Hoy tuvieron lugar en el Congreso nacional y en distintos puntos del país acciones de lucha en un nuevo aniversario del #NiUnaMenos, convocadas de manera independiente al gobierno, que descarga sobre el pueblo trabajador, y sobre las mujeres y diversidades en particular, todo el peso del ajuste fondomonetarista.

Finalmente, la agenda recesiva e inflacionaria que plantea el Fondo golpea principalmente al colectivo femenino, el cual es mayoría dentro la población más pobre, percibe los salarios más bajos y ocupa los puestos de trabajo más precarios, como es el caso de las trabajadoras de casas particulares, un gremio compuesto por un millón y medio de trabajadoras, cuyo ingreso no supera la línea de indigencia.

El empobrecimiento creciente de las mujeres atenta contra la autonomía económica necesaria para poder emprender un proyecto de vida autónomo lejos del agresor, convirtiéndose en un caldo de cultivo propicio para que se descarguen sobre ellas todo tipo de violencia. A pesar de que se comente un femicidio por día, la única asistencia estatal consiste en un subsidio miserable -Programa Acompañar- durante apenas seis meses. No existen centros integrales de atención a las víctimas de violencia de género en cada barrio y mucho menos acceso a la vivienda y a un trabajo genuino para las mismas.

En ese sentido, en la jornada estuvo presente la denuncia al Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidades, cuya única función es otorgarle una pátina de género a esta política de ajuste, sin dar respuesta alguna al flagelo de la violencia de género. A su vez, se puso de relieve la impostura de un gobierno que hacía demagogia con una reforma judicial feminista que nunca impulsó, mientras la revictimización hacia quienes acuden al Poder Judicial es moneda corriente, así como también lo es la impunidad en aquellos crímenes cometidos por razones de género.

A su turno, crece la alianza del gobierno nacional y los gobiernos provinciales con las iglesias, a las cuales se les concede una mayor injerencia en la estructura estatal a cambio de que oficien de dique de contención con el objetivo de que los sectores populares no levanten cabeza frente al ajuste. Lo anterior se traduce en un bloqueo sistemático de derechos para las mujeres y diversidades -no se aplica de manera laica y científica la ESI, por ejemplo- y la difusión de una prédica reaccionaria y oscurantista en la sociedad.

Por eso es que solo podemos confiar en la fuerza del movimiento de mujeres y diversidades para impulsar cada una de las demandas pendientes, siguiendo el camino de la marea verde que conquistó el aborto legal por medio de la lucha callejera, de los familiares sobrevivientes de femicidios que luchan de manera infatigable contra la impunidad y de las mujeres piqueteras que se plantan conta el hambre y la desocupación.

Necesitamos poner en pie un Consejo Autónomo, independiente de los gobiernos, con cargos electos y revocables, que esté a cargo de implementar las políticas que involucran a las mujeres y diversidades. Vamos por la elección popular y revocabilidad de jueces y fiscales, por centros integrales, salario mínimo igual a la canasta familiar y toda una agenda de lucha, contraria al ajuste en curso. Hoy alzamos nuestra voz para decir que “con el FMI y las iglesias no hay #NiUnaMenos”.