Mujer
21/5/2025
Antonella Aybar: crónica de una muerte ¿anunciada?
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Antonella Aybar.
La muerte de Antonella Aybar se hizo conocida al mediodía del viernes 16 cuando un noticiero digital anunció que “un joven atacó con un arma blanca a su madre, asesinó a su novia y se quitó la vida”.
A partir de los relatos familiares y lo que se pudo saber por los medios, la madre de Nicolás habría llegado a la madrugada a su casa luego de trabajar, en momentos donde los jóvenes estarían en teniendo una discusión. La madre habría tratado de intervenir para que Nicolás ya no le pegara a Antonella y éste terminó atacándola con un cuchillo, lo que concluyo en que la madre saliera de la casa para pedir ayuda. Un vecino la había asistido hasta que llegó la policía y la ambulancia, todo esto muy temprano en la mañana.
El juez recibe la noticia del ataque a las 9 de la mañana, pero la orden para ingresar a la vivienda no llegó hasta pasadas las 11 hs. Solo en ese momento la policía pudo ingresar y encontró el cuerpo de los dos jóvenes ya sin vida.
Antonella y Nicolas estaban en pareja hace siete años, según cuenta su familia. Vivían y trabajaban juntos vendiendo productos en las redes sociales. Además, Antonella era estudiante de la licenciatura en enfermería en la Unidad Académica de Puerto San Julián de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Aparentemente, por lo que dice la familia de Antonella, ella no era víctima de violencia; su padre los recuerda como una pareja tranquila, una pareja “ideal”, sin ninguna advertencia de problemas de esas características.
Resulta inevitable preguntarse entonces ¿por qué Nicolás mató a Antonella? Al parecer no es el típico caso de femicidio impregnado de antecedentes, de denuncias o al menos testimonios de un camino silencioso hacia el cruel desenlace, no obstante, lejos de parecer una excepción a la regla, el crimen contra Antonella es parte de la norma. Cabría entonces preguntarse ¿por qué no? Estamos frente a un crimen con todos los componentes para entender profundamente la descomposición de un sistema que sigue condenando a las mujeres y diversidades a ser un número más en las estadísticas anuales de femicidio.
Debemos admitir que a 10 años del primer Ni Una Menos, lejos de cambiar, la situación ha empeorado para muchas mujeres que se encuentran absolutamente vulneradas ante la falta de respuesta y acompañamiento por parte del Estado para asistirlas en situaciones de violencia. Pero, ¿cómo se hace cuando no hay denuncias previas? ¿Acaso se podría haber evitado? Sin lugar a dudas que sí, pero no bajo las actuales. La falta de presupuesto para asistir a las víctimas, la cruzada clerical contra la Educación Sexual Integral en las escuelas, la falta de celeridad y perspectiva clasista y de género en el ámbito judicial y la existencia de un régimen que se erige sobre la reproducción de la violencia hacen imposible atacar de fondo un problema que parece calar hasta en los escenarios más impensados.
Sin aparentes antecedentes, sin alarmas y sin salida el crimen contra Antonella se perpetró bajo una premisa concreta, las mujeres seguimos siendo objetos. Objetos de deseo, de posesión, de conquista. Tratar de entender porqué lo hizo nos lleva a pensar a que existe alguna razón para los femicidios, y la realidad es que no hay razones que lo justifiquen. Lo que sí existen son condiciones estructurales, materiales y simbólicas para garantizarlos.
La reciente eliminación de programas orientados a la asistencia a víctimas de violencia de género es uno de los tantos ataques que vienen sufriendo los sectores más vulnerables del país, que sigue sosteniendo una lucha incansable contra todas las formas de violencia, defendiendo el salario, la vivienda, la educación, la salud integral (sexual y reproductiva) y la ESI en todos los niveles.
Antonella se suma al océano de rostros que empapelarán las calles cada vez que el movimiento de mujeres salga a pelear de manera independiente y con una clara convicción. Que los femicidios son responsabilidad del Estado y que para tirar abajo este régimen de violencia y exterminio debemos organizarnos en contra de las políticas de exclusión y discriminación, de hambre y de miseria. En defensa de la ESI, el trabajo, la salud y la vivienda.
Justicia por Antonella. Fuera Milei. Ni una menos. El Estado es responsable.
