El pasado 21 de septiembre, el gobernador Juan Schiaretti junto a Alejandra Vigo, diputada nacional, coordinadora del gabinete social, y la ministra de las Mujeres, Claudia Martínez, realizaron un acto oficial para lanzar con bombos y platillos la edición 2021 del programa sociolaboral “Por Mí” destinado, pretendidamente, a revertir el desempleo entre las mujeres de la provincia.

Se trata de la cuarta edición de un programa que incluye 20 horas de tareas laborales bajo el rótulo de “prácticas” en comercios o empresas privadas durante un año, a lo que se suma el requisito de cumplimentar 50 horas de una supuesta capacitación virtual durante dos meses; todo por una asignación de 17 mil pesos mensuales cofinanciada entre el Estado provincial y el sector privado. Este relanzamiento solo alcanzará a 6.000 postulantes mayores de 25 años, o menores a esa edad, pero con hijos a cargo, que deberán ellas mismas buscar una empresa donde trabajar e inscribirse al programa para, con suerte, ser seleccionadas.

Recordemos que, durante el periodo más crítico de la pandemia durante 2020, este limitado programa fue suspendido abruptamente por el gobierno dejando sin recursos y sin ninguna ayuda socioeconómica que lo sustituya a miles de mujeres en situación de extrema vulnerabilidad. Según el Indec, Córdoba alcanzó en el primer trimestre de este año el nivel más alto de desempleo del país, afectando principalmente a las mujeres. Como se ve, el cinismo del gobierno provincial no tiene reparo cuando pretende en el marco de un año electoral hacer demagogia con más de lo mismo.

Más allá de lo irrelevante de este programa, que ya fracasó hartamente en el pasado como pretendida política para revertir la curva ascendente de desempleo entre las mujeres, resulta inadmisible y una verdadera provocación lo irrisorio de la remuneración que se ofrece, muy por debajo, incluso, del salario mínimo que no supera la línea de la indigencia. Para más, la exigencia de la realización de cursos de formación dictados de manera virtual, obviando que el acceso a la conectividad y a los dispositivos configura una restricción insuperable entre las familias más pobres, da cuenta de lo perverso de un programa a la medida de las patronales, cuyo único fin es encubrir que se refuerza el rumbo de precarización y ajuste contra las mujeres trabajadoras.

En efecto, en el acto, el gobernador Schiaretti resaltó el trabajo conjunto con las empresas privadas: “avanzar siempre hacia el progreso, intentando generar empleo. Y lo conseguimos no solo por la acción del Estado, sino también por la actitud del sector productivo cordobés”. El trabajo conjunto entre las empresas y el gobierno nada tiene que ver con la generación de empleo genuino, es la destrucción del trabajo bajo convenio y el ataque al salario que se lleva adelante con la complicidad de todo el arco de la burocracia sindical. En pocas palabras estamos ante la cuarta edición de un subsidio a las empresas basado en la precarización y el negreo de las trabajadoras más vulnerables y explotadas.

Las desventajas de las mujeres en el acceso al empleo formal no tienen que ver con la ausencia de “formación laboral”, como cínicamente pretenden instaurar “Ellas”, las funcionarias de un Estado responsable. El desempleo, la precarización, la pobreza y la violencia hacia las mujeres son el resultado de un régimen capitalista en descomposición que nos utiliza como la variable del ajuste hacia el conjunto de los trabajadores, más aún cuando todo el arco de la burguesía refuerza el rumbo del FMI, la reforma laboral y el pago de la deuda externa usuraria y fraudulenta con el hambre del pueblo.

En la vereda opuesta, junto al movimiento de trabajadores estamos las mujeres y diversidades, que con independencia de los gobiernos y las iglesias venimos de obtener grandes conquistas como el Cupo Laboral Trans. Reforcemos el camino de la lucha callejera por el trabajo genuino, salario mínimo de 70 mil, un seguro al desocupado de 40 mil y por todos nuestros derechos.