Mujer

12/9/2023|1676

El 28, día de lucha por el aborto legal, en el nuevo escenario político

Copemos las calles por los derechos de las mujeres y diversidades.

PH: Daniel Peluffo

El triunfo de Milei en las Paso fue un cimbronazo en el movimiento de mujeres y diversidades. Su programa representa una mayor ofensiva de ajuste y violencia que no solo viene de la mano de un reforzamiento represivo sino también del oscurantismo y el machismo a escalas superiores. Como prueba, el candidato más votado de las primarias no esperó que pase un día de la elección para anunciar que pretende eliminar el aborto legal por medio de un plebiscito.

En este escenario, el 28 de septiembre (Día de acción global por el derecho al aborto legal en América Latina y el Caribe), volvió a cobrar centralidad. En distintos puntos del país se preparan movilizaciones y jornadas de lucha. En CABA la misma está siendo preparada por asambleas donde se procesa un importante debate político entre la izquierda y el peronismo sobre el carácter de la movilización, para que la misma no sea subordinada a las aspiraciones electorales de Massa ni a la defensa de un gobierno que no se cansa de ajustarnos y pisotear nuestros derechos.

Movilizarnos para enfrentar la ofensiva derechista y el ajuste: una necesidad

El brutal ajuste que el gobierno peronista quiso embellecer con funcionarias de pañuelo verde en un ministerio sometido al FMI, solo sembró confusión y bronca contra nuestras luchas. Se abrió curso una operación política reaccionaria que asimila nuestra agenda a la del Estado que sumó millones de nuevos pobres en estos meses, en particular entre lxs niños y las mujeres, agravando la precariedad de la vivienda en villas sin urbanizar, ni agua potable, vaciando la salud y educación pública, mientras hablan de las “tareas de cuidado” y de terminar con “las desigualdades estructurales de género”, como si fueran compatibles con la política que aplican. El “Estado presente” del kirchnerismo también en este terreno se presentó como una estafa de características monumentales y abonó la idea de que las demandas de las mujeres serían terreno de un grupo de “privilegiadas”, mientras la mayoría sufre todo tipo de privaciones y el crecimiento de la violencia, que se entrelaza muchas veces con el copamiento narco de los barrios bajo el amparo policial, introduciendo a jóvenes vulnerables en un circuito perverso de consumo, prostitución y violencias.

La cooptación y la desmovilización crearon condiciones favorables para que tome impulso, en un sector de la sociedad, una profunda desconfianza contra nuestro movimiento y nuestras reivindicaciones. El gobierno se empeñó en sacarnos de las calles incluso antes de asumir. El “hay 2019” tenía como un importante destinatario a la ola verde, para que el ímpetu de lucha que se manifestó en masivas movilizaciones fuera diluido en expectativas electorales. La creación de un ministerio, el anuncio del “fin del patriarcado” y perlitas de ese tipo se inscribieron en una política cuyo objetivo de fondo era clausurar una etapa de lucha por reclamos que chocaban con los intereses del Estado capitalista.

El terreno que perdió nuestra movilización lo ganaron las iglesias, que reforzaron su poder en los distintos niveles del Estado, en el sistema educativo y de salud, así como en los barrios populares de la mano de la tercerización de la asistencia social y el financiamiento que le garantizan los gobiernos para que sigan sembrando oscurantismo, resignación y sumisión entre las familias trabajadoras. Este escenario es el que habilitó que crezca una corriente antiderechos y ganen simpatía expresiones políticas de tono fascistizante, como la que representa Milei.

Tampoco estas posiciones nacieron de un repollo. La lucha por el aborto legal fue epopéyica precisamente por abrirse paso contra el poderío de las iglesias que en nuestro país fueron siempre un actor de peso, amparado, protegido y sostenido por los distintos gobiernos. La deliberación, politización y debate que generó la lucha de la ola verde fue lo que permitió sacudir conciencias, romper prejuicios y desarmar la ideología oficial de sujeción, tutela y descalificación de nuestros derechos y demandas. Fue un tsunami que llegó a los colegios religiosos con lxs pibxs rebelándose ante el poder “incuestionable” de curas y monjas, que se trasladó al interior de cada hogar y que fue generando desplazamientos políticos a medida que crecía la rebeldía en amplias franjas de la población y de lxs trabajadorxs. Hasta cuando la CGT le dio la espalda, allí estuvimos para hacerle un pañuelazo. Si rompimos todas las barreras y quebramos esa reacción, fue gracias a la movilización en todos los planos.

Para defender el aborto legal, como siempre: ninguna confianza en los gobiernos y fuerzas capitalistas

Nada ilustra mejor el alcance de la conquista que arrancamos con la lucha que el comportamiento de las fuerzas políticas capitalistas. En 2018 Macri habilitó el tratamiento parlamentario en el Congreso como una maniobra para, por un lado, recomponerse políticamente tomando una demanda progresiva mientras hacía estragos con el ajuste y el sometimiento colonial; y por otro lado, acorralar al peronismo -la fuerza política más alineada con el Vaticano. En esa oportunidad, todos los bloques patronales dictaron “libertad de conciencia” y dividieron sus votos a favor y en contra de nuestro derecho. Los dinosaurios que se impusieron en el senado contaron con una mayoría de votos de quienes habían ingresado a la cámara alta en la lista de Scioli. Cristina -que en su discurso llamó a “no enojarse con los curas”- hizo una colaboración estratégica al lobby clerical con el voto negativo de García Larraburu, anunciado dos días antes de la votación.

Luego de haber hecho slogan de campaña con el aborto legal, Alberto y Cristina, una vez en el gobierno, mandaron esta causa a una larga cuarentena. Fue la persistencia de nuestra movilización y del reclamo lo que permitió que en 2020 se avance en el Congreso, aunque no ya con el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, sino con uno del Poder Ejecutivo que introdujo límites severos, como la objeción por ideario institucional -que permite a los centros de salud negarse a garantizar la práctica-. La votación de esta inmensa conquista de la lucha popular la hicieron en paralelo a la aprobación del robo a los jubilados con la eliminación de la movilidad mediante una ley infame. Es decir, buscando hacer de nuestra causa un taparrabos del ajuste fondomonetarista en curso desde el primer día de su gobierno.

La ola verde ante un nuevo desafío

La defensa del aborto legal debe integrarse a una plataforma de lucha más amplia, que tiene como eje la lucha contra el ajuste y por la separación de las iglesias del Estado. La lucha por una ESI laica, científica y respetuosa de las diversidades es asimismo un capítulo especial, porque lejos está de ser un derecho conquistado cuando en una enorme porción de los establecimientos educativos los contenidos los designan las autoridades clericales. La ley que se aprobó bajo el gobierno de Cristina entregó está concesión reaccionaria, que se complementa con la falta de capacitación docente y el vaciamiento educativo en todo el país. Lo mismo ocurre con el acceso al derecho al aborto, frente a la realidad desigual que se vive en todo el país y el derrumbe de la salud pública.

La lucha contra el avance derechista y en defensa del aborto legal depende de nuestra movilización independiente. Tenemos el desafío de volver a conquistar una mayoría social favorable a nuestros derechos, y eso no lo podemos hacer subordinadas a un gobierno que nos ajusta y somete a la miseria a millones de mujeres y trabajadorxs. La pelea contra la violencia y el oscurantismo debemos unirla a la lucha contra el ajuste del gobierno de Massa y el FMI. Unirla al reclamo por la vivienda, el salario, el trabajo con derechos, contra la violencia y la impunidad.

En este cuadro, es clave construir las bases para un frente común de lucha con el enorme movimiento piquetero, integrado ampliamente por mujeres, que todos las variantes capitalistas han buscado aislar y marginalizar. Asimismo, con las expresiones del sindicalismo clasista que, aunque de forma atomizada, se abre paso en todo el país.

Levantemos un programa integral en defensa de las mujeres trabajadoras y las diversidades. Preparemos una masiva movilización este 28S: ¡A las calles por lo nuestro!

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