El 2024 culmina con un aumento en la cifra de los femicidios en nuestra provincia. Los últimos casos son los de Natalia Vilte, de 22 años, estrangulada el sábado 14 de diciembre a la madrugada por su ex pareja Marcos Calfio, en el barrio Gran Neuquén Sur, y el de Valeria Lobos, de la ciudad de Centenario, quien fue baleada a quemarropa el 12 de octubre por Franco Montoya “su amigo”. A partir de allí estuvo en grave estado, hasta que finalmente falleció el 18 de diciembre.

“A Natalia todos los vecinos sabían que él le pegaba”, “previo a que la mate, se llamó a la Policía, vinieron y se fueron, le preguntaron a Natalia si iba a hacer la denuncia para que al otro día manden la custodia, ellos estaban enojados porque ella tenía perimetral, y él estaba de nuevo en la casa”, expresó una vecina. Había realizado varias denuncias formales desde octubre porque la violencia hacia ella se había agudizado.

Al femicida lo cuida la justicia y la policía

Familiares y amigos reclamaron contra la prisión domiciliaria a Marcos Calfio, en su domicilio y en ciudad judicial, y exigen que el hijo que tienen en común sea puesto a cargo de la familia materna. Amigas de Natalia y vecinas de Gran Neuquén Sur advirtieron que Marcos Calfio las hostigaba. Temen que el femicida viole la prisión domiciliaria y atente también contra ellas.

Si no la pasamos bien todos, no son felices fiestas

A pesar de que la noticia es que nos siguen matando, el gobierno se mantiene ocupado en sus internas políticas, resolviendo la destitución de la corrupta vicegobernadora de Neuquén por uso indebido de fondos públicos, contrataciones directas e irregulares, sobreprecios, falsedad en declaraciones patrimoniales y en medios públicos, designaciones irregulares y nepotismo, y obstrucción al control externo, lo que expresa una profunda interna de dos bandos ajustadores y corruptos.

Mientras la estrella del árbol de navidad de la provincia es la corrupción por parte de la dirigencia política, las mujeres nos encontramos atravesando un fin de año con una enorme crisis social y económica, que empuja a condiciones de vida deplorables, bajo la línea de la pobreza e indigencia; se observa el aumento en la demanda de alimentos en los niños y gran concurrencia a merenderos y comedores, impactando el ajuste sobre la salud integral de las mujeres y la violencia como consecuencia. Se desmantelan los escasos recursos que existen para abordar la violencia hacia las mujeres y se reduce el ínfimo presupuesto para abordarlos, y se dilatan las construcciones de casas integrales para asistir a compañeres que sufren violencia de género como un paliativo ante este flagelo.

Claramente el presupuesto provincial no tiene perspectiva de género. Hay reclamos permanentes de los equipos interdisciplinarios y profesionales que atienden estas demandas, desde la ley 2.785, una exigencia permanente al gobierno en torno al presupuesto necesario para poner en funcionamiento en forma integral la atención de cada uno de los dispositivos que atienden situaciones de violencia hacia las mujeres, hasta la 2.302, equipos de centros de fortalecimiento familiar, se reclaman espacios, equipos profesionales, lo que implica presupuesto para que funcionen, necesario para poder atender estas situaciones.

A pesar de liderar el ranking en femicidios, no hay una sola política pública que resuelva que las mujeres seamos escuchadas, protegidas, ante las reiteradas denuncias que se hacen permanentemente en las comisarías, en las fiscalías. En la inacción, nos matan.

Por esto, tenemos la tarea de la creación de un consejo autónomo de las mujeres y diversidades que pueda resolver estas demandas, de la mano de las propias mujeres. El movimiento de mujeres tiene que echar a estos políticos responsables de un régimen de corrupción, entrega, saqueo, pobreza y violencia. Llamamos a la marea verde a luchar por nuestros intereses y reclamos.

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