Mujer

11/7/2020

“Nuestra gran lucha es por la estatización de la línea 144 y por mejores condiciones de trabajo”

La voz de las trabajadoras de la línea de atención a víctimas de violencia de género

En el marco de una enorme precarización laboral, entrevistamos a una de las trabajadoras de la línea 144 de atención a víctimas de violencia de género, cuya función es de operadora telefónica en casos de seguimiento. En la provincia de Buenos Aires, la línea está constituida por 80 trabajadoras que realizan casos tanto de seguimiento como de derivación si lo amerita el riesgo. Vienen llevando adelante una lucha por mejoras de infraestructura y de higiene y por romper con la tercerización. También han protagonizado luchas en defensa de los puestos de trabajo.

Para empezar queríamos saber cómo se ordenan esquemáticamente los sectores de la línea, en cuál te desempeñás vos y de qué se trata tu trabajo.

Bueno, la línea 144 está dentro de la Subsecretaría de Violencia por Razones de Género del Ministerio de géneros y diversidades de la provincia de Buenos Aires. Nuestra directora es Romina Pereyra y está a cargo de la línea 144 y de hogares. Nuestra atención en el call tiene un solo área que es la atención telefónica 24hs. Cuando tenemos alguna llamada que merece algún seguimiento ya sea por factor de riesgo o traba institucional, pedimos autorización a la mujer y derivamos a ese equipo que luego se contacta con ella y sigue el curso de la atención. Yo soy operadora de la línea. Esto es muy importante porque los medios de comunicación informan mal. La línea asesora y contiene mujeres en situación de violencia de género. Es de contención y asesoramiento. Obvio que seguimos la emergencia cuando se  da en la propia llamada o muchas veces el 911 transfiere la llamada para que contengamos mientras llega el móvil. Pero en caso de emergencia la mujer tiene que llamar al 911. El 144 no es para denuncias. No tiene carácter de denuncia.

Entonces hoy en día la línea está bajo la órbita del Ministerio de  géneros y diversidades. ¿Antes de que se cree bajo qué dirección estaba? ¿A las trabajadoras las contrata el Estado o son tercerizadas?

Antes de ser ministerio de género, la línea pertenecía a la secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Cuando la exgobernadora María Eugenia Vidal crea el 144 a nivel provincial, antes era nacional, lo hace mediante una contratación de una empresa privada llamada Provincianet. Actualmente seguimos tercerizadas. Nuestra gran lucha es pedir la estatización de la línea. Durante el último año del macrismo despidieron compañeras y eso generó caos y también organización. Estuvimos de paro, tomamos la línea. En ese momento fue que la línea paró totalmente. Nos llegaron cartas documentos que nos intimaban a volver al trabajo o nos despedían. Nos descontaron cinco mil pesos  del sueldo a cada una. Con esta nueva gestión lo primero que le decimos a Estela Díaz [ministra de mujer, género y diversidad sexual de la provincia] es que queremos la estatización, y plantean que es complicado por unas cuestiones legales, pero no explican mucho tampoco. Hoy por hoy, mi recibo de sueldo dice empleada de comercio. Nuestra estatización tiene que ser una política pública porque es un trabajo esencial más aún en contexto de pandemia. Necesitamos cambio de tareas urgente porque algunas cumplimos 4 años en este área y estamos agotadas,  la terciarización no nos permite esto.

¿Cómo fue la lucha que desarrollaron por la estatización? ¿Lograron que las compañeras pudieran recuperar sus puestos de trabajo?

Con respecto a nuestra lucha por los despidos fue un mes en acción. Tuvimos que volver a atender el teléfono pero paró toda la secretaría de Derechos Humanos. Producto de la lucha, de las cinco despedidas se logró reincorporar a cuatro, con la condición de que no vuelvan al área de seguimiento. Eran compañeras contratadas con monotributo, que se incorporan a la lucha. Y se reincorporaron a otra áreas. Una quedó sin reincorporación. Luchamos también por las condiciones de trabajo, una de las reivindicaciones fue que cada trabajadora tuviera su propia vincha porque teníamos una compañera con herpes en el oído y teníamos que compartir 11 vinchas entre 80 trabajadoras. Conseguimos eso. Pero también tenemos reclamos sin respuestas. Como por ejemplo la ubicación del área con poco distanciamiento entre nosotras. La empresa no nos da respuesta entonces estamos dirigiendo el reclamo al ministerio.

Los números oficiales afirman que en el marco de la cuarentena las denuncias aumentaron un 40%. ¿Cómo viven las trabajadoras de la línea esta situación?

Respecto al aumento de las denuncias, primero le exigimos a la gestión que reduzca la cantidad de operadoras por distancia social e higiene. Por otro lado, nos damos estrategias según la situación en cada llamado. Las instituciones siguen funcionando como es el caso de juzgados o fiscalías de familia pero más lento. Con la comisaría de la mujer tuvimos más problemas porque derivan a las mujeres a las casas a realizar la denuncia por la web. Y luchamos contra la desinformación porque hay un decreto que avala que se acerquen a las comisarías en cuarentena a realizar la denuncia. La policía es un gran problema para coordinar.

¿Con qué recursos cuentan a la hora de afrontar un caso de emergencia? ¿Tienen contacto directo con refugios o proceden a la derivación?

Nuestra herramienta de trabajo es un recurso de cada municipio de la provincia de Buenos Aires, todo lo que es Poder Judicial, salud, organizaciones sociales y municipalidad. Trabajamos con áreas de género de municipios, juzgados, comisarías de la mujer. A la mujer que nos llama le damos estos contactos. Muchas veces tratamos de resolver sin derivar al seguimiento. Con respecto a los refugios, solemos desviar los equipos y acompañar hasta que logre ingresar al recurso porque hay todo un protocolo para el ingreso que inicia con la denuncia.

Sobre los refugios, ¿tienen algún conocimiento sobre la situación de los mismos hoy en día?

Estamos al tanto que las compañeras exigen mejores condiciones y que no son suficiente los refugios, necesitamos más. También exigen mejores condiciones.

Sobre la línea de Whatsapp que se inauguró unos meses atrás, ¿qué opinás?

Sobre el Whatsapp, las trabajadoras estábamos en contra porque implica una sobrecarga de tareas y necesitamos un protocolo de atención que aún no tenemos. Designaron otras trabajadores en esa tarea. Hay cosas que nos enteramos primero por redes que no nos informan. En provincia al menos lo atiende otro personal y está bastante colapsado.

¿Cómo ves las medidas implementadas por el Estado con respecto a la violencia de género? ¿Qué herramientas pensás que faltan para su trabajo?

Sobre las medidas implementadas… lo del barbijo rojo me parece una paparruchada. Le tira el fardo al que atiende en la farmacia, y expone a la víctima. Esto es un ejemplo de que muchas veces el ministerio busca publicitar cosas pero no hace un trabajo interno y profundizado sobre la problemática.

Con respecto a las herramientas,  la emergencia tiene que venir con un presupuesto. Sobre todo en territorio, necesitamos más lugares cerca de las mujeres. En los sectores más vulnerables la mujer se tiene que tomar dos bondis para llegar al área, es una locura. Hay que repensar la violación sistemática de perimetrales. Necesitamos menos burocracia en los juzgados y fiscalías. Nuevos protocolos en los hospitales. Y que todo el personal de trabajadores y trabajadoras esté formado, que pienso que con la Ley Micaela se puede subsanar. Y lo más importante, implementación de la ESI.

¿Cómo pensás que impactó el crecimiento del movimiento de mujeres y diversidades sexuales y de género en su trabajo en la línea 144?

El impacto es grande porque somos trabajadoras, militantes de distintos espacios y llevamos esos debates al equipo de laburo y pensar nuevas estrategias. La política pública tiene que pensarse con respecto a las diversidades también. La ley contra las violencias de género tiene muchos años y está destinada a mujeres pero hay otras identidades que no se reconocen. Nosotras también reclamamos más capacitaciones sobre diversidades porque es la realidad que nos encontramos en el teléfono. Muchas veces veo que nos felicitan por nuestro trabajo, yo quiero más derechos, que reconozcan la estatización y que se entienda que este laburo no se puede hacer desde la “buena voluntad”, es un trabajo que amerita profesionalización y el Estado tiene que tomar esto y reconocerlo en conquistas de derechos.

 

La falta de respuesta con respecto al planteo de las trabajadoras sobre la tercerización laboral pone de relieve la falta de voluntad política en construir un espacio para combatir la violencia hacia las mujeres y las diversidades de género y sexuales. La voluntad real está dirigida a lavarle la cara al gobierno que aún no ha designado presupuesto a ningún plan que aborde estas problemáticas de fondo y de forma. La precarización que sufren las trabajadoras deja en evidencia la situación que padecemos todas, todes y todos los trabajadores bajo este régimen.

Desde el Plenario de Trabajadoras planteamos mayor presupuesto para abordar las problemáticas de mujeres y diversidades, basta de precarización y tercerización. Pase a planta bajo convenio. Conformación de un consejo autónomo de mujeres y diversidades, integrado por un gabinete interdisciplinario, con cargos revocables, presupuesto propio e independiente del gobierno de turno. Un subsidio de $30.000 para las trabajadoras que sufren perjuicios en su desarrollo laboral producto de la pandemia. Construcción de nuevos refugios en todos los municipios de la provincia de Buenos Aires. Expropiación de tierras de las iglesias para destinar a los refugios.