Mujer

28/3/2025

Opiniones de otro siglo: el rector de la UCA y el discurso contra el derecho de las mujeres a trabajar y decidir

Miguel Ángel Schiavone.

Mientras Argentina enfrenta una de las peores crisis socioeconómicas de los últimos años, con un desempleo que golpea con mayor fuerza a las mujeres, desde los sectores privilegiados de la educación privada subsidiada emergen discursos que retroceden décadas en términos de derechos e igualdad.

Esta semana, el rector de la Universidad Católica Argentina, Miguel Ángel Schiavone, auspiciado y aplaudido por senadores oficialistas, pronunció una serie de declaraciones que, aunque revestidas de supuesta preocupación por el “exceso de trabajo” en la sociedad, esconden un mensaje claro: cuestionar la inserción laboral y deportiva de las mujeres. En palabras cuidadosas pero profundamente reaccionarias, el rector deslizó que la participación social de las mujeres —especialmente en el ámbito del trabajo— no es "genuina", y que el problema de la sobrecarga laboral podría resolverse si las mujeres regresaran a sus "funciones naturales".

Lo que parece una reflexión académica no es más que la reedición del viejo mandato social que pretende relegar a las mujeres al ámbito doméstico, sosteniendo un modelo de explotación gratuita: el trabajo de cuidado, el mantenimiento del hogar, la crianza, tareas históricamente realizadas por mujeres/madres y no remuneradas.

Datos que desmienten al rector

Mientras algunos voceros del poder se preocupan por la “sobrecarga” que implica la participación laboral de las mujeres, la realidad muestra otra cara: el desempleo y la informalidad afectan de manera desproporcionada a las mujeres.

Según los últimos datos publicados por el Indec (último trimestre 2024), la tasa de desocupación general en Argentina alcanza el 8,1%, pero cuando se desagrega por género, la desigualdad es evidente: el desempleo en las mujeres llega al 9,6%, mientras que en los varones es del 6,9%. Esta brecha es aún mayor entre las mujeres jóvenes (de 14 a 29 años), donde la tasa de desocupación trepa al 18,5%.

Además, el 38% de las mujeres ocupadas lo hacen en la informalidad, sin acceso a derechos laborales básicos como obra social, licencias o aportes jubilatorios. Y, si miramos la distribución de tareas no remuneradas, los números son aún más alarmantes: las mujeres destinan en promedio 6,4 horas diarias al trabajo doméstico y de cuidados, el triple que los varones.

Un régimen que necesita de la subordinación femenina

Cuando el rector de la UCA —acompañado por el oficialismo— propone "volver a un modelo" donde las mujeres se queden en sus casas, no está haciendo un aporte académico. Está defendiendo un sistema económico y social que necesita que las mujeres trabajen gratis en sus hogares para que el mercado funcione, al mismo tiempo que las empuja a la precarización cuando intentan participar del mercado laboral en condiciones de igualdad.

Frente a estos discursos reaccionarios que buscan devolvernos al encierro doméstico y justificar nuestra explotación, las mujeres trabajadoras tenemos que organizarnos de manera independiente, sin esperar nada de quienes gobiernan ni de las instituciones que sostienen este sistema de opresión. Tenemos que levantar bien alto nuestras demandas: trabajo genuino para todas, con un salario igual al costo real de la canasta familiar; aumento inmediato del presupuesto para salud, educación y políticas de cuidado; y la creación de centros integrales de atención y asistencia para todas las mujeres y diversidades que enfrentan situaciones de violencia.

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