Mujer
7/12/2025
Otoño Uriarte, una nueva audiencia en el largo derrotero judicial tras su desaparición y muerte
El Poder Judicial se niega a investigar el hecho como una desaparición forzada y su vinculación con la trata de personas.
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Basta de encubrimiento e impunidad.
El Poder Judicial sigue sin dar respuestas por la desaparición y muerte de Otoño Uriarte. El 5 de diciembre se realizó en Cipolletti, a pedido de la fiscalía, una nueva audiencia de control horizontal, convocada por un renovado tribunal de Impugnación. Otra instancia más en un largo camino para hacer justicia por este femicidio.
La audiencia arrancó con un hecho que expuso, una vez más, el desmanejo y la impunidad que rodean la causa. Uno de los imputados, Lagos —que hace semanas había sido declarado en rebeldía y tenía un pedido de captura por no haber sido localizado en su domicilio ni por teléfono— apareció sorpresivamente en la sala. A pesar de que ni siquiera pudo aportar una dirección precisa ni un teléfono válido (“su celular estaba roto”, dijo), la fiscalía pidió levantar la rebeldía y el pedido de captura. Incluso su propio defensor tuvo que solicitar que Lagos quede obligado a presentarse una vez por semana en una comisaría de Neuquén.
La fiscalía reclamó que se revierta la sentencia absolutoria del tribunal de Impugnación por considerarla arbitraria y exigió que se mantenga firme la condena original: perpetua para los cuatro imputados. La fiscal Giuffrida desarrolló los argumentos por los cuales entienden que la absolución carece de sustento.
La querella —ahora representada por un nuevo equipo de abogados, Milton Díaz y Martín Palumbo— acompañó los planteos de la fiscalía, pero fue más allá: pidió directamente la nulidad del juicio y señaló elementos contundentes que indicarían que el caso de Otoño es una desaparición forzada y un hecho de trata de personas, y que por tanto debe ser investigado por la Justicia Federal.
En estos 19 años hubo una línea de investigación que el Poder Judicial se negó sistemáticamente a abordar: la hipótesis de desaparición forzada con fines de explotación sexual. Una teoría que Roberto Uriarte, el padre de Otoño, repitió incansablemente, y que siempre fue ignorada a pesar de la cantidad de pruebas, testimonios y hechos que la sostienen.
Entre los elementos más graves se encuentran: el movimiento sospechoso de un patrullero por la última zona donde se vio a Otoño; registros del cuaderno de guardia que muestran una “zona liberada”; un radiograma de búsqueda que incluía detalles de vestimenta imposibles de conocer al momento de la denuncia; la intervención de perros rastreadores que marcaron un patrullero estacionado en la comisaría de Fernández Oro; el vínculo familiar entre Lagos -uno de los imputados- y la mujer que manejaba prostíbulos en Neuquén; la visita del entonces jefe de la investigación, Ives Vallejos, y el sargento primero Vivanco a un prostíbulo en San Martín de los Andes antes de un allanamiento oficial, dejando allí incluso un volante con la foto de Otoño.
Todo esto sin contar la larga cadena de encubrimientos, desaparición de pruebas y maniobras del poder político, judicial y policial para garantizar casi dos décadas de impunidad. Resulta inverosímil que cuatro imputados pudieran sostener solos semejante manto de silencio sin la protección activa de funcionarios estatales.
Por eso el 4 de diciembre Roberto Uriarte, junto a los abogados Díaz y Palumbo, presentaron una denuncia penal en la Justicia Federal por desaparición forzada de persona seguida de muerte, en el marco de captación con fines de explotación sexual y trata de personas, delitos en los que resultó víctima la adolescente Otoño Uriarte.
Para lograr la verdad por Otoño necesitamos una gran movilización popular, sigamos en las calles. Basta de encubrimiento e impunidad. El Estado es responsable. Para Otoño, la verdad.
