Mujer

24/6/2021

Plan Acompañar en La Matanza: largas filas y ninguna solución real

6.200 mujeres matanceras se inscribieron para acceder al programa.

La semana pasada cerró la inscripción al “Plan Acompañar”, miles de mujeres se han registrado para acceder a la “ayuda” que ofrece el gobierno para terminar con la violencia de género: un ingreso equivalente a un salario mínimo, vital y móvil. Es decir, menos de la mitad de la canasta básica. Insuficiente es poco.

A diferencia de otros distritos donde la inscripción al Plan Acompañar fue casi clandestina (con poca difusión y poco tiempo para anotarse) la Secretaría de Mujer y Géneros de La Matanza presentó con bombos y platillos el operativo, mostrando como algo positivo la cantidad de mujeres que requieren de algún tipo de ayuda económica.

Este operativo de inscripción se llevó adelante en Isidro Casanova, durante una semana, y dos en González Catán. Un dato significativo es que tuvo que extenderse el calendario de inscripción por la cantidad de mujeres que necesitan acceder al programa.

Mientras en las redes de la Secretaría y el Municipio se mostraban cada día las fotos del operativo de inscripción, la realidad es que las mujeres se sometieron a horas de filas para poder, solamente, anotarse. Si se tiene en cuenta que muchas de ellas estuvieron esperando varios meses para que finalmente salga la inscripción, como único recurso para las violencias que atraviesan, el plan es, además de insuficiente, perverso.

El Programa Acompañar y el cuento del abordaje integral

El Programa Acompañar fue presentado en nuestro distrito en septiembre del año pasado por Liliana Hendel, Secretaria de mujeres y políticas de Géneros de La Matanza, con la coordinadora del mismo a nivel nacional, Claudia Peruguino, como un programa que va a abordar de manera integral las problemáticas de violencia que atraviesan las mujeres y disidencias en el distrito. Se trata de un programa nacional que consiste en el ingreso de seis salarios mínimos al que pueden acceder las mujeres y diversidades sexuales en situación de violencia de género.

Fue presentado por su coordinadora Claudia Peruguino como el programa que “viene a romper con un paradigma importante, que es el del dispositivo de la denuncia, porque para acceder al dinero no se van a necesitar denuncias previas”, ya que “si hay denuncias previas o condenas, eso agrava la situación de riesgo pero, para acceder, no hace falta una denuncia judicial, con todo lo que eso significa porque, muchas veces, es un proceso doloroso que no todas están en condiciones de atravesar.”

Esto es así y venimos denunciando año tras año cómo desde el momento de la denuncia, hasta la búsqueda de acompañamiento por parte del Estado, los caminos que recorren las mujeres se encuentran desfinanciados, vaciados de recursos y con trabajadoras precarizadas. Sin embargo, destrabar ese camino quitando el “requisito” de la denuncia, pretende ser superado por un ingreso temporal por seis meses cercano a la canasta de indigencia que difícilmente brinde autonomía económica a las compañeras.

Por otro lado, de ninguna manera se trata de un abordaje integral sobre la situación de violencia. El tratamiento que presenta la Secretaría del Municipio viene de la mano de centros de asistencia a la víctima, Ong’s tercerizadas, que están a cargo de personal precarizado.

A la hora de solicitar acompañamiento, la Secretaría proporciona un folleto con direcciones de correos electrónicos para poder dirigir las problemáticas, alertando que presentan demoras para atender y que pueden apelar al 0800 pará.

Cuando una mujer en situación de calle o de convivencia con el violento necesita de un refugio, la Secretaría presenta la idea de que las mujeres, en realidad, tienen que echar al violento del hogar. Sin embargo, vemos en la práctica cómo esto no se puede realizar justamente por la situación de violencia que atraviesan.

Entonces, la Secretaría se convierte en un organismo inoperante, que no facilita Refugios y obliga a las mujeres a resolver por sus propios medios a deshacerse del violento. Todo eso con lo que vale un salario mínimo que está por debajo de la canasta de pobreza; un plan a la medida del FMl.

De esta manera, presentar el Plan Acompañar como la solución para abordar la situación de manera integral es una burla. Las mujeres y disidencias transitamos múltiples violencias enraizadas en el propio Estado que, ante el aumento de la pobreza y el recrudecimiento de la violencia hacia las mujeres trabajadoras que implica la crisis económica y social, solo refuerza planes insuficientes y defiende la orientación del feminismo “low cost”, que le sirve más a los acuerdos que mantiene con el FMI que a las miles de mujeres que esperan una respuesta inmediata y eficaz.

En lo que va del año en La Matanza, tuvimos el femicidio de Ana, dos intentos de femicidios por parte de policías, un intento de femicidio por un hombre armado que ya tenía denuncias y el femicidio de Gloria en Villa Luzuriaga. Solo una muestra de la violencia de género que persiste en nuestro distrito.

El Estado que se presenta preocupado por la violencia hacia mujeres y diversidades, tiene en su haber políticas de ajuste que como resultado nos han dejado un 70% de pobreza en la población de mujeres, decenas y decenas de femicidios, transfemicidios y travesticidios, en lo que va del año. Alberto Fernández no ha terminado con el patriarcado, por el contrario, es el defensor de un Estado que utiliza el femininismo para sostener un discurso “políticamente correcto” pero gobierna para cumplir con los planes fondomonetaristas.

Necesitamos un organismo propio e independiente, para luchar contra la violencia que garantizan y reproducen el Estado, las patronales y las iglesias.

Un organismo que cuente con presupuesto estatal y una dirección nacional y delegaciones locales electas por las propias mujeres y diversidades. Un Consejo Autónomo de Mujeres y Diversidades independiente.

Por eso, desde el Plenario de Trabajadoras llamamos a quienes venimos de arrancar el aborto legal con la movilización popular, a seguir defendiendo la organización independiente del Estado, las iglesias y los partidos patronales que nos gobiernan desde hace décadas.