La agenda de las mujeres y diversidades parece estar borrada en estas elecciones, o haber sido arrastrada por la fuerte derechización que domina entre los principales candidatos. Por el lado del oficialismo, se adelantaron para festejar como una fórmula “progre” la que promovía en el binomio presidencial nada menos que a Manzur -un declarado enemigo de todas las causas populares y de las mujeres en particular. Los esfuerzos del feminismo kirchnerista por defender a Manzur primero, y militar a Massa ahora, son la foto de lo que han hecho las “mujeres gobernando” durante estos cuatro años: subordinarse al ajuste fondomonetarista y a las iglesias.

El fracaso de esta experiencia y del tan promocionado Ministerio de Mujeres se evidencia en la barbarie de un femicidio diario y en niveles récords de feminización de la pobreza, con un 70% de mujeres en la franja más empobrecida por el ajuste fondomonetarista.

Esta política es la que dio aire a planteos negacionistas y derechistas sobre nuestras luchas y nuestras demandas, tan en boga entre los Milei y compañía.

La discriminación y la degradación cotidiana de nuestros derechos -en un país donde las iglesias siguen acumulando poder bajo todos los gobiernos, crece la de la desigualdad salarial, la de la impunidad ante la violencia- se recrudece en un contexto de precarización de la vida en todos los terrenos, y de sistemática privación de los recursos para las familias trabajadoras. Y éste es el camino que quieren reforzar los Massa, Bullrich y Larreta: son los candidatos del FMI, del ajuste y de mayores agravios a las y los trabajadores.

La agenda de las mujeres no es compatible con el Estado capitalista y sus partidos. El “Estado presente” para las mujeres significó cargos y abultados sueldos para una pequeña minoría, y más poder para el oscurantismo de las iglesias que predican la sumisión frente al hambre y la miseria de una mayoría. O, como denunció Gabriel Solano en la presentación del programa junto a Vilma Ripoll, es lo que muestra Chaco con el femicidio de Cecilia que conmueve a todo el pueblo, y que involucra a las más altas esferas del poder: la cooptación política de punteros a sueldo, los negociados y la impunidad. Un verdadero “crimen de Estado”.

El Frente de Izquierda, por el contrario, es el único que puede expresar en estas elecciones los intereses que animan las luchas de las mujeres y diversidades contra la opresión y la violencia. Una demanda que requiere enfrentar y combatir a los capitalistas con un programa integral, como el que presentamos en el Teatro Picadero, exponiendo las principales medidas que tomaremos cuando gobernemos.

Un gobierno de la izquierda y les trabajadores pondrá en pie un consejo autónomo de mujeres y diversidades electo por voto directo y con cargos revocables, que tenga plenas facultades para combatir en primer lugar la violencia que ejerce y promueve el Estado. Se establecerá como prioridad un salario acorde al costo de vida e indexado por inflación, y el principio de “a igual trabajo, igual salario”, superando definitivamente la discriminación y superexplotación que sufren las mujeres trabajadoras. Impulsará la socialización de las tareas domésticas, sobre la base de urbanizar todos los barrios populares y proveer de todos los servicios que hoy les son negados. Las tareas de cuidado dejarán de ser coto privado de las familias y las mujeres, con el establecimiento de centros recreativos, educativos, culturales, deportivos y de asistencia para todas las edades.

También procederá de manera inmediata a la efectiva separación de la iglesia del Estado en todos los ámbitos, poniendo fin a todos los privilegios que tan caro resultan para los derechos de las mujeres y diversidades. Defenderá el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y su implementación efectiva en cada provincia y municipio del país. Establecerá la educación sexual integral, laica, científica y respetuosa de las diversidades en cada establecimiento escolar, con programas debatidos y resueltos por las organizaciones de mujeres, centros de estudiantes, gremios docentes y organizaciones populares.

Contra la violencia hacia la mujer, el gobierno de la izquierda y la clase obrera garantizará la asistencia en materia de vivienda, trabajo y salud física y psicológica para las mujeres violentadas. Impulsará la lucha mancomunada de todes les trabajadores contra todo tipo de opresión.

Un programa que sólo puede conquistarse rompiendo con el FMI y con todos sus laderos y reorganizando integralmente el país sobre la base de otros intereses sociales. Por eso la tarea más urgente es construir la fuerza social mayoritaria para avanzar con estas medidas. El Frente de Izquierda debe ser un canal para ello, y no una herramienta para construir figuras electorales como lo concibe la lista de Bregman y Del Caño, alejadas de las luchas de las barriadas más empobrecidas donde más sufren las mujeres. El camino es con las miles de compañeras que se organizan en las barriadas populares contra los punteros, la violencia y el ajuste, y que son las que vienen ganando las calles masivamente junto al movimiento piquetero mientras el kirchnerismo trabaja para la desmovilización.

Por las mujeres y diversidades también es necesario que reforcemos en estas elecciones a la izquierda que se planta.

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