Mujer

9/12/2025

¿Cómo afecta la reforma laboral a las trabajadoras?

No a la reforma laboral.

No es novedad que las mujeres y diversidades somos el sector laboral más precarizado, con menores salarios por ocupar las categorías más bajas, también las que hoy ocupamos el mayor índice de desempleo. Dentro de lo que se considera el trabajo informal somos nosotras y nosotres la mayor parte. 

Estas diferencias se dan tanto en el acceso al mercado laboral como en el recorrido de la vida laboral. Las mujeres en edad activa participamos un 22% menos en el trabajo registrado que los hombres, ocupando mayor porcentaje en el trabajo informal, y con valores más altos también en el desempleo y la subocupación (Cippec).

Por otro lado, el 70% de las mujeres que trabajamos lo hacemos en los llamados trabajos “femenizados”: servicio doméstico, educación, salud, servicios sociales y comercio que, en promedio, tienen salarios más bajos- El servicio doméstico es el sector más feminizado (97%), con los niveles más altos de informalidad (73%) y con una de las remuneraciones más bajas de todo el mercado laboral.

En cuanto al colectivo LGTBIQ+, su situación laboral es muchísimo más cruda. Partiendo que desde la sanción de la Ley de cupo Trans (2021), que establece que el 1% del trabajo en el Estado debe ser ocupado por personas LGTBIQ+, al 2024 solo se había alcanzado el 15% (995 puestos cuando deberían ser 5551). Y ya con la primera tanda de despidos producto de la motosierra del gobierno de Milei, el 10% de esos puestos de trabajo fueron eliminados (Página12). 

Entonces ¿una reforma laboral puede beneficiarnos?

El gobierno, los gobernadores, el FMI y todo el arco político y patronal que viene reclamando una reforma y la presenta como una necesidad de la nueva realidad del mundo laboral. Intentan “venderla”, confundiendo a los sectores más precarizados y desempleados, como el cambio que se requiere para mejorar las condiciones en que hoy somos explotadas y explotados.

Muy por el contrario, de aplicarse significará un deterioro brutal en nuestras condiciones de trabajo, salariales, de vida familiar y hacia la futura jubilación. Liquidar conquistas de quienes trabajan bajo convenio, lejos de mejorar las condiciones de quienes están en la informalidad, solo ampliará los márgenes de la super explotación y la mayor voracidad patronal allí dónde rige la precarización laboral, como sucede abrumadoramente en los trabajos “femeninos”.

Simplemente analizando algunos de los objetivos principales de la reforma propuesta queda demostrado cómo no se trata en absoluto de una “modernización”: por ejemplo, se plantea la revisión de los convenios colectivos para que sean por empresa, lo que debilitaría la posibilidad de pelea de lxs trabajadores y en consecuencia la pérdida de derechos. En muchos gremios logramos arrancar el cupo laboral travesti trans –que aún no se implementa en su totalidad- y distintas licencias, que se verán amenazadas: por atención de familiar enfermo, por día femenino, por violencia de género, ampliación de días por maternidad y paternidad, etc. Con un gobierno que ataca a todas las conquistas del movimiento de mujeres y diversidades y que niega los femicidios, estas conquistas peligran.

El tan mencionado “banco de horas” pretende arrasar con la jornada de 8 o 9 horas diarias, dejando a merced de las necesidades de la patronal la posibilidad de imponer jornadas mucho más extensas que se compensarían cuando ellos lo determinen, que en los hechos implicaría el fin de las horas extras. Uno de los proyectos en danza establece un máximo de 12 horas diarias y hasta 60 semanales Se habla también de generalizar los “turnos americanos” que van de lunes a lunes destruyendo el descanso de fin de semana. Las vacaciones podrían ser fraccionadas, también a requerimiento patronal. Cualquiera de estas medidas sería un ataque a nuestras condiciones de vida, y a la posibilidad de disfrute con nuestrxs hijxs los fines de semana y en sus vacaciones escolares. Sería un golpe a la familia obrera en cuanto a la planificación familiar y a quienes estamos a cargo de las tareas de cuidado. En particular a la mujer trabajadora, que ya por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado (hacer compras, limpiar la casa, cuidar niñas/os/ancianos/as, ayudarlas/os con la tarea, entre otras actividades) dedicamos un promedio de 6 horas y media por día (Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, Enut). 

Otro de los objetivos centrales de quienes defienden la reforma es la eliminación de los “impuestos al trabajo”, que así llaman los capitalistas a los aportes patronales para sostener las obras sociales y las cajas jubilatorias. Sin los aportes patronales, que ya se han reducido mucho desde el gobierno de Menem, la atención de la salud de los trabajadores y su familia caerá brutalmente, lo mismo que la recaudación para la caja jubilatoria perjudicando aún más a quienes ya son jubiladxs y desfinanciando a muerte al Anses  hacia la futura jubilación. Apuntan a destruir más de lo que ya está a la jubilación y la atención en salud. 

También pretenden techos salariales y no pisos, salarios que aumentan solo por productividad, indemnización en cuotas, restricción al derecho de huelga. Se trata de un ataque de conjunto.

Pero lo más pérfido de esta reforma es que pretenden hacernos creer que con ella, rebajando las condiciones salariales y de trabajo de quienes hoy lo tienen bajo convenio, se crearían nuevos puestos de trabajo y se terminaría con la precarización e informalidad laboral. La creación de puestos genuinos de trabajo en realidad requiere una reorganización económica en función de las y los trabajadores, lo opuesto a los intereses de quienes hoy defienden esta reforma. Ya en nuestro país se han ensayado las mismas recetas (en 1990, 1998, Ley Banelco en 2000) con resultados contrarios, también fue así en otros países. Es muy claro que rebajando a quienes están mejor no puede mejorar la situación de los que están peor.

En lugar de terminar con la “uberización” laboral terminaremos todxs “uberizadxs”. Por el contrario, es una reforma dictada por la necesidad de ampliar la ganancia del capital y, para eso, esclavizar más a lxs trabajadores

¿Cómo enfrentarla?

Desde la Coordinadora Sindical Clasista y todas sus agrupaciones, y el Polo Obrero y el Plenario de Trabajadoras, llamamos a organizarnos para enfrentarla. A la reforma laboral, a la previsional y a la  tributaria. Y a la reforma del Código Penal que pretende avanzar en la política represiva y antiderechos. Llamamos a debatir a fondo estas reformas en cada lugar de trabajo, en asambleas.

Hoy las distintas luchas que se vienen dando contra despidos y cierres y por aumento de salarios son impulsados por sindicatos y cuerpos de delegados o autoconvocados al margen de las direcciones sindicales burocráticas que están transando con el gobierno sus propias prebendas. Acompañan así los guiños y pases de bando que viene haciendo el PJ desde el comienzo del gobierno de Milei.

Este mismo debate dimos las compañeras en 38° encuentro Plurinacional de Mujeres y diversidades, en los distintos talleres en que participamos. Todas nuestras intervenciones, además de caracterizar los distintos aspectos de esta reforma, apuntaron a la necesidad de enfrentarla y a denunciar el rol de las centrales sindicales. Llamamos a pronunciarnos contra la reforma laboral y por un plan de lucha nacional, con paro activo hasta tirarla abajo. Algo muy distinto de lo que hoy hace la CGT y las Ctas. 

Por eso, enfrentar esta reforma va de la mano de la superación de las direcciones sindicales que no dan pelea o nos entregan, es necesario luchar por nueva direcciones en los sindicatos. Desde los sindicatos combativos y las organizaciones de lucha de desocupados y precarizados, con las y los jubilados que pelean cada miércoles, llamamos a organizarnos para que la reforma no pase, por la defensa de la jornada diaria y semanal, el derecho a la vacación con la familia, por derechos para todos, nuevos y antiguos trabajadores, a defender el salario por ocho horas de trabajo, los convenios de industria o rama, a mantener el derecho de huelga irrestricto y a reforzar los aportes patronales de las cargas sociales que han mantenido rebajados los sucesivos gobiernos.  

Las reformas tributarias, laboral y previsional que el FMI y el establishment llaman “reformas estructurales”, buscan un traspaso de recursos de los bolsillos de las familias de trabajadores a beneficios de patronales capitalistas y financieros, menos derechos y más explotación. El plenario del Sindicalismo Combativo, de las organizaciones en lucha, de las y los jubilados y de las organizaciones piqueteras convocan a una primera movilización este 19 o 20 de diciembre. Salgamos a enfrentarlas. 

Sumate a las asambleas abiertas del Partido Obrero en el Frente de Izquierda
Movilizamos el 19/20 de diciembre para frenar a Milei y su reforma esclavista -
prensaobrera.com