Obituarios
4/11/2024
El Barba, un obrero revolucionario
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Roberto Álvarez, hasta la victoria siempre.
Una enfermedad fulminante nos arrebató al Barba, un compañero que se transformó en un entrañable símbolo de la lucha de los trabajadores, especialmente desde las jornadas de diciembre de 2017 en las que la represión le destruyó un ojo, cuando centenares de miles de trabajadoras y trabajadores con 14 toneladas de bronca salieron a defender a los jubilados contra el gobierno de Macri. El primero de los últimos tres gobiernos que salieron a robarles a los jubilados como política de Estado. En aquel momento el Barba, Roberto Álvarez, estaba llegando a la edad para jubilarse; pero fue allí y jugó el papel que jugó, enfrentando la represión, no por ser un jubilado sino por su conciencia de clase y política que, bien mirada su vida, lo acompañó desde que tuvo uso de razón.
La entereza con la que afrontó la lesión irreparable de aquella represión nos dio una lección a todos, y, creo no equivocarme, reforzó su actividad militante en los círculos obreros donde llevaba adelante su actividad como constructor del PO. Pero en un punto, su revancha fuerte contra Bullrich y en defensa de los jubilados la encaró en la última etapa donde el Plenario de Trabajadores Jubilados lo tuvo como activista infaltable de las luchas que llevaron adelante contra el régimen de los facholibertarios, construyendo nuestra agrupación, impulsando el frente de lucha del sector y colocando al movimiento de los jubilados como protagonista de las grandes luchas de la etapa.
El Barba se incorporó a las filas de la Naranja Gráfica tras haber pasado por la Lista Verde de Raimundo Ongaro. Fue delegado de la fábrica de tintas Cotigraf, donde trabajó 20 años y fue muchísimo tiempo el representante y organizador de sus compañeros. La integración a la Verde la hizo, como todo un sector de esta corriente, desde el Partido Intransigente, que él ayudó a fundar en Concordia, su amada ciudad a la que volvió cada vez que pudo, incluso a participar de luchas de los barrios más sumergidos de esta capital de la desocupación en la Argentina. De familia de obreros de la carne, su militancia inicial la desplegó en la Juventud Peronista de los ’70. El Diario El Sol de Concordia nos recuerda en una elogiosa nota (“El Militante”) que en 1980 “Patita”, como lo llamaban en su natal Yuquerí, “fue detenido político en el área 225 y puesto en libertad en unos días”.
El Sol recuerda algo que el Barba nos contaba orgulloso en los cálidos asaditos en su casa junto a Lili, la compañera que lo hizo feliz todos los últimos años. Que “en una de las tantas idas y venidas a Concordia organizó una movilización de los vecinos del barrio Las Tejas que le arrancó al intendente Gustavo Bordet la anhelada carpeta asfáltica para llegar hasta Benito Lengerén”, donde el nació. Es algo que lo pinta como el activista y revolucionario que fue siempre.
Precisamente, la ruptura con el ongarismo la empezó a madurar en su interior en oportunidad de la ocupación de Editorial Atlántida en 1997. Su planteo al interior de la Lista Verde fue “compañeros tenemos que apoyar con todo esta gran lucha”. La respuesta de la burocracia, que puso todo para aislar esta heroica ocupación y huelga de 80 días en plena década menemista, resultó incompatible con los principios de clase del Barba, unos que tuvo en todas las estaciones de su lucha política y que lo llevaron definitivamente al PO.
El Barba elaboró con nosotros, junto a María del Carmen Martínez -que nos dejó también hace un tiempo- y a quien escribe estas líneas, una carta política de ruptura con la Lista Verde. Ese paso fue un punto de inflexión en su vida política de obrero revolucionario: dio el trascendente paso de la ruptura definitiva con el peronismo. Su carta recorrió el gremio y en el momento más crítico de aquella década, cuando la burocracia sindical de la mano de las patronales lograba voltear en base a despidos y represión al enorme activismo gráfico de los años ’80; el Barba sumaba su militancia para reconstituir laboriosamente una vanguardia obrera que aparecería en Perfil, en Interpack, en AGR, en Morvillo, llevando las banderas clasistas y revolucionarias de la Naranja Gráfica. El Barba asumió y repetía aquello de que la clase obrera no debía ser la columna vertebral del movimiento popular sino su cabeza, una conclusión que lo llevó a compartir la construcción del PO nada menos que en los últimos 25 años.
Nuestra tristeza es infinita, pero elegimos recordarlo con la alegría de luchar que nos transmitió a cada instante, la que nos trajo a cada huelga, a cada ocupación de fábrica, a cada piquete del Polo (les encantaban), a cada reunión o asadito de la Naranja y hasta hace tan poquito a cada miércoles, junto a los jubilados, contra este régimen insoportable. Creo que se fue con la alegría de ver al PO levantando la consigna “Fuera Milei”; es lo de él, es lo del Barba. Hasta la victoria, querido compañero, desde todos nosotros.