Opinión

7/5/2025

El Eternauta y el héroe colectivo para tiempos de crisis

Un aporte a la resistencia colectiva contra el imperialismo y la opresión de clase.

El Eternauta.

El reciente estreno de la serie El Eternauta en la plataforma de Netflix se ha convertido en un furor mundial, con una apuesta arriesgada de adaptación a la pantalla del icónico cómic homónimo de Héctor Germán Oesterheld, ilustrado por Francisco Solano López y publicado entre 1957 y 1959. Con algunos ajustes en la trama, El Eternauta nos vuelve a introducir en la figura del “héroe colectivo”, el rechazo a las salidas individuales y la respuesta organizada contra el invasor.

El impacto internacional de la serie es innegable, alcanzando el puesto n° 1 en el Top global semanal de Netflix en series de habla no inglesa y el Top 10 semanal en 87 países, con 10,8 millones de visualizaciones, en un fenómeno que populariza globalmente aspecto de la cultura argentina y un mensaje contrario a las tendencias desorganizantes e individualistas para tiempos de crisis: nadie se salva solo.

La adaptación del cómic dirigida por Bruno Stagnaro trae una versión aggiornada de El Eternauta a los tiempos actuales, con una reivindicación constante del pasado y de “lo viejo” y con cambios en el desenvolvimiento de la trama, la introducción de nuevos personajes, roles y situaciones.

Ambas historias, cómic y serie, comparten, con sus matices, un hilo argumental: la búsqueda de una salida colectiva ante una contingencia catastrófica y un enemigo que opera diligentemente desde las sombras, que por sus características es asimilable por analogía al imperialismo colonizador.

El autor de la obra original, Oesterheld, fue desaparecido durante la última dictadura cívico-militar argentina, mismo destino que sufrieron sus cuatro hijas, por su militancia política y por el contenido de su obra, que implica una invitación a la resistencia contra el opresor.

La serie pone en escena a un protagonista, Juan Salvo (representado por Ricardo Darín), que realiza una experiencia acelerada para frustrar cualquier tentativa de escapatoria individual a la crisis desatada por la caída intempestiva de una nieve mortal. Lo hace como parte de un pequeño grupo, su familia y amigos, que a su paso se encuentra con otros colectivos atravesados por la misma realidad, en un país donde existe una fuerte tendencia social a reagruparse y organizarse ante las contingencias y las causas comunes (comunidades vecinales, reuniones de consorcio, clubes, organizaciones piqueteras, sindicatos, etc.).

Son notorios también en la serie otros aspectos como el arraigo originario a la propiedad que es superado por un colectivismo de supervivencia y un objetivo en defensa del bien común que trasciende a cada individuo y sus “grupos”, que evoluciona desde los primeros capítulos hasta la misión con la cual culmina la primer temporada.

La batalla cultural

El regreso exitoso de El Eternauta implica un golpe a la "batalla cultural" del gobierno de Javier Milei y sus aliados internacionales, por las mismas razones que la dictadura militar encontró en Oesterheld un enemigo: el mensaje de que el pueblo organizado puede enfrentar a sus enemigos.

A pesar de lo ineludible de esta primera conclusión, no faltó quien se esforzara en invertir los términos políticos conceptuales de la historia, señalando que el verdadero colectivismo estaría representado por quienes son dominados y subordinados a la dirección centralizada del invasor, en oposición a los esfuerzos más o menos coordinados de diversos grupos e incluso individuos.

Esta interpretación parte de una consideración interesada, ideologizada y equivocada, que iguala la organización colectiva al monolitismo y la subordinación, más propios de la obediencia debida castrense y al sometimiento a las instrucciones del imperialismo.

La construcción de organizaciones y reagrupamientos colectivos no supone la supresión de las expresiones individuales, sino su incorporación para la obtención de los fines y propósitos comunes. Son estos aportes personales al conjunto los que dan vida al héroe colectivo, representado en la serie en los conocimientos de Favalli, las habilidades de Salvo, los aportes de Elena, etc. Lo mismo ocurre en el comic donde intercede un audaz y valiente Franco (trabajador tornero) y Mosca, el periodista e historiador que documenta la invasión. La diferencia personal es un atributo indispensable para toda organización.

La solidaridad universal y la respuesta colectiva son elevados por sobre los intereses personales e individuales, más aun en tiempos y gobiernos que promueven el discurso de “éxito personal”, la meritocracia y el salvataje individual, como instrumentos para desarticular la organización colectiva.

El único héroe es el colectivo

Oesterheld supo decir respecto a su obra que “el héroe verdadero de El Eternauta es un Héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe 'en grupo', nunca el héroe individual, el héroe solo”.

La propia realización de la serie implicó un trabajo descomunal en manos de un héroe colectivo poco mencionado y cuyos resultados –la sofisticación de la realización técnica y la adaptación argumental de la obra- la prensa internacional destaca. El gobierno de Milei destaca que se trata de un proyecto de inversión privada en manos de un gigante como Netflix, omitiendo que su realización hubiera sido imposible en el país sin la calificación y el trabajo de miles de profesionales y realizadores que se educaron en casas de estudio públicas y que levantan como bandera la defensa del Incaa y la cultura nacional.

La serie también le da un lugar a las causas nacionales, como la guerra de Malvinas (ausente por razones obvias en el comic), con un Salvo que maneja una relación de cautela y relativa distancia con las Fuerzas Armadas, entre rechazo y desconfianza, algo que en el cómic es explotado desde otro ángulo, con un Ejército que expone a los civiles a las situaciones más riesgosas y que va a la rastra de las capacidades del colectivo organizado.

El Eternauta vuelve para recordarnos que hay salida a la crisis y contra los enemigos más poderosos si se parte de reconocer el valor de la organización colectiva, con una primera temporada que aborda algunos aspectos fundamentales de la historia y que aún resta por verse qué tratamiento le dará al final de la historia con su segunda entrega, destacando la presente como un aporte a la lucha diaria contra el imperialismo y la opresión de clase.

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