Opinión

11/4/2025

La remera de Chaca y el paro de la CGT

El papel de Carlos en la historia.

Hinchas de Chacarita.

Carlos Alberto Dawlowfki, trabajador del Correo Argentino durante 30 años, hoy con 75, va todos los miércoles al Congreso. Allí se desarrollan sin pausa las jornadas semanales de lucha en defensa del conjunto de las reivindicaciones de jubilados y pensionados, en uno de los momentos más críticos que puedan estar viviendo, con jubilaciones mínimas que cubren un tercio de la canasta básica correspondiente y en el contexto del fin de la moratoria previsional.

La lucha de los jubilados empieza a dar frutos. Uno de ellos es el que en estas líneas se quiere reivindicar: el de poder ser protagonistas de la historia a través de tomar partido por una causa y poner el cuerpo para crear las condiciones de advenimiento de una sociedad más justa y realmente libre. A veces incluso a través de consecuencias que en nuestras acciones no prevemos, pero que pueden felizmente desencadenarse. 

Como fue el caso de Carlos, quien al estar con la remera de Chacarita en una de las jornadas tristemente habituales de represión de Bullrich (personalmente sufrió la fractura de su muñeca) despertó la conciencia y solidaridad de la hinchada de su club, rápidamente acompañada del resto. 

La represión brutal sufrida por las hinchadas y los trabajadores de conjunto, movilizados el 12 de marzo, derivó a su vez en una gran movilización la semana siguiente y luego en el tercer paro general de la CGT, que lo venía evitando como a la peste pese a las decenas de miles de despidos y las paritarias a la baja.  

Se abre un nuevo panorama para el movimiento de jubilados y para los trabajadores en su conjunto, mientras, el gobierno de Milei hace agua y manotea el salvavidas de plomo del FMI. 

Una clave profunda de este giro es que un gobierno que buscaba obsesivamente quebrar la moral de la clase obrera se encuentra ante un despertar de luchas y de esperanza, embanderada en la causa de los jubilados y confundida con los colores de esa alegría popular que muchas veces despierta el fútbol. 

¿Habrá imaginado Carlos, al ponerse la remera como otras tardes de miércoles, que su decisión podría derivar en una sucesión de eventos como la descripta, con final en un paro nacional?

Quizás pocas cosas nos puedan mostrar los signos de agotamiento del capitalismo como la situación actual de los jubilados y su causa. Un régimen que condena a quien ya no le sirve como mercancía, consumida temporalmente en su totalidad a lo largos de años de aportes. Aportes que para colmo desvía hacia pagos de deuda y diversas timbas patronales, vaciando las cajas previsionales como en la Anses. 

Una régimen que al tener a la mitad de su fuerza laboral trabajando sin registrarse vacía las arcas de los fondos de pensión y a la vez muestra el agotamiento de sus relaciones sociales fundamentales (la relación salarial). 

Un régimen con un funcionamiento adecuado debiera satisfacer y realizar el potencial de sus miembros y premiar su contribución a lo largo de sus trayectorias de vida. Bajo el capitalismo sólo crecen las ganancias de corporaciones cada mas mayores y aumenta la concentración de la riqueza en pocas manos. Los trabajadores se empobrecen, se precarizan sus trabajos, se oscurece su presente y se vacía su futuro. 

La jubilación es hoy una condena social cuando debiera ser el momento del disfrute y el descanso. 

No puede ser que, fuera de la explotación del trabajo, nuestra vida ya no valga prácticamente nada. Es lo que está desarrollándose con cada vez mayor velocidad y claridad ante nuestros ojos. Son estas condiciones estructurales las que hoy condicionan nuestras vidas. Solo si luchamos por que triunfe una sociedad sin explotación, podremos revertirlas. 

Conclusiones y perspectivas tras el paro general
50.000 personas acompañaron en Congreso a los jubilados. -
prensaobrera.com