Opinión

18/10/2021

Los fundamentos teóricos y políticos de Milei

De izq. a der.: Hayek, Mises, Menger.

Hace unas semanas el asesor del empresario Eduardo Eurnekian y candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires, Javier Milei, dio una entrevista en Perfil (19/9) donde desarrolló su programa político y teórico. Nos interesa desplegar algunos de los puntos desarrollados que conectan directamente con las premisas centrales de la escuela austríaca (Von Mises, Von Hayek, Carl Menger) para poder comprender de forma más acabada los rasgos de su proyecto de sociedad.

En abril de 1947 un grupo de científicos sociales liberales fundaron la “Sociedad Mont Pelerin” en Suiza que buscó diseñar un programa político y teórico para las sociedades en general y europeas en particular. Sus enemigos principales fueron: la planificación estatal keynesiana y el marxismo. Dicho grupo fue financiado por el empresario suizo Albert Hunold y la Fundación Volker y contó con la presencia de economistas como Milton Friedman, Lionel Robbins, Wilhelm Röpke, filósofos como Karl Popper y Michael Polanyi. Debatieron sobre los valores que debía asumir una sociedad libre.

Sin embargo, los teóricos del “liberalismo” han tenido injerencia y estrechos vínculos políticos y económicos con diversos gobiernos, como los casos de Hayek y Friedman con la dictadura genocida chilena y la Inglaterra de Margaret Thatcher. Friedman estuvo con Augusto Pinochet y diversos funcionarios gubernamentales en 1975 y 1981; Hayek hizo lo propio en 1977 y 1981. Además, el austríaco en noviembre de 1977 estuvo en Buenos Aires, donde fue entrevistado por Alvaro Alsogaray (Revista Somos); el supuesto “defensor de la libertad” no dijo una palabra sobre la represión de la dictadura genocida. En Chile, sostuvo que Pinochet era un “general honorable” y que en su gobierno “el sistema económico está funcionando muy bien y la recuperación es extraordinaria. No tuve oportunidad de conocer en detalle el sistema de control político para tener una opinión seria sobre él. Pero desde el punto de vista económico, el sistema es ahora mucho más libre en comparación a lo que había sido por muchos años. También creo que el tratamiento que la prensa internacional le ha dado a Chile es escandaloso” (Realidad N°24, 1981).

Sobre el individuo

Milei sostiene que “en el fondo, como señala Von Mises, es la acción humana. La economía es un buen método para explicar la acción humana”. La acción humana es el punto de partida de esta corriente liberal de siglo XX; es conducta consciente, una preferencia realizada para alcanzar objetivos; busca eliminar el malestar y en su óptimo, satisfacer las preferencias; es una consciente reacción ante los estímulos y las circunstancias del ambiente, reflexiva acomodación al mundo que lo influye. En definitiva, un sujeto racional que olvida que se le imponen las circunstancias históricas, presentes y pasadas, que lo empujan en una dirección, y cuyas acciones son impulsadas muchas veces por fuerzas inconscientes que lo conducen a contramano de los medios y objetivos conscientes; recordemos que en ocasiones “cuando los sujetos se disponen a revolucionar(se) las cosas, a crear algo nuevo, en épocas de crisis, conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado” (Marx).

Esta acción humana individual, racional y libre está escindida de las relaciones sociales que la configuran en una época histórica determinada, no de modo eterno sino como un momento en el que el movimiento histórico se condensa. Nos referimos a las relaciones sociales de producción capitalista, entre lxs trabajadores que venden su fuerza de trabajo y lxs capitalistas que la compran y se la apropian. En los libertarios, la abstracción (separación de lo concreto) y cosificación de lxs sujetos funcionan como piedra basal en su andamiaje político y concepción de mundo, como una especie de “Big Bang” desde el cual se edifican sus conceptualizaciones y en donde se asientan las instituciones y regularidades sociales que serán un resultado no intencionado de esas acciones (ej.: mercado, sistema de precios).

Estas premisas intentan burlar el desenvolvimiento histórico humano y el conocimiento acumulado. La teoría política sabe desde los escritos de Aristóteles que el/lxs sujeto(s) es/son un “zoon politikon”, una sociabilidad concreta, un conjunto de relaciones concretas que constituyen el lenguaje, etc., que revela que es el todo social concreto el que se hace presente en el individuo, dando lugar potencialmente a que él/lxs pueda(n) modificarlo. En el capitalismo las diversas formas de interdependencia social que establecen los individuos son un simple medio para realizar sus objetivos particulares. El pragmatismo con arreglo a fines lleva a relaciones sociales calculantes que se tornan descartables una vez consumada su utilización.

Para Mises la ciencia económica (praxeología) debía ser sistemática, abstracta y ahistórica, cuya misión central era analizar los mejores medios para alcanzar fines precisos; y no juzgar a quienes deseen diversos fines. Una ciencia que posa de neutral, objetiva, sin embargo, toma partido por los fines y valores dominantes promovidos por el capitalismo. Se muestra absteniéndose de juicios de valor… siempre que no se intente cuestionar el mercado dominado por los capitalistas o no se busque construir el socialismo. Cuando una ciencia o teoría niega el desenvolvimiento histórico u oculta su relación con los poderes sociales, se convierte en una justificación de los mismos. Tal es el caso de estos liberales y de su versión deslucida en Milei.

Sobre el mercado

Milei sostiene que “la escuela austríaca cree que los fallos de mercado no existen, porque el mercado es un proceso de cooperación social en el cual se intercambian voluntariamente derechos de propiedad. Si hacemos un intercambio y ese intercambio es voluntario y de común acuerdo, ¿quién es otro para opinar si está bien o mal?” … “Creo en el orden espontáneo. Hay gente con limitaciones mentales que intenta transmitirlas al resto de la sociedad. Es un error gravísimo. Se ve el error cuando analizan el tema de la mano invisible. Cada uno, guiado por su propio interés, conduce al bienestar general”.

El exasesor del banco HSBC se diferencia de los liberales formados en la “escuela de Chicago” (Milton Friedman; en Argentina, Ricardo López Murphy) porque estos al reconocer que hay fallos en el mercado, en la información, etc., derivan en algún tipo de corrección que implica una intervención estatal para resolverlos. En cambio, para los austríacos, no hay fallas; el mercado fue creado por una evolución, consecuencia de acciones individuales no intencionadas, es decir, fuerzas espontáneas que al replicarse establecieron una regularidad social; en este sentido Adam Smith habló de una “mano invisible” que provocaba que los individuos fuesen guiados a promover un fin que no era parte de sus intenciones.

Para esta escuela, la economía de mercado es un sistema social de división del trabajo basado en la propiedad privada de los medios de producción: cada persona actúa según su propio interés; sin embargo, todos satisfacen las necesidades de los demás al atender las propias. Los sujetos son fines y medios al mismo tiempo. El mercado impulsa las diversas actividades de las personas por aquellos cauces que mejor permiten satisfacer las necesidades de los demás. La información específica que detentan millones de individuos pasa a disposición del conjunto social por el sistema de precios como un mecanismo que comunica información, que les permite actuar rápidamente y de modo coordinado, generar ajustes en las industrias y adaptarse velozmente a los cambios.

De este modo, las decisiones individuales calzan en el patrón general de cambios de todo el sistema económico. Es un mecanismo desarrollado naturalmente: las personas guiadas por los cambios de precios tienen efectos más allá de su inmediatez. Las personas no saben por qué son llevadas a hacer lo que hacen. En este esquema, Milei defiende el monopolio como producto de preferencias individuales en el marco de la libre competencia: “si no consumís algo, consumirás otra cosa y sustituirás. Y que son falsas las consecuencias negativas atribuidas al monopolio. Suponete que haya diez empresas produciendo celulares y hay una que encuentra la forma de hacer el celular de mejor calidad a mejor precio. ¿Cuál comprarás? Ese. Las otras nueve quebrarán. ¿Es algo malo o hay un mejor precio? Si se tiene una posición dominante, ¿conviene el precio más alto? Si pasa eso, entra otra empresa”.

El cálculo económico juega un papel central en este armado; dicho cálculo como todo proceder humano mira hacia el futuro dado que busca ponderar los efectos provocados por la acción del individuo contrastando costos y beneficios. Los precios del pasado posibilitan cierta comprensión del mercado y sistema de precios para guiar procederes futuros. En definitiva, lo que se busca es poder determinar qué proporción de los bienes y servicios producidos pueden ser consumidos sin perjudicar la futura capacidad de producción.

Las instituciones sociales como el mercado se desarrollaron y se impusieron a través de un proceso de eliminación donde las prácticas regulares menos efectivas quedaron descartadas; ese proceso produjo una reconciliación de intereses divergentes. Así, el egoísmo puede ser dirigido, en diferentes situaciones, para que promueva el interés público. Según Menger, el mercado se desarrolló por la coordinación de las acciones de los sujetos que consiguieron ser más efectivas que otras alternativas con las que se compararon y lograron desplazar. Esto, como se advierte, es el darwinismo económico en su máxima expresión, una selección natural de los “más capacitados” para dominar y explotar.

En el capitalismo no gobierna ningún dictador, no hay jerarca que señale las tareas obligando a cumplirlas. Todas las personas son libres y se integran por voluntad propia, se impone la cooperación. En esta línea, Milei, sostuvo que “el liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas derivados en tiranos”. El liberalismo, como expresión filosófica reflejó una progresividad respecto del mundo medieval, pero estableció una nueva dictadura: la de lxs capitalistas. Las libertades políticas y económicas han mostrado ser letra inerte, una fantasía terrorífica ante las profundas miserias y carencias de las mayorías sociales.

El poder en la sociedad de mercado ha sido ejercido por lxs capitalistas desde sus luchas con lxs feudales hasta imponer los procesos de trabajos (tiempos e intensidades). Esta sociedad ha sido cuestionada en los albores del capitalismo en Utopía de Tomás Moro y en Discursos Sobre la Desigualdad entre los Hombres y el Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau, pero sin duda el capítulo 24 (Tomo 1) de El Capital tuvo mayor agudeza al analizar el proceso de expropiación de tierras, los cercamientos y la acumulación originaria en Europa (la campaña del desierto en nuestro país y el triunfo de la burguesía del litoral desde mediados del siglo XIX hasta la centralización y unificación del Estado Nacional).

Vemos cómo Milei miente sobremanera cuando acusa al comunismo partir “de una acción violenta” porque es en realidad el capitalismo el que se impuso a sangre, fuego y guillotina. Lxs trabajadorxs han sido expropiados de sus medios de producción, del objeto de producción y separados del proceso total de la producción de las mercancías. Esas enajenaciones se derivan de la más sobresaliente: la sujeción y dominio de lxs capitalistas sobre el pueblo trabajador. Las libertades garantizadas por este régimen social para las mayorías sociales son… morirse de hambre a la intemperie.

Sobre el Estado

Milei sostiene que “el Estado minarquista se ocupa de la seguridad y justicia. Nozick hace la derivación del Estado a partir del problema de la seguridad. No habría que meterse con la vida, la libertad y la propiedad” … “Si no hay nadie que oficie de árbitro, terminas a los tiros. Incluso se da una situación en que uno pueda avanzar sobre la libertad de otro. ¿Cómo se resuelven los problemas de externalidades? Asignando derechos de propiedad. Frente a la amenaza de que o vos te quedas o yo me quedo con tu propiedad, el minarquismo propone una solución. La otra manera es solucionarlo con el sistema de seguros”.

Uno de los primeros liberales que planteó la creación de un Estado “mínimo” abocado sólo a la justicia y la seguridad fue John Locke en 1690 en su Segundo Tratado Sobre el Gobierno Civil; de ese modo justificó la existencia estatal para proteger la libertad y la propiedad privada derivada del trabajo humano en el surgimiento del capitalismo. El Estado generado por un contrato entre individuos racionales, libres e iguales para salir del estado de naturaleza devenido en estado de guerra por la existencia de haraganes, pobres y delincuentes.

Para los austríacos, el Estado de Derecho significa que está sometido en todas sus acciones a normas fijas y conocidas de antemano, que permiten a cada persona prever con suficiente certidumbre cómo usará la autoridad en cada circunstancia sus poderes coercitivos, y disponer los propios asuntos individuales sobre la base de este conocimiento. La cuestión esencial es que debe reducirse todo lo posible la discreción concedida a los órganos ejecutivos dotados de un poder coercitivo. Dentro de las reglas del juego conocidas, el individuo es libre para procurarse sus fines y deseos personales; es la diferencia entre suministrar señales indicadoras o determinar la carretera que han de tomar las personas.

El Estado tiene que limitarse a establecer reglas aplicables a tipos generales de situaciones y tiene que conceder libertad a los individuos en todo lo que dependa de las circunstancias de tiempo y lugar, porque sólo los individuos afectados en cada caso pueden conocer plenamente estas circunstancias y adaptar sus acciones a ellas. No es posible la pacífica cooperación social en ausencia de un instrumento que prevenga por la fuerza si es necesario. El mercado, en otras palabras, es libre mientras actúe tal y como las autoridades desean que lo haga. Como puede advertirse, las ideas de Milei no tienen nada de novedoso y lo que es peor son decididamente reaccionarias. El reciente debate público demostró que sus posiciones se disuelven en el aire apenas son confrontadas.

Los “libertarios” son la expresión más concentrada de la casta que pretende sumar a “la derecha, la centroderecha, los conservadores, el peronismo republicano, los menemistas y los halcones de Juntos por el Cambio”. Son el personal político siempre en disponibilidad en dictaduras y en democracia. Ahí puede encontrarse en sus filas a procesistas en su lista y su más reciente elogio al gobierno de Menem-Cavallo. Con todo, su grito de “viva la libertad”, que es la del capital y la propiedad, la de la explotar a les trabajadores, es el que también entona todo el arco político patronal, que se prepara para después de las elecciones para votar el pago de la deuda usuraria y fraudulenta a costa de más miseria y hambre para todo el pueblo trabajador.

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