Opinión
18/8/2023
Sobre “manchas rojas”, la UBA, sociología como cueva de zurdos y Conicet ñoqui
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socióloga UBA
Sobre Milei y su planteo de eliminar las “ciencias blandas”.
Si los discursos y la palabra sin ambigüedades, sin titubeo, de los sectores más reaccionarios a la hora de publicitar su contenido político y sus propuestas, contienen datos, sean estos reales o refutables, están, de igual modo, disparando información. Sin dejar de lado la violencia y el tono de voz con el cual se disparan. Dicha información (o des-información) además de compartir datos, de forma muy simple, recortada, aislada, superficial, rápida, efectiva –porque permite un impacto notable, ejemplo: el resultado electoral- dialoga con citas y teoría, distintos economistas y teóricos que naturalizan procesos sociales, económicos e históricos como Adam Smith. Remiten a teóricos y/o políticos que poseen una escasa riqueza en metodología y análisis serio de las coyunturas, que resultan fácilmente refutables con la historia y con teóricos como Marx, Engels, Lenin, Hobsbawm, etc., etc., y en particular, con la realidad actual. Por este motivo es que del otro lado, quien quiera dar el batacazo y revertir esta situación en la que nos dejó la reciente Paso, deberá facilitar, de la misma manera efectiva, simple y en pocos segundos, los datos y la información teórica seria y necesaria para contrarrestar. Hasta el momento, quienes lo hicieron conforman el Frente de Izquierda.
Realizado este primer balance discursivo, me permito mencionar algunas cuestiones orientadas a los recientes dichos de Milei en el programa televisivo “Basta Baby” contra de la universidad pública, totalmente en favor de cerrar el Conicet y quitar, principalmente, lo que él denomina despectivamente “ciencias blandas”. Dentro de esta (des) calificación, se encuentran la sociología, las ciencias políticas, la antropología, por mencionar algunos ejemplos. Estas imágenes discursivas que dominan el escenario nacional, tienen su origen basado en el poder que posee la globalización económica que considera a las ciencias como algo independiente del contexto y por tanto divisibles entre sí, es decir, en mejores o peores, asertivas o no, rigurosas o no, penetran en la vida individual de los sujetos.
La enorme capacidad que tiene la comunicación a nivel global, la neutralización de los territorios, las relaciones tecnológicas, y el poder de las empresas transnacionales, sectores poderosos y los medios de comunicación, contienen facultades para operar un control que debe producirse a cualquier costo, achicando las distancias entre sectores de la población estudiantil, trabajadores y jóvenes. Por este motivo, se puede verificar cómo el fenómeno Milei también se da y se reproduce en boca de los sectores pertenecientes a la ultraderecha a nivel mundial (VOX en España, por ejemplo). La pregunta es: ¿por qué sería Argentina la excepción? En este sentido, entonces, es clave dar la pelea en este punto e insistir, desde las propias ciencias sociales, en no quedarse con lo que se da por hecho.
Como graduada de Sociología en la UBA quiero reivindicar enfáticamente el derecho a la educación pública y a la gratuidad de ésta que ha sido una forma de movilidad ascendente en la población, generando conocimiento socialmente útil. La UBA es una universidad de gran prestigio mundial y nuestra carrera (Sociología) en todo su programa cuenta con excelencia académica, trabajando precisamente en evidenciar con datos la crisis económica actual y el impacto en las familias de todo el país. Las encuestas nos posicionan dentro de las 50 mejores carreras a nivel global y el Conicet involucra a cientos de trabajadores de las ciencias sociales.
La “mancha roja” no es solo un comentario desafortunado, sino un ataque directo a la memoria: tenemos 141 estudiantes de nuestra carrera desaparecidos por la última dictadura cívico eclesiástica militar en nuestro país. Y, muy por el contrario a Milei y Villarruel, es un orgullo para nosotros, tanto graduados como estudiantes, no contar con negacionistas sino con luchadores, rojos y miradas críticas respecto de la realidad social. Y sí, somos mancha roja, si así lo prefieren llamar, y también esas manchas rojas se encuentran en el Conicet brindando datos para medir y poder transformar la desigualdad social que desde hace más de 40 años se viene profundizando en la Argentina.
Nuestra tarea es “quitar el velo” y dar debate de la misma manera en que lo da Milei y compañía. El peligro que representa ya lo conocemos, este lenguaje no es novedoso y la sociedad no es “tonta”, no votan ignorantes, votan sectores defraudados, apáticos, agotados que no llegan a fin de mes, pero que sí cuentan con redes sociales a mano para atender a este griterío sin desarrollo serio que da Milei. Argentina no está lejos del Brasil que llevó a Bolsonaro al poder y que las mismas clases dominantes apoyaron. Por eso no es la primera vez que resuenan dichos de este tipo.
Frenar el comunismo fue una tarea de los “Estados de bienestar”, que surgieron como respuesta a la “ola roja” promovida por la Revolución Rusa; frente al comunismo la tarea inmediata era demonizar y al mismo tiempo, lograr contención a través de la asistencia social. Actualmente, como no existen Estados que representan en concreto una amenaza comunista, para estos sectores fascistas y reaccionarios, existe la UBA, la sociología, las ciencias blandas, la izquierda y los piqueteros, a quienes debemos eliminar a cualquier precio porque contienen en sí mismos ese “germen”. Las guerras no surgen por accidente, la crisis política y social que viene acrecentándose año a año tampoco, en este contexto de emergencia resulta obvio que nuestra tarea es combatir este discurso en las calles, mano a mano, peleando para defender los pocos derechos que aún no fueron vulnerados y conquistar un electorado que comprenda el escenario conflictivo pero que se le presente una alternativa como solución a sus necesidades básicas.
En resumen, el Estado y los sucesivos gobiernos no supieron cristalizar esta emergencia, por acción u omisión, por eso debemos repensar, organizarnos y llevar la acción a cada rincón. Penetrar con estos discursos en contra de las ciencias sociales es penetrar en contra de la izquierda (una especie de contrainsurgencia) como lo fue la Triple A y la dictadura.
https://prensaobrera.com/politicas/a-donde-va-la-argentina-luego-del-triunfo-de-milei-y-la-devaluacion-de-massa-y-el-fmi
https://prensaobrera.com/sindicales/massa-ataca-a-la-docencia-con-un-discurso-reaccionario-a-lo-milei/