Mariano Ferreyra, emblema de la juventud militante y socialista
El legado de una militancia revolucionaria contra la tercerización laboral y por el gobierno de los trabajadores.
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Mariano Ferreyra, presente.
El 20 de octubre del 2010, Mariano Ferreyra, joven militante de la UJS y del Partido Obrero, perdía la vida a manos de la burocracia criminal de la Unión Ferroviaria -que actuó bajo las órdenes del entonces secretario general del gremio, José Pedraza- mientras se encontraba apoyando el reclamo y la lucha de los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca por su reincorporación y el pase a planta permanente.
Su asesinato tuvo lugar en una emboscada armada por la burocracia de la Unión Ferroviaria, con la participación de barrabravas y la complicidad de las fuerzas de seguridad del Estado que liberaron la zona, en la desconcentración de una acción de lucha de los trabajadores que había sido frustrada por la represión policial y parapolicial de estas fuerzas de choque.
La lucha de Mariano fue clave para destapar el negocio de la burocracia sindical, las patronales y el Estado (bajo el gobierno kirchnerista) con la tercerización laboral y la precarización como telón de fondo. Su muerte tocó una fibra sensible de la sociedad, abriendo paso a una masiva movilización por justicia y a una intensa campaña que duraría varios meses hasta la condena a prisión de los responsables materiales e intelectuales de este crimen contra la clase obrera, estableciendo un antecedente histórico: la condena de la cúpula sindical criminal de la UF, con la cárcel a Pedraza y su mano derecha Juan Carlos el “Gallego” Fernández.
El gobierno kirchnerista, que asumió con la tarea confesa de reconstruir los negocios de la burguesía nacional, puso en pie un programa de “reactivación económica” sobre la base de una fuerte precarización laboral y explotación, particularmente de la juventud trabajadora, violentando convenios y derechos laborales y ampliando la discrecionalidad patronal para hacer y deshacer a su antojo.
Esto en el ferrocarril representó una dinámica con miles de trabajadores encuadrados fraudulentamente en empresas fantasmas, con convenios de la construcción y otros, que eran utilizados como variable de descarte, precarización y ajuste permanente, dando lugar a diversos conflictos por reincorporaciones y pase a planta permanente que atizaban una lucha extendida durante varios meses.
Mariano participó de este proceso como militante revolucionario y socialista del Partido Obrero, como constructor de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) en Avellaneda, la zona sur del conurbano bonaerense, y en la Fuba, como militante en el CBC de Avellaneda; recorriendo las estaciones de tren y dependencias del ferrocarril, participando de asambleas y reuniones con trabajadores, y, por sobre todo, poniendo el cuerpo en cada una de las acciones resueltas por los trabajadores.
Su asesinato no solo expuso la trama de negocios señalada, que más tarde daría lugar a la Masacre de Once y al juzgamiento y encarcelamiento tardío de los funcionarios de aquella Secretaría de Transporte, sino también la esencia del militante revolucionario comprometido con las luchas de la clase obrera.
La figura de Mariano se proyectó rápidamente como un emblema de las luchas de los trabajadores contra la explotación y las arbitrariedades patronales, sintetizando una coherencia incuestionable entre las ideas socialistas y la práctica revolucionaria, con las luchas obreras como canal para desenvolver la organización de un partido obrero.
Su presencia en aquel conflicto ferroviario no fue casual, sino la expresión de la profunda integración de la militancia del Partido Obrero con la clase obrera y sus conflictos: Mariano, junto a otros compañeros y compañeras, colaboró con las tareas e intervención de la Agrupación Causa Ferroviaria, compuesta también por militantes y simpatizantes del Partido Obrero.
El propio Mariano, quien había ingresado a la UJS cuando adolescente, destacándose su intervención en su escuela secundaria (el Simón Bolívar de Sarandí), en la UBA y en las barriadas del Polo Obrero, estaba haciendo sus primeras experiencias en el gremio de la UOM como trabajador metalúrgico, para ganarse la vida e intervenir de lleno en la organización clasista de los trabajadores.
Mariano es una de las expresiones más cabales del militante revolucionario y socialista, formado casi íntegramente (desde su adolescencia) en el Partido Obrero, habiendo atravesado represiones, acampes, aguantes, luchas, victorias, derrotas, buenos y malos momentos. Su figura representa la lucha militante que hoy continúan otros compañeros y compañeras: esa abnegación tan humana por el fin de la opresión capitalista, la trasformación social y el gobierno de los trabajadores.