Hace un siglo, en julio de 1924, bajo el gobierno radical de Alvear y de las órdenes del terrateniente y gobernador radical Centeno, fueron masacradas más de 500 personas provenientes de comunidades originarias Qom y Moqoit, que venían reclamando contra las brutales condiciones de superexplotación en las reducciones algodoneras (el algodón era el ‘oro blanco’ de la época). La prensa burguesa de la época presentó la brutal cacería humana, que contó hasta con un avión con ametralladora, como “un enfrentamiento entre indios en que fallecieron dos personas”, como el diario Clarín con la Masacre de Avellaneda.

Las reducciones eran concentraciones de miles de originarios forzados por la fuerza militar a trabajar en condiciones de esclavitud. No recibían salarios sino vales que tenían que consumir en la pulpería del patrón, la mortalidad era brutal, hombres mujeres y niños dejaban la vida para enriquecer a los terratenientes y capitalistas de la época. Estas reducciones siguieron hasta el año 1956, o sea, sobrevivieron todo el gobierno de Perón. Como Alvear, Perón es responsable de otra masacre, la de “La Bomba” cerca de las Lomitas en Formosa en 1947. Su ministro de Guerra firmó la orden para enviar las fuerzas militares y también un avión para ametrallar a los Pilagas que, concentrados para ver a un curador de la época, rechazaban la pretensión de ser forzados a ir a las reducciones.

Vale la pena recordar estas brutales masacres orquestadas por los dos principales partidos tradicionales para desenmascarar a los políticos capitalistas: van a derramar sangre originaria cada vez que lo reclamen los intereses capitalistas.

Roca 2.0

Tiene un alto valor simbólico la eliminación por parte de Milei del Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada al mismo tiempo que eliminaron el Salón de las Mujeres donde, ‘oh casualidad’, colocaron un cuadro de Julio ‘Asesino’ Roca. Fue Roca el genocida de la campaña del Desierto, quien impulsó las reducciones en todo el norte para explotar el algodón el azúcar y la madera. Milei era empleado de Eurnekian uno de los principales capitalistas del país quien, casualmente, es un gran terrateniente propietario de la empresa algodonera “Don Pannos”, que entre las localidades chaqueñas de Roca y Pampa del Indio hospitalizó 700 originarios hace dos años, al fumigar sobre sus viviendas con avionetas.

El racismo en Milei, contra lo que él denomina el relato originario, tiene un origen capitalista como lo tuvo la masacre de Napalpi y Pilaga. Junto al RIGI apunta a la entrega de los recursos naturales acentuando un privatización de la economía y un saqueo imperialista. Su ministra Bullrich tiene las manos manchadas de sangre. Bajo el gobierno de Macri envió reiteradas veces la gendarmería a la cordillera patagónica para defender los negociados mineros, inmobiliarios y hasta el fracking petrolero en Vaca Muerta. En Jujuy, el radical Morales modificó la constitución para eliminar el poder de veto de las comunidades originarias sobre los negocios capitalistas que afecten su territorio. A pesar de su demagogia, el peronista Capitanich modificó el código de ordenamiento territorial para avalar el desmonte de un millón de hectáreas protegidas hasta ese momento. El mismo camino de desmonte ‘legal’ acompaña el radical Zdero.   

Genocidio a fuego lento

El gobierno de Milei ha cortado la mayor parte de los programas de asistencia a los originarios. No está garantizando por ejemplo el agua potable ni la asistencia alimentaria a las comunidades del impenetrable, como lo estableció un fallo de la Corte Suprema del año 2007. El cierre de merenderos y comedores asistidos, junto con el desacople de los planes al salario mínimo por el gobierno nacional, afecta fuertemente a los originarios que, en su amplia mayoría, sobreviven en condiciones de pobreza extrema.

Los gobiernos provinciales acompañan el ajuste nacional, en la Chaco por ejemplo el plan Ñachec consiste en la asistencia cada dos meses a merenderos con 40 chicos inscriptos. En el país que un millón de chicos comen una vez por día, los radicales se acoplan y entregan cada dos meses. Un sinceramiento. Antes Tolosa Paz o Capitanich se salteaban 5 meses por año y forzaban planes de lucha para reclamarlos. Detrás del plan Ñachec hay un drástico recorte de las partidas sociales. Con esta política han logrado en el gran Resistencia el récord de 80% de pobreza y 37% de indigencia. Entre los originarios del interior la cosa es mucho peor, con casi un 100% de pobreza y una amplia mayoría indigente, es decir que no cubren sus necesidades alimentarias básicas. Así aumentan las enfermedades de la pobreza, como la tuberculosis, la desnutrición y el Chagas.

Un congreso para luchar

Milei dijo “antes de morirse de hambre algo van a hacer”, él quiere que aceptemos trabajo de 12 horas por dos mangos. Pero lo que tenemos que hacer es enfrentar a Milei y los gobernadores hambreadores con la lucha. Saludamos la iniciativa de la CCC que protagonizó la marcha contra el hambre esta semana en el impenetrable movilizando más de 1500 compañeros junto a la Federación Nacional Campesina. Como coreaban en la marcha “ningún león va a poder con un pueblo en pie”.

De eso se trata. Vamos por un plan de lucha. Pongamos en pie de lucha a todos los pueblos originarios contra el hambre, la represión y el saqueo capitalista de nuestros territorios. Recuperemos nuestras organizaciones como el Idach para la lucha. Defendamos un frente de unidad y de lucha, que sea independiente de las fuerzas políticas patronales que están comprometidas con los intereses de terratenientes y capitalistas.

Basta de hambre, por pan, trabajo, salud y vivienda. Por la defensa de nuestro territorio y nuestra cultura. Por un presente y un futuro. Originarios de pie y en lucha.

Frente al Congreso, la docencia rechazó la declaración de educación como servicio esencial

“¡La educación es un derecho!”. Concentración contra el intento de aprobar en Diputados el ataque al derecho a huelga. –

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