De forma muy nítida vemos cómo la inflación galopante es, antes que nada, un instrumento para transferir recursos desde el bolsillo de los trabajadores hacia el de los capitalistas. Mientras las mayorías populares de este país hacen denodados esfuerzos para llegar a fin de mes, un puñado de empresarios amasa fortunas remarcando sus precios.

Así lo exhibe el informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), que analiza la valorización del patrimonio comercial de los principales referentes de la burguesía nacional en los últimos dos años. Muchos de ellos han obtenido beneficios extraordinarios a partir de la suba de precios, valiéndose del control monopólico que ejercen sobre determinados eslabones de la cadena de valor.

Por un lado, la inflación de los insumos industriales ha sido particularmente alta. Los utilizados para la industria metalmecánica tuvieron un aumento del 62% promedio en 2021 y del 27,1% en el primer trimestre 2022, según un relevamiento realizado por la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme). En primer lugar, la producción de acero en el país recae fundamentalmente en el grupo Techint -propiedad de Paolo Rocca-, y, a su vez, la de aluminio está en manos de la empresa Aluar, perteneciente al holding de Madanes Quintanilla. Dentro de este último también se encuentra la fábrica de neumáticos Fate, donde, a pesar de que el precio del neumático escaló un 103% el año pasado -según la La Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas- la patronal le niega a sus trabajadores el aumento del salario real que vienen reclamando a través de distintas medidas de lucha.

 Entre tanto, el patrimonio de ambos conglomerados está en franco ascenso. El de Paolo Rocca y familia aumentó en tan solo dos años nada menos que USD 4.423.695.895, pasando de USD 12.209.008.776 en febrero del 2020 a USD 16.632.704.671 en febrero de este año, un crecimiento del 36%. A su turno, Javier Madanes Quintanilla y familia presentaban un patrimonio de USD 590.000.000 en febrero 2020, y, en febrero 2021, este se hallaba en USD 650.907.963 (+10%).

Veamos ahora el caso de Federico Braun y familia, que, entre otros negocios, cuentan con 162 sucursales en todo el país del Supermercado La Anónima. Su patrimonio comercial previo a la pandemia, según la información disponible, era de USD 410.850.732, ascendiendo a USD 430.172.519 en febrero 2022 (+4,7%). Recordemos que el empresario en cuestión fue quien se jactó cínicamente en el encuentro de AEA de “remarcar los precios todos los días”. Por cierto, se trata de un sector fuertemente concentrado: según los datos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, el 80% de las ventas de supermercado es acaparado por seis grandes cadenas.

Por otro lado, mientras el rubro alimentos lidera el avance inflacionario, los pulpos alimenticios acrecientan sus ganancias. A modo de ejemplo, Luis Pagani y familia, que tiene un lugar predominante en la industria alimentaria al ser el dueño de Arcor y poseer acciones de Bagley y Mastellone, contaba con un patrimonio comercial de USD 4.995.980.375 en febrero 2020, el cual trepó a USD 5.719.006.702 hacia febrero 2022 (+14%). Sus productos representaron el 12% de las ventas totales de supermercados durante el 2021.

Son las mismas patronales que bregan por una reducción del costo laboral y fijan – con el aval del gobierno y la burocracia sindical- paritarias a la baja con el pretexto de que el un aumento generalizado de salarios sería “inflacionario”. Sin embargo, estos empresarios embolsan ganancias millonarias encareciendo sus productos, mientras la mitad de la población yace por debajo de la línea de pobreza. Necesitamos un paro nacional y un plan de lucha ya para recomponer los ingresos del pueblo trabajador.

 

https://prensaobrera.com/politicas/sigue-creciendo-la-inflacion-y-con-ella-la-pulverizacion-del-poder-adquisitivo

https://prensaobrera.com/movimiento-piquetero/piqueteros-discuten-plan-de-lucha-con-un-plenario-nacional